“Lo que pasa en L´Orbayu, se queda en L´Orbayu“, cláusula de confidencialidad en el ejemplar de contrato que se le pasó a la propietaria esta semana. Alberto Chicote llegaba esta semana a Las Vegas, Corvera de Asturias, Avilés. En concreto a una sidrería regentada y oficiada por un grupo inestable de “Mujercitas“. Trabajazo el que tenía el Chef lidiando con cuatro mujeres al borde de un ataque de congelados.
Según he podido saber, “l‘Orbayu” significa esas gotas de agua minúsculas típicas de Asturias … vamos, para el Chef, como una nueva modalidad de tortura china viendo las promos. Sandra, la propietaria (“hago de todo” …. con el megáfono, y a ritmo de Yann Tiersen, “the drowned girl”, título al pelo), había decidido traspasar el negocio familiar (“La Regenta“) porque se había cansado de estar “toda la vida currando para gente“. Espe(ranza), su madre, pululaba por el local haciendo lo que su hija no se atrevía con Denis (“aquí no manda nadie“, decía) y Silvia (“Sandra es bipolar, está loca“), sus supuestas amigas. “Me arrepiento” fue la carta de presentación de Sandra. A simple vista, no me extraña. “Esto es un club de amigas, más que un bar” era el prólogo del primer momento megáfono de la noche. ¿Os acordáis de “El gusto es nuestro” y de “la Yoli“?
Como no podía ser de otro modo, el Chef, llegaba a este pueblecito de Asturias al ritmo del clásico “Viva Las Vegas“, de Elvis. “Un sitio donde comer bien, es religión“. Amén. El bar (no restaurante) se encuentra en un sitio de auténtico privilegio dentro de la localidad: hospital, colegio, juzgados, policía … y hasta un cura cerca. Más público potencial, imposible. A su entrada, a la cocinera, Silvia, ya se le empezaban a alterar las hormonas: “pues está bueno, eh? para un apaño de ésos” … No quedaría ahí los tejazos de la amiga “Barbapapá“: “Aquí no entra ni el cura …. ni Dios!”, decía Sandra al llegar Alberto. Mientras tanto, Silvia echaba un pito en la cocina presa de su apretón carnal. Aparecía también, Rosa, la “oculta”. Camarera de sala y que se tragaba todos los marrones frente a los clientes.
El Chef realizaba la pregunta del millón: “¿Por qué no funciona?“. Según Sandra porque “pasan de mi”. Falta de razón no tenía. Pero eso sí, a las amiguitas les daba yo el explicote que su madre, como buena madre, le pedía a su hija. De aspecto era “un bar cualquiera de cualquier lugar de España” (incluidas las tragaperras). Alberto echaba un ojo a la carta y a la pizarra de tapeo (“Manitas del Ministro Rajoy” … en eso, un punto a su favor: tal vez nunca tuvo que llegar a Presidente). Silvia y Denis, a lo suyo, “Bailamos?“. Estas dos mujercitas me pusieron “pingo” anoche. Ver a una amiga estar pasándolas putas, y estar con esa coña, enciende mi ánimo a ritmo de “ya”!
La primera, en la frente: “Croquetas Chicote“. El gesto ya se le torcía a Alberto. Eso de poner su nombre a algo que no tiene nada que ver con lo que hace y enseña, le hinchó un poquito la vena, como es lógico, más, viendo las croquetas en sí. Congeladas y del “Mercadona”, confesaba la cocinera (al igual que los mejillones, los callos…). Una pajita en el ojo se encontraba en la carta: la crema de Módena en la ensalada. Cruzada personal del Chef, jajajaja. Interrumpido por otro “megafonazo”, ahora sí, el programa nos recordaba cómo de tiesas se las tuvo Alberto con “La Yoli”. Ese aparato infernal iba a tener el mismo destino que aquél. “¿Por qué las has llamado Chicote?” … “Porque tengo el libro de recetas” … jajajajaja. Con dos cojones. Desde luego, “morro”, no le faltaba a Sandra. Llegaba el turno de los MEJILLONES (palabra que como bien me advertía @ebarrera_, fue el hagstag de la noche) AL VAPOR … o “al congelador“. Una pinta realmente deleznable. No sé cómo se atrevió a meterse eso en la boca. Yo, no me hubiese atrevido, es la verdad. Como era de esperar, y tras hablar claro, “esto es una puta mierda“, instaba a Sandra a que los probara y ella insistía en que “estaban buenos”. Jooooooder. “A 10km del mar” poniendo eso …
Y hacía su aparición Espe(ranza). El sargento de artillería Hartman. Disciplina y firmeza. Y nada más llegar, le explicaba sus impresiones al Chef: “no sabe, no vale para nada“. Eso sí, ponía directamente en el centro de la diana a las camareras y mostró su despecho por haber sido echada del negocio. “La madre de la Pantoja” como ella misma se bautizó, ponía de vuelta y media a las amiguitas de la risa floja mientras que ellas, en la sombra, se quejaban de que no las dejaban trabajar como sabían. ¡Telita! El famoso cachopo asturiano tampoco dio la talla. “Las Manitas de Rajoy“, hechas por Espe, eran el último rayo de luz que esperaba el de Carabanchel. ¿Por qué? Razón sencilla: las cocinaba la madre. Y una madre, siempre cocina bien (o casi siempre). Efectivamente, el veredicto fue “están muy buenas, y es lo que me espero en cualquier bar de pueblo de Asturias“. Allí que llegaba Silvia y se atrevía a preguntar qué le había parecido la comida: ¡Zás! Todo lo que ella le había servido le quedaba claro que era BASURA. El megáfono volvía a sonar.
Acompañándolo al momento inspección cocina, veíamos las paredes llenas de jeroglíficos porque se habían cansado de apuntar las cosas y de que se perdieran los papeles y nunca se comprara nada. Alberto asistía como bien dijo segundos después, a una obra teatral: “Mujercitas en cuatro metros cuadrados”. ¡¡Achtung!! El Chef veía otro de sus objetivos personales: el perejil seco. Jajajajajaja “mi pesadilla! Tira esto a tomar por culo!” jajajajaja mientras que Sandra decía que le servía para el alioli … ¡¡Coño!! Que el alioli no lleva perejil!! (ésta, es mi cruzada). Mientras que Sandra ponía excusas paupérrimas a todos los #disparates que Alberto encontraba en la estancia (la pescadería ni la pisaban ni llamaban al “pescatero”, congelados de procedencia y existencia diversa, y una carne en abobo podrida y asquerosa), éste le dejaba claro que no estaba para milongas y que más tarde se veían para el servicio. Las mujercitas recapacitaban mientras tanto. “La carne está verde por el ajo” …. no comments.
A la vuelta para el SERVICIO, comprobábamos como la cocina la habían limpiado y adecentado, y habían borrado la escritura aramea de las paredes. También descubríamos como Sandra es de las que les “da pena” tirar cosas: había recuperado de la basura el bote de perejil seco y lo había escondido. Pero al Chef, no se le escapa una. Lo cogía y vaciaba, esta vez, en el cubo. A Silvia ya no le gustaba la cocina (porque estaba limpia, vamos) y a Denis, el uniforme (“es súper feo“) se la pelaba mientras se descojonaba (una vez más). Todo hacía que la temperatura craneal de Espe subiera como lava. ¡Ojo! Alberto se encontraba con un problema que antes no tuvo: efectivamente, no venía ni deu, y no podía ver cómo se las arreglaban sirviendo. Ahí que se tiró a la calle (Daniel Holter & William Kyle White, “Looking Sharp Steve“) para traer a gente a comer y hacer su labor. ¡Pero otra sorpresa! Tras molestarse, en la despensa, no había casi de nada. Los clientes empezaban a sufrir el desastre que allí reinaba: comida sin cubiertos en la mesa, retrasos excesivos, y un cachopo no crudo, casi vivo, que hacía saltar a Chicote. Tomarse a risa o con ignorancia las quejas de un cliente es para ponerse así, desde luego. Eso sí, las “amigas”, seguían descojonándose mientras que tenían la mesa de la cocina de mierda hasta arriba: “la mesa de los horrores”, la bautizó el Chef. Espe, harta de que esas dos niñatas le tomaran el pelo a su hija, y que tuvieran más leyes que las pelotas de Moisés, las manda a tomar por culo.
El Chef tenía que pasar por el trago de decirle a la gente que él mismo había traído que se podían marchar por donde mismo habían entrado: “esto yo pensaba que solo pasaba en la tele“, decía uno de ellos. “Mucho jiji, mucho jajá, y luego, tracatrá” fue el resumen que Alberto les hizo a las cuatro (a veces cinco) mujercitas. Espe, empezaba su combustión particular, y volvía a cargar contra todas, en especial contra Denis (que, a chulita infame, no le ganaba nadie). Sacaba a Sandra para charlar con ella, y nos contaban las cifras del pufo actual: aprox 25.000 € que había ido pidiendo también a casi toda la familia. Para mi, éste fue realmente el momento PATATA del programa: una MADRE debe ser capaz de todo por sus hijos. Y si éstos, no te imprimen a sangre y fuego las ganas de luchar, retírate. No parecía ser el caso de Sandra. Me alegro.
Al día siguiente, Alberto llegaba de la pescadería cargadito de MEJILLONES. Eso sí, comprobando como los congelados seguían en el mismo lugar. Y mismo destino que el perejil seco: al contenedor y vaciando bolsa por si aca. Aquí empezaba la verdadera complicidad y la RISA: “Que me vas a comer el mejillón, dices?” Le decía Sandra a Chicote y éste, ya no podía contener la risa. Conversación cargada de erotismo cachondo que no acababa ahí. En la cocina, y a la hora de empezar a prepararlos a la “marinera”, Sandra decía que llevaban pelo y que “mi mejjillón, está sin pelo” … jajajajajajaja Alberto no podía más y yo, tampoco! Bien atento me empapé de esa recetica que nos enseñó y que recordaba a doña Teresa, la abuela. “Mejillones Tere” que “huelen a felicidad” era la oferta del día para el nuevo servicio. Mientras que los daban a probar a su marido, suegra y abuela de éste, un curioso lugareño asomaba por una esquina de la ventana en el plano inferior. jajajajajaja.
¿Y qué elemento motivador introdujo el programa esta vez? Un cronómetro para cada mesa a servir que las ilustrara y abriera los ojos. Pero no todo iba a empezar con buen pie. Hacían su aparición varios propietarios de bares cercanos y un cruce de miradas asesinas era el preludio de lo que más tarde pasaría. En la cocina, Espe se perdía con las comandas, Silvia nos mostraba qué jodido es para algunos aprender que para freir, el aceite debe estar caliente, y en sala, los forajidos recién llegados empezaban a tocar pelotas gratuitamente: “no es culpa tuya, pero el pan está crudo” jajajajajaja. La cara de Sandra, un poema. Entonces, estallaba la crisis. La madre de la Pantoja se enzarza con Denis “no me callo ni debajo de un cachopo“, y definitivamente la manda a la “puta calle” al grito de “no te ríes más de mi hija“. CON RAZÓN. Eso sí, como suele pasar, la amiga se sentía ofendida y herida en su orgullo y decía estar triste porque Sandra iba a tener que cerrar el garito “por culpa de su madre“. Con dos cojones. No hay peor ciego … La competencia, en el salón, seguía disfrutando con la hecatombe de las mujercitas. Sandra, decía pasar de ellos, no darles más de comer y desear que se piraran cuanto antes. Alberto flipaba porque, fueran quienes fueran, eran CLIENTES y a ellos hay que recibirlos con una “sonrisa gigante y si no, te buscas otro oficio“. “Vergüenza” fue la sentencia. 45,31,53 y 29 minutos fueron las marcas registradas por los “CASIO”.
El segundo momento PATATA, llegaba al día siguiente entre madre, hija y Chef, en la antigua “Regenta”. La madre le rogaba que “parara de darse hostias” y la dejara ayudar. Y Alberto le formulaba la pregunta clave para seguir o no: “Te ves capaz?“. Con hilo musical de Alexander Desplat, “River“, cogían fuerzas. Insisto, una MADRE, debe ser capaz de TODO. Mientras ellos ponían los puntos en las costuras emocionales, el equipo del programa realizaba otra REFORMAZA a varios ritmos (“All the people”, Roses and Skulss “The Setup”). Colores verdes rememorando los bosques asturianos y madera, más madera, lavaban la cara del lugar. Efusiva y emocionada, Silvia, se declaraba abiertamente a Alberto: “si te separas, cásate conmigo“. jajajajajajaja, su cara, jajajajajaja … (Chus Pedro, “Verdiciu”). La presentación de la carta, como es ya costumbre y a pesar de llevar el estómago repleto de distintas partes del puerco tras el Bando de la Huerta Murcia 2014, me hizo salivar efusivamente (“Crazy”). “A comer almeja!!!”, decía Sandra (Arcade Fire, “Reflektor”) y Alberto le recordaba que “cocinar mal en esta tierra es pá matarte“.
A la RE-APERTURA iban a asistir todas las “personalidades” del lugar. Eso sí, “solo con tenerlo bonito y una nueva carta, no va a ser suficiente … ESFUERZO!“, recordaba el Chef mientras tiraba el matasuegras y el megáfono a reciclar. El cura del pueblo, a ritmo de “El Exorcista”, y la pareja cómica con uniforme con “Loca Academia de Policía”, seguían teniéndome con la sonrisa bien estirada. ¡Vaya personajes! En la cocina, de nuevo se apoderaba el caos. “Puedes correr de una puta vez” fustigaba Alberto a Silvia. ¡Qué parsimonia! Un cliente barbitas sollozaba por estar una hora esperando. El arroz se apelmazaba duro y SIN PROBAR. Silvia se desmorona y Alberto tiene que abrazarla. Ella, encantada. Había tenido su momento retozón con él. El padre Karras se santiguaba antes de probar el cachopo (¿por fe y profesión o por “haber lo que me meto en la boca”?). Denis había sido relegada a la barra. Es decir, calla, sirve y no molestes. Pero aún así, quería aparecer más minutos en pantalla y se metía en la cocina. Espe, la largaba rápidamente. Sandra parecía hacer caso a Alberto y a su progenitora y empezaba a organizarlas a todas. Y la pareja cómica de uniforme, de boca del cabo, nos largaba una parrafada de protocolo para la buena publicidad del “L´Orbayu”. jajajajajajaja geniales. Todo salía bien, y el programa regalaba un momento gaita inolvidable a las “mujercitas”.
El momento DESPEDIDA llegaba y, como otras veces he dicho, me gustó mucho el AGRADECIMIENTO de Sandra. Otra veces ni una simple sonrisa o abrazo o gesto. “Eres un encanto” le decía al Chef mientras le cascaba un buen beso en la mejilla. “Todos en su vida deberían tener un momento Chicote”, finalizaba la asturiana al ritmo de Lemmonheads. ¿Mi visión? Tengo claro que si madre e hija se alinean saldrá adelante y como un misil. Si las “amigas” siguen por ese camino, sin respeto ni madurez, todo puede tambalearse nuevamente y acabar cayendo. Como siempre, lo mejor para ellas.
El programa esta semana me hizo reir y mucho, pero mucho. Pero he de escoger algunos highlights y para mi, éstos fueron:
– Sin duda, el primero fue oir que Alberto “está bueno, para un apaño de ésos ...” jajajajaja se veía venir lo que más tarde pasaría … “si te separas, cásate conmigo“. Una nueva conquista para el Maestro tras el “Anou” :p
– “Qué dáis de comer aquí?” … “Comida” … jajajajajaja la cara del Chef ….
– Ver a Chicote alterarse con sus “cruzadas personales” sobre el vinagre de Módena y el perejil seco, yo, me descojono ….
– el Zás! que le dió a Silvia la cocinera cuando le preguntó qué le había parecido la comida … no pareció importarle mucho a la señorita, la verdad …
– “no tengo tiempo de ir a la pescadería” jajajajaja “pero si VIENEEEN!!!” … “con cada película que me cuentas, más me cabreo” … subiendo termómetro …
– momento perejil seco y mejillón congelado a la basura, también debe estar aquí! jajajajaja dando paso al momentazo estelar de la noche: EL MEJILLÓN con o sin pelo? comerlo o no comerlo? jajajajaja Ver a Alberto desconojado no tiene precio. Efectivamente, cuánta razón tenía Enrique Barrera al decirme que la palabra sería TT jajajajaja Me estuve acordando sin parar.
– el regalo de la receta “a la marinera”, siempre se agradece!!
– miradas del oeste con la competencia … y el “por culico” que dieron … ¿eh?
– “darse cuenta (de los errores) tarde, no vale” … gran verdad, Maestro.
– y el culmen, “Proctor” y el Teniente “Harris” … grandiosos!!!
Disculpad el retraso de esta semana pero, el Festivo por excelencia aquí, en “La Comarca”, era inexcusable. Igualmente, si algún error os salta a la retina, sabed perdonarlo … cosas del directo … Y, sobre todo, GRACIAS DISPARATAOS por seguir aumentando vuestro número a cada semana!
@disparatedeJavi
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No olvidéis “El Escondío”.
llego tarde, pero mejor llegar tarde que nunca. Detalle de Chicote con su chaquetilla azul y amarilla, honrando la bandera asturiana. Buen programa, me tuvo en tensión porque ver a gente de mi tierra haciendo el ridi lo llevo mal, ahora que un ídolo la mamá Espe, una señora de mi tierra auténtica, pura mala ostia. Eso sí, le dejan a ella y el bar lo levanta. El momento mejillón, pues es que te tienes que reír.
Total Adolfo!!! Si dejan a “la Espe”, eso sube como la espuma!!
De todos modos, he leído que les va bien!! Con lo cual, me alegro!!!