Algo más de 24 horas para que ruede el balón y, con él, la ilusión de muchos aficionados. Unos a rayas, otros de un blanco inmaculado, todos anhelarán lo mismo cuando el árbitro exhale su último suspiro sobre el silbato. Ganar la “Orejona”.
A priori, son los atléticos los que parecen favoritos, no por la calidad de su juego o plantilla respecto al de enfrente, sino por el bloque mental a prueba de cañonazos craneales que ha conseguido implantar el “Cholo”. Saben a qué quieren jugar, saben cómo hacerlo y lo más importante, lo hacen. Directrices férreas e inamovibles que le han catapultado a ganar un título de Liga que hacía muchos años no saboreaban. Si hay una palabra que puede definir a la escuadra del Manzanares es ésa misma: EQUIPO. Éstos sí que se han ganado a pulso el apodo de “espartanos” del balompié. Será su principal ventaja y virtud: el seguir haciendo lo que hasta ahora tan bien les ha funcionado.
Imagino que el argentino amante de la gomina apostará por este once, teniendo en cuenta la duda (o más bien despiste) de Diego Costa: Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Luis Filipe, Gabi, Thiago, Koke, Arda, Raúl García, Villa. Aunque yo y mis #disparates apostamos por un Raúl García – Diego Costa. Personalmente, no me iría a inyectarme placenta de jamelga si finalmente no fuera a saltar al campo. Sus armas, ya las sabemos: fuerza física exprimida, agobio al rival, salida rápida … Eso sí, habrá que esperar al arbitraje del amigo Kuipers para ver hasta qué punto deja que los colchoneros acaricien continuamente a sus vecinos.
De otro lado, “La Cabra” Ancelotti, don “Erre que equilibro”, tampoco estará muy por la labor de modificar el esquema que le alzó a los altares (no del mío) de los aficionados blancos tras Valencia y Munich. Descartado ese, insisto, “equilibrio” que se volvía desastre cuando se enfrentaba a los grandes, volverá a plantar líneas frente a un rival que le ha mojado la oreja continuamente. Como espejo al que mirarse tendrá la vuelta de la semifinal de la Copa del Rey. No tiene otro. Todos los demás reflejos ante los colchoneros acabaron hechos añicos.
Por ello, lo que este madridista espera, es un partido largo, trabado, a ratos incluso puede resultar aburrido. De choque, muuuuuucho choque. Los pupilos de Simeone buscarán ser la viva y fiel imagen de lo que un día sólo él era capaz de provocar a los rivales (Beckam todavía sueña con aquella expulsión). Intentarán llevar al límite a cráneos inestables como los Ronaldo, Di María y Ramos. Jugarán hasta la frontera que les imponga el trencilla. Esto es Europa, debemos recordarlo. No es que valga todo, pero las caricias deben dejar marca para que se tengan en cuenta. El juego “B”, otra de las virtudes de cualquier argentino que se precie de serlo.
Ancelotti alineará SU once de gala con la única excepción de Pepe que parece no llegar: Casillas, Carvajal, Varane, Ramos, Coentrao (sí, creo que jugará el portugués), Khedira (tampoco creo en Illarra y me rindo con el tema Casemiro), Modric, Di María, CR, Benzema y Bale. Como buen trasalpino la superstición la llevará bien gravada a fuego y querrá variar lo mínimo. Con Isco nuevamente en el banco, el juego de ambos equipos se parecerá mucho en distintas fases. Como casi siempre, a esperar el acierto individual y de pimball al contraataque de las balas blancas.
Por todo ello, confiemos que, al menos, gane el mejor. Que el fútbol sea justo y, para mi, claro está, lo será si la ansiada, hipocondríaca, nerviosa, soñada, obsesionada y deseada irracionalmente “Décima” se cae bajo el autobús de los blancos.
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