O como volver a la infancia en las dos primeras pruebas de hoy. Nos acercamos estrepitosamente a la gran final de esta Edición. Cinco eran los #ConcurChefs que se batían anoche para seguir avanzando hacia el ansiado premio (ya me daba tufo a tragedia) y, para ello, iban a tener que enchufar el condensador de fluzo craneal y viajar hasta su niñez, rememorando el plato que sus mamis o abuelas les metían por las orejas día sí, día también. Aquellos maravillosos años … Y, para ponerse en situación, Alberto ya les anunciaba que lo que sufrirían sería un “verdadero torbellino de emociones“. Carlos nos decía estar “acojonao” pero con la intención de ir “a muerte” mientras que Marc tenía claro que esto era una “carrera de fondo y había que hacer el sprint final“. Todos con los machos bien apretados. “MEMORIA“, era lo que señalaba el de Carabanchel como requisito de un gran cocinero. Memoria hacia tus orígenes. Y así, el programa nos iba a brindar el gran MOMENTAZO PATATA (ése que en @pesadillacocina siempre vemos). Todos y cada uno de ellos iban a visualizar imágenes de sus madres dándoles ánimos y eligiendo, a la postre, por ellos, el plato con el que se jugarían el brazalete.
La primera en aparecer era la madre de David, Rafaela, que le hacía saltar el lagrimal recordando las maravillosas lentejas de su abuela Catalina. Víctor daba un respingo al ver a la suya (Sagrario) y recordar su “zopa, zopa” de cocido infantil. “Esfuerzo y estilo” decía haber heredado de sus padres. Llegaba el turno para Peña y el hombretón del interior se derrumbaba al ver a su mami y el guisazo que le tenía entretenido de peque. Aquí, Alberto en mayor medida, aunque Susi ya fuera calentando, volvía a mostrarnos lo cariñoso que es dejando rienda suelta a la emoción y dejando que sus ojos se colorearan a paso militar. Jajajajaja … ¡El que anoche no se emocionara es una puta lata de berberechos! Esto, es así. Marc veía como su madre cañera Lourdes le preparaba el “pan con tomate” y hasta Yayo ya empezaba a caer en la terapia de grupo que se formó ayer en plató y casa. Era el momento de Carlos y Chicote decía lo que todos pensábamos: “no te imagino sin barba“, jajajaja. Amparo y el pisto de la queridísima abuela del #concurChef era su próximo reto. Nos contaba el amor profundo que le profesaba y cómo se entregó a su cuidado en los últimos años renunciando a todo. Pero algo se mascaba: los problemas madre-hijo: “se ha pasado la vida diciéndome que no era bueno cocinando” … Ya se rumiaba … El de Carabanchel daba el pistoletazo de salida a la prueba recordando a su progenitora, Angelines, y su grandioso conejo con tomate para lo que, tanto a la ilicitana (“el arroz clarico de Paloma“) como al gallego (“pollo en pepitoria”), les devolvía la pelota destapándoles sus platos de infancia. Ya estábamos todos con las cuencas húmedas preparados para la PRUEBA DE FUEGO.
Manos a los fogones y 60 minutos por delante para replicar su plato de la infancia “a su estilo”. “Me va a gustar mucho ver el pisto de Carlos“, adelantaba ya Alberto. El cocinero decía no querer mancillar el recuerdo de su abuela e iba a cocinar el clásico plato como réplica y no como interpretación: “si quiero homenajearla, qué mejor modo“. Mientras que corrían de aquí a allá, David le decía a Víctor que tenía ante sí “todo un reto“. Desde luego, preparar cocido en tan poco tiempo … tenía lo suyo. Susi los contemplaba a todos deseando ver aparecer “ese ingrediente secreto” que todas las madres o abuelas tienen en sus platos. Esa chispa. Pero a Lingüini parecía sobrarle con “mucho amor“. Peña empezaba a tenérselas con su arroz y lechazo. Papeleta la del vallisoletano también. Y Bacterio Extremo cogía una sartén por primera vez en todo el programa lo cual, picaba la curiosidad a Chicote (y la del resto).
Todos hacían hincapié en que los olores que se entremezclaban en el plató anoche les hacía sentir como en casa. El OLOR … qué jodidamente importante es y qué poco lo aprecia más de uno. Parecían tener claro lo que hacían aunque Marc estaba tirando de laboratorio más que nunca. ¡Menuda la que montó con el aceite en tres texturas! “Jugando al QuimiCefa estoy …”, nos decía. Víctor esnifaba literalmente su cocido casero y Yayo nos aclaraba la extrema dificultad de la prueba: “si consiguen plasmar en una hora lo que sus abuelas hacen en 5 …“. Completamente de acuerdo. Mucha gente no valora la dificultad real de los retos a los que se enfrentan cada semana. No es lo mismo cocinar en tu casa con una copita de vino y música que con el culo bien apretado. “5 minutos! Y aquí huele a cocina que da gusto!“, gritaba Alberto.
Llegaba el momento de la CATA y el primero era el pisto de Carlos que, si hacía falta nueva aclaración, les resultaba muy dulce al Jurado. Pero él, ya lo había advertido: “mi abuela, así lo hacía“. Me parece bien ese homenaje, pero olvidó que sus recuerdos no le iban a otorgar la inmunidad: “le hubiese gustado a tu abuela“, terminaba Chicote. David veía como la morcillaza que le había calzado a las lentejas se comía el resto del plato. A Peña le falló el arroz y su cocción, algo que se veía venir: “se ha perdido algo de la esencia por el camino“, recibía. La reinterpretación del pan con tomate de Marc resultó ser “muy divertida“, lo que le hizo empezar a crecerse y verse ya la semana que viene en plató. Finalmente, Víctor y su cucharada de cocido “no del todo como él había pensado”. Todos ansiosos por saber quién se enfundaba la cinta azul pero el programa guardaba una sorpresa que, a mi, me pareció cojonuda: “no diremos el ganador hasta el final de la prueba grupal“. Un buen modo para tenerlos a todos alerta y no relajarse “con estrategias y se olvidaran de cocinar“, decía Bacterio. Totalmente de acuerdo.
Allá que cogíamos la furgo y nos trasladábamos a la Aldea Santillana (Madrid). El programa recibía así, para la prueba GRUPAL, y a pesar de creer que iban a cocinar para los caballos, a las progenitoras de los supervivientes que harían de pinches para intentar llevar en volandas a sus hijitos a no escuchar la temida #fraSentencia de Chicote. Tres serían los que se la jugarían en la última oportunidad. En mayor o menor medida todos se alegraban de verlas, tocarlas, abrazarlas … menos Carlos. Veíamos como todo lo que antes nos había contado sobre la relación extremadamente difícil con su madre, era cierto. “Sí, estoy contento de verla … pero estoy más pendiente de la prueba“. Ya sospechaba la penitencia que le esperaba: “no soy la mejor cocinera del mundo” … La prueba iba a consistir en preparar unos CANELONES SIN PASTA, y para ello, 60 minutos les harían correr como pollos sin cabeza. La cara de Amparo pensando en canelones … ilustrativa. Los primeros 15 minutos serían ellas quienes entraran en la cocina, eligieran ingredientes y empezaran a preparar lo que sus vástagos finalizarían al entrar. Todos en la antesala nerviosos preguntándose qué encontrarían al llegar. Pero Carlos era el que más claro lo tenía de todos: “con que entienda qué llevan los canelones, me conformo“. Jajajajaja, pobrete! “Merluza al hinojo“, un concepto que todos tardaremos en olvidar. Amparo se EMPERRÓ (no hay otro verbo) en preparar dicho plato, o mejor dicho, merluza enterrada en hinojo, como más adelante sufrimos. Eloisa, la madre de Peña, se había currado una merluza con unos carabineros del tamaño de mis brazos! Qué pintaza, por favor! Aunque eché de menos que esas cabezotas no se usaran (al menos que lo viéramos) para nada. Amparo seguía descuartizando una merluza y Alberto le advertía que, por favor, tuviera todos los dedos cuando finalizara la grabación. Esta mujer no hacía falta que demostrara que, como dijo su hijo, “no había cogido una plancha en su vida“. “No puede ser merluza, porque tienen que ser canelones“, volvió a insistirle Chicote. Pero ella, dale que te dale. Marc también quedaba “flipao” de lo bien que se lo había montado su mamma, al igual que David que decía haberle “dado seguridad al encontrarse tradición” y Víctor con el pichón que le había preparado Sagrario (su pinche de cocina en su restaurante!!!). Carlos se venía abajo al ver la que había liado Amparo … como se dice por estos lares … “un solar, era aquello”. Y nos desvelaba la razón de todo aquel despropósito: “en 31 años no he cocinado nunca con mi madre“. Lo dije anoche y lo repetiré siempre: cocinar con tu madre debe ser la primera Master Class que todo cocinero debe recibir. Es así. ¡No hay mejor “cuatro manos” para empezar a APRENDER!
Para la CATA íbamos a tener otra sorpresa. Serían los familiares los que decidirían “a ciegas” qué tres platos eran los peores y debían ir a la última oportunidad. ¡Menudo marrón! Jordi, el abuelo de Marc, la abuela de David, los padres de Víctor y Peña, y la tía de Carlos, eran el Jurado improvisado. Mientras tanto, el show en la cocina continuaba y estallaba el “Hinojo´s Gate“. Amparo seguía con su obsesión compulsiva con echarle kilos y kilos de hinojo a la merluza y dedicaba unos minutos a dejárnoslo claro. Un inciso. He de romper una lanza en favor de Bacterio Extremo aquí. Por mucho que sea mi madre, si me castiga cranealmente de ese modo, le digo a cámara que pare y la mando muy lejos! con cariño, sí, pero muy lejos! Podéis llamarme lo que queráis pero lo de anoche … “Hinojo! Más hinojo Carlos! … échale más hinojo … hinojo … hinojo …“. Todo un suplicio. “Por Dios, cállate“, explotaba el castigado Chef. El tiempo se escurría y a Peña se le olvidaba precalentar el horno, lo que haría que sus canelones de calabacín se le quedaran duros, con lo que su madre se vino abajo. Pobre mujer. Tuvieron que pasarlo peor que ellos anoche. “Esto es una mieeeeerda ….“, terminaba Bacterio Extremo.
Allá que empezaban a rular platos y el primero en llegar a la mesa era el de David: al abuelo de Marc le pareció que la bechamel estaba pasada. La tía de Carlos tenía claro que no era de su sobrino y la abuela de Lingüini, lo cogió al vuelo, mientras que al “bigotes” del Padre de Peña le hacía grumos en la boca. Turno para Víctor y su canelón de leche de coco y pichón. Ya advertía Bacterio que su tía lo confundiría con un plato suyo como así fue. Al padre de Peña le pareció que la cosa iba mejorando, a pesar de que a la abuela Cata, como que no le cuadraron esos sabores. Aparecía el plato de Carlos y con sus recursos extremos empezaba a excusarse diciendo que no iban a entender la “deconstrucción del canelón” … ya empezaba a perder el Norte visualizando su futuro inmediato. No gustó nada y el propio cocinero pronunció “qué vergüenza“. El turno para Peña y sus carabinerazos que su propio padre tachó de crudos. Era evidente. A la abuela Cata, lista ella, no le gustó ningún plato hasta que llegó el de Marc y tuvo un momento de confusión pensando que ése era el de su nieto.
Pero el momento de la votación sí que iba a ser tenso. Los familiares, pizarra en mano, debían aclararnos qué plato les había parecido peor. Ángel Peña votaba el de Carlos, al igual que Manolo, el padre de Víctor. La abuela Catalina señalaba el de Peña, mientras que la tía de Bacterio y la madre de Marc, daban la última plaza para el suicidio fogonero a David. La cara de Lingüini todo un poema. Remy se escabulló hasta un lugar oscuro durante un rato. Mucho está jugando con fuego el catalán a pesar de habernos dejado creaciones brutales. Pero faltaba algo por conocer (aunque estaba “cantao”): ¿Quién había ganado finalmente la inmunidad? Puesto que, en vez de duelo a tres, podríamos presenciar otro face to face si uno de los tres elegidos tuviera ese brazalete virtualmente. Pero no, Marc “Una proposición indiferente“ (para los demás, estamos viendo) Joli se lo metía en la buchaca. ¡¡Enhorabuena!!! “Alea jacta est“, suspiraba Bacterio ante el resultado final.
Y la tragedia empezaba a mascarse. El reto a superar en la ÚLTIMA OPORTUNIDAD era cocinar el plato típico de la región de dónde provienen y, para ello, contarían con la presencia de Pedro Mario, otro crack, de El Ermitaño que nos prepararía una “Sopa Castellana” … como diría mi madre, “a lo moderno”, jejejeje. Qué ganas de probarla teniendo los pies fríos como los genitales de un Reno, como los tenía anoche. “Queremos ver los platazos que pueden dar vuestras Regiones“, venía a decir Susi. La cara de Carlos desde el segundo uno de saber en qué consistía la prueba nos hacía presagiar la catástrofe. La palabra “paella” se ponía a la altura de “hinojo” en el cráneo de este pequeño geniecillo loco. “Vamos coño, que tú eres el niño probeta, métele nitro“, le espetaba Peña intentando animarlo tras comprobar la crisis nerviosa que padecía rememorando el arroz. David se lanzaba a por un conejo con chocolate y caracoles y el “Cómico Efímero” hacia unas albóndigas de cochinillo. Otros 60 minutos que marcarían el devenir de éstos en el concurso.
Durante todo ese tiempo, el derrotismo a ratos infantil de Carlos presidió la prueba. Máxime cuando Alberto llegó con la #ChicoteDuda al probar su paella … “Que sí, coño, que la paella valenciana sabe así“, se mostraba convencido el valenciano (luego supimos que, efectivamente, el de Carabanchel no quiso darle pistas … como es lógico). Subía y bajaba como una montaña rusa de emociones. El tiempo finalizaba y llegaba el momento de la cata final. Carlos Medina y su “paella en dos pasos” (la idea del helado caliente de paella tuvo que desecharla) no convenció a ninguno de los miembros del Jurado y menos aún, a Susi, que de arroces le vas a discutir! Yayo se quejaba de la mini ración y finalmente, Alberto y la propia Chef le dejaban claro que se había torrado con el azafrán lo que dio paso a toda una serie de excusas, sin sentidos, razones extrañas que no extremas, del cocinero para justificar su fallo a la hora de ejecutar. Marc disfrutaba en el almacén y Víctor lo tenía claro. El turno para David y su “conejo achocolatao sobre caracoles”. Una nueva demostración del uso del diminutivo (grrr!) precedía a la desgustación que tampoco convenció a ninguno de ellos: “falto de punch“. Terminaba la ronda kamikaze con las “Trufas Segovianas” de Peña que molaron a Yayo a pesar de que Chicote le dijera que no era una receta que fuera a perdurar 30 años.
Y el trágico final se acercaba. El Jurado deliberaba mientras que los cocineros empezaban con su ronda de méritos y apuestas pero ninguno tenía claro qué podía pasar porque ellos mismos sabían que el trabajo final no había sido para dignificar a su Región. A pesar de todo, era Peña quien volvía con sus compañeros!!! Enhorabuena al, como dije la semana pasada, tipo más sensato y coherente del plató. David y Carlos conscientes de lo que les esperaba tragaban saliva. “Todavía estoy dándole vueltas a tu plato“, le decía Susi al Profesor. Su cara se iba retorciendo por momentos … porque, a pesar de que Chicote sembró incertidumbre en Remy, le dejaba claro que él era el elegido para continuar una semana más en plató.
Carlos de nuevo se enzarzaba en excusas y explicaciones aderezadas con quejas por haberle obligado a cocinar una paella … Pero, como bien dijo Susi, “podías haber hecho otra cosa”. Él solo veía horchata y paella. Yayo le despedía recordándole que su cocina la entendían y gustaba, pero … “¡No voy a cambiar!, espetaba de rabia Bacterio, dejándole claro Alberto que no se lo habían pedido: “Pues, si no quieres darle más vueltas … coge tus cuchillos y vete“. Y es aquí donde se nos mostraría el MAL SABER PERDER de este crack tachando de “mierda de cocina clásica” lo que habían hecho sus compañeros … “No quiero nada de abrazos, manos, consuelo … no me apetece una mierda“, les decía, algo que a Peña le tocó las pelotas a pesar de su amistad. Solo Víctor que parece coconerle de sobra, le dejó tranquilo. Marc intentó meter algo de baza, pero le dejó bien claro lo que todos pensamos anoche: “para ganar, hay que saber perder“, y esto, también es así.
Así, programazo de nuevo el de anoche. Pruebas chulas y mucha, mucha tensión ya la que se respira entre sartenes. La marcha de Carlos Medina deja un vacío extremo en la cocina a pesar de que no se haya hecho una legión de eternos fans en las redes sociales. Su carácter le ha traído más de un quebradero de cabeza y, por lo que él mismo dice, le seguirán trayendo. La soberbia y la incapacidad de autocriticarse es algo que no te deja crecer. Hay momentos de su paso por el programa que debería ver una y otra vez para darse cuenta de que la respuesta a la pregunta que se formula de “seré yo?” es “SÍ, SIN DUDA“. Nadie duda del talentazo de este peculiar Chef, pero todos sabemos que, para llegar a ser GRANDE (en todos los sentidos), hacen falta más cosas y, si lo meditara, él mismo sería muuuuuuucho más feliz. ¡¡Mucha suerte siempre para este genio loco!! Espero probar algún día su extremismo.
Muchos me habéis preguntado quién es mi favorito para ganar. Como ya sabéis no lo voy a decir abiertamente (aunque haya alguno que ya sepa mi pronóstico). He dado pistas estos últimos días y aquí os las resumo para que saquéis vuestras conclusiones: 1.- No es un favorito generalizado y 2.- Podríais llamarme loco. ¡Allá vuestras cábalas! Je,je, pero lo que sí os aseguro que no era Carlos mi principal aspirante (solo que sí que es cierto que pensaba que anoche no se marchaba).
Vamos con los Highlights del programa más emotivo hasta la fecha. También lo dije anoche: me descojoné y emocioné a partes iguales …
– Por supuesto, el grandioso momento patata llorón de todos y cada uno de los del plató y casa, cerrándolo con lo que Yayo, que casi no podía ni hablar, resumió a la perfección: “y solo es un plato de comida“, pero las emociones y sensaciones tan personales que pueden evocarte … eso … no tiene precio!
– “uuuuh, qué dientes“, decía David siempre atento a las cualidades de los animales vivos que le rodean … para que Carlos dudara de “si debían cocinar para los caballos“, a lo que Chicote le preguntaba “Serías capaz?” jajajajajaja (me recordó a un diálogo de “Aterriza como puedas” o similar).
– “mi madre sabe de cocina lo mismo que un cura de astrofísica cuántica“, jajajajaja, el show fue tremendo. La paciencia que demostró aquí Carlos … “veo a mi madre asesinando a una merluza y la mesa llena de todo, menos de cocina …” … Amparo y su “Hinoooooojo, Carlos“, debía haberse convertido en TT mundial … ¡Qué pesadilla! La mujer no sabía ni cómo se abría una botella de aceite o qué era una olla, pero sí había estudiado el hinojo …
– Marc al dar con la clave (por otro lado evidente) del peor fallo que atesora Carlos: falta de tradición en su cocina y elaboraciones … sí, es así … luego esculpe el plato sobre excremento de yak si te place, pero esos sabores … olores …
– “niño probeta“, Peña a Carlos …
Normalmente me quedo con una frase o una aseveración en relación a la cocina o al saber estar para dedicarse a esto. Pues bien, hoy me quedo con el comportamiento nada adecuado de Carlos para que tengamos claro un ejemplo de cómo hay que SABER PERDER. De sobra he mostrado mi admiración por su talento, pero hay ciertos comportamientos que, por muy quemado que se sienta uno, no deben aflorar de ese modo. Hay que madurar y aprovecharte de tu talento para seguir creciendo. De otro modo, tendrás siempre una barrera que te lo impedirá. Una vez más, suerte!!
Os dejo ya tranquilos aclarando que la REPESCA, como ya dije el año pasado al regresar Almagro, no es nada justa y menos aún a estas alturas de programa. Mucho han tenido que sudar los que siguen para ahora tener esta sorpresita. Peeeeeero, esto es televisión señor@s … y es lo que hay. ¿Ventaja? Más cocina veremos! La actualización de michelines … en breve …
@disparatedeJavi
Hola Javi,
Encantada de seguir tus gilicronicas, das en el clavo con ellas!
Una cosita… tienes en el tercer Highlight una falta de ortografía como una olla! Siento ser tan directa pero me ha salido del corazón.
Saludos
Jajajajajaa, gracias Paz!!! toda la razón … pero no si supieráis cómo se cuecen y emplatan las #giliCrónicas … me lo perdonariáis casi todo! jajajajaja … PERO GRACIAS, de veras!
Rectificada la barbaridad! 😉
Siempre estoy encantado de leer los post, pero cada falta de ortografía me mata.
Un gran pero. Hoya? vale que la madre de Carlos no sepa lo que es, pero una olla creo que la conocemos todos…
De todas formas, anoche vi “los secretos de TopChef” y pusieron en un letrero bien grande EL HERMITAÑO. Poco podemos esperar si incluso en la tv no saben escribir bien el nombre de un restaurante.
Pese a mi crítica (ojo, hay faltas que creo que pueden pasarnos a todos) muy buen post, como siempre, y mucho ánimo para que sigas como hasta ahora.
Un saludo.
Veo que mi comentario ha llegado tarde, así que…mil disculpas
De disculpas nada!!! Era muy gorda!!! … pero ya os digo que si supiérais cómo lo emplato todo … el poco tiempo que tienen los #concurChefs se hace un eterno camino comparado con la rapidez que cocino las #GiliCrónicas :)))
Gracias a tod@s vosotr@s!!!
Una gran programa como el de ayer se merecía una gran crónica como esta
Me encanta Peña, como muy bien dices, por su saber estar y ser tan sensato. Es mi preferido pero más por su simpatía que por su cocina. Si se unieran la sensatez de Peña y el talento de Carlos… menudo cocinero saldría de esta mezcla
Muy buenos los gifs (mortal el del Joker), los momentazos, reflexiones, etc.
Injusta la repesca, pero siendo esto TV, estaba claro que una tendría que haber… al ser tan tarde: ¿estarían esperando a que echaran a Carlos para que tuviera la oportunidad de volver?
Gran trabajo, ¡saludos!
gracias compy!!! 😉
Peña ha ido tomando cuerpo como una buena salsa … jejejeje … y me gusta mucho la forma de hablar las cosas que tiene … y sí, si su saber estar y las tormentas craneales de Carlos se unieran en uno solo … ojo!
La repesca es evidente que es “demanda tv” … pero eso no quita para que … “no pasa náááááááá … pero ser, ES!” (injusta) 🙂
y sinceramente, dudo que sea Carlos quien regrese …
Me encantan tus cronicas!! Pero me muero de ganas de saber quien es tu favorito o quien crees que ganara, no nos podrias dar otra pista??
Je,je,je … pues, sin paños calientes, llevo 2-3 semanas comentando que … el premio, puede ir para Cataluña … no doy más pistas! 😛