Tras la exhibición de despropósitos de la primera entrega, los concursantes entraban en plató sin Jurado que les recibiera. Eva les preguntaba si no veían nada raro y Andrea nos dejaba otra de sus perlas de percepción: “esas tres campanas me ponen muy nerviosa” … de cocina no sé, pero como exploradora, peor que la odiosa Dora. Allí que aparecía el miniJurado compuesto por los hijos de Samantha y Pepe (Cloe y Jesús) y el sobrino de Jordi (David). Parecidos razonables extremos, sin duda.
Comenzaba con sorpresa la PRUEBA DE PRESIÓN donde tendrían que reinterpretar tres platos clásicos “dándole una vuelta”. De muestra, @HermanosTorres nos presentaban su visión de un cocido madrileño, bocata de jamón y espárragos con mayonesa mientras salivaba mordiendo cojín. Aprovecho para sumarme a la plataforma que pide la emisión de su programa en prime time y no cuando las pestañas nos pesan cuál genitales de Yeti. Mamá Fratelli Encina se quejaba de lo complicado de la prueba para la que dispondrían de 60 minutos. Mientras tanto, el Jurado, mullidito en un sofá, seguían las incidencias de los aspirantes desde el cuarto oscuro: “¿para qué escaldar los tomates si luego los vas a triturar y colar?”. Amén. Unos y otros comenzaban a pelearse con el género mientras que la ilustre juventud paseaba por sus mesas alimentando el show. Ver a Andrea manejar los cuchillos he de admitir que me pone nervioso, muy nervioso. A cada movimiento pienso que va a salir volando una de sus falanges. Lidia, la dietista extremista, se ponía manos a la coliflor sin pensar ni un segundo en la edad y paladar de sus nuevos juzgadores. Unos huevos rotos sin mentar el chorizo, claro.
Sally, tras su versión de la salsa “Kung Fu Panda”, nos dejaba otra de sus descripciones de las que me estoy haciendo fan: “el pescao de Julio Iglesias” o bacalao, por estos lares. Encina se mordía la lengua ante las acometidas verbales de David. El carácter de esta señora, cuando salga, va a reventar pantallas. Si no, al tiempo. Unos y otros iban recibiendo los palos cachondos (pero nada faltos de veracidad) de los chicos y Jesús, vástago de Pepe, se dejaba sobornar por los gustos futbolísticos de Carlos mientras que Lidia se las tenía tiesas con él por su animadversión a los derivados del puerco. A Sara se le quemaban los pimientos y los tildaba de “morenitos” (“más negros que el culo de un grillo”) para escuchar “me he comido cosas peores“. Andrea, sin embargo, intentaba camelar al pequeño jurado dando explicaciones de su elaboración hasta que le pararon las cuerdas vocales con un “no te enrolles“. ¡Zás! Lo mismo pensábamos los del otro lado.
Llegaba el momento de la CATA y serían los Chefs quienes eligieran los cinco platos a degustar. Allá que exploraban y los emplatados que veíamos, una vez más, dejaban mucho que desear. Eso sí, si el problema solo fuera éste … Fidel presentaba una “oda al huevo”, Sara “huevos rotos sin huevo con pimiento morenito” (Jordi inflamaba vena con las contestaciones), Mireia “una reconstrucción del zarangollo murciano” (noche de conceptos) y “cuatro mini habas con jamón” lo que producía una sonrisilla maliciosa en Sally que era captada por Samantha. Dos nuevas “amigas”. Antonio y su arte de “rular comida” o Encina y Carlos o cómo no entender el concepto de la prueba. Víctor nos enseñaba cómo no manipular la comida con una albóndiga (no sé cómo cataron eso. Si él mismo dice que suda como en Aterriza como puedas … sus manos tendrían que estar finas!!). Lo de los guantes de látex no se estila, parece. Raquel y su mesa hecha un “cristo” recibían la reprimenda merecida, lo que me hacía pensar en su mesa de protésica dental repletita de piezas molares allí y allá. Kevin nos mostraba su visión del “bocata de calamares”, SU visión.
Los cinco elegidos eran Víctor y sus “Albóndigas manoseadas”, “Lasaña de pisto manchego” y “Serranito” que recibía muy buenas críticas por parte de Pepe y Jordi, puntualizándole sobre la escasa precisión de su elaboración y recordándonos que para la cocina moderna es fundamental que “esté muy rico, que te haga pensar y que tenga una ejecución perfecta“. Llegaba Kevin con su “Garlic Fish & Chips”, “Tocineta de calamares sin pan” y “Crema de galletas de mantequilla”. “Desastre gordo” fue lo más bonito que escuchó siendo obligado a darle vueltas en la boca a un trozo de tocino de “2*2” … “éste me lo acabo“, dijo en un arranque de orgullo. Pero no acabó su periplo ahí. La crema sin azúcar estaba mala de cojones. “Soy consciente de que lo que presenté no estaba comestible” … ¿Entonces? ¿Es mejor sufrir el bochorno antes de admitir que no has podido? “Voy a por ti a muerte si llegas a la prueba de eliminación“, le decía Jordi que tenía aún en mente las risitas desde el palco de la semana pasada.
Sally presentaba “Habitas con jamón”, “Falso potaje” y “Bernejenas fritas con boletus”. La receta de potaje del propio Pepe parece que estuvo a la altura. “Hay muy buena mano aquí” y “se ve quién curra“, fueron los mensajes que lanzó al aire para si algun@ quería procesarlos. Turno para Carlos y su “Bacalao en salsa verde”, “Tortilla de patatas” y “Pisto tritucolado con huevo”. A pesar de esto último, “hay talento y predisposición a pesar de que hay que darte con la lija del 7“, fue su calificación. Jordi aprovechaba para regalar el libro del programa, cosa que antes negó a Kevin por sus creaciones mortíferas. El último en presentar platos fue Pablo “Phooey”. La enfermería de la productora debería estar repleta de ansiolíticos esta edición. Me sigo reafirmando en que clientes de diván, no faltan. “Espárragos con jamón”, “Tortilla de tubérculo rocoso” y “Ensalada mixta cuca”, sus creaciones. Al ver la patata, Pepe le hacía probarla y, aunque Pablo pareció resistirse para dar explicaciones, tuvo que machacar con sus dientes la patata cruda a más no poder en su boca. Pero no un trozo, los tres servidos. “Creía que estaba bien … creía que … creía que …“, pues prueba las cosas, pijo!! Mucha voz pro derechos del concursante he tenido que leer desde anoche alzándose contra la capacidad o no del profesorado-jurado para la docencia. La semana pasada fue el esperpento del #leóncomegamba y anoche, la supuesta humillación al karateka inestable por ingerir SU plato. ¿Pero de qué cojones hablamos? Esto es un concurso, no una guardería. Además, un concurso de cocina y entiendo que, como en casa, en restaurante, o similar, no puedes servir al Jurado algo que ni tú mismo te comerías. No hay más. El resto es show televisivo y la broncaza y lección, más que merecida. “La tortilla está buena“, tuvo la osadía de decir aún con ésas. “La patata no! pero la tortilla sí” … me lo expliquen. Los dos finalistas por haberse acercado más a los conceptos “creatividad y vanguardia” y, por tanto, capitanes en la siguiente prueba, fueron Víctor y Sally, esta última, ganadora ante el plano fijo a Mireia. Eso sí, a llorar antes de decir haberle dado a los demás un “Zás”.
A la Universidad de Alcalá de Henares (Twerps, Stranger) para la PRUEBA GRUPAL con el fin de homenajear al personal sanitario español. Pablo nos contaba que estuvo en coma … a veces creo que sigue en él … Se formaban los equipos: Sally, ROJO, escogía a Carlos, Encina, Lidia, Raquel, Kevin y Mireia (mande?) mientras que Víctor, el resto. Ambos se sentían muy contentos con la elección: “perjudicar al rival siempre es bueno“, decía la primera. Me alegra ver que alguien tiene claro que esto no deja de ser un CONCURSO. Pero su cara de alegría le duraría poco al ver como tenían que intercambiar color y equipo. “Qué, cómo te has quedao ahora?“, le espetaba Víctor. Andrea, una vez más, se sentía desubicada en esta prueba: “siempre recibo yo“, jajajaja. Debían escoger entre preparar una “Ensalada” y “Canelones” o “Sopa de Ajos y camarones” (plato de Ana Luna) y “Rosquillas de Alcalá”. Sally escogía el primero sin criterio alguno, entiendo. La segunda opción era más sencilla y manejable en segundos, y así lo sabía Víctor que se alegró de la elección de su rival. 160 minutos por delante para preparar 80 raciones para los comensales invitados y otras 50 más que los voluntarios “Harley” llevarían al Hospital de Guadalajara a ritmo de “Born to be wild“.
A distribuir trabajo … “Tú te pones con la parte de la almejita” … Encina ponía ojitos a Jordi antes de discutir con Lidia sobre si la sopa debía llevar más o menos ajo. Eso sí, el apio, se lo calzó sin dudar. En el otro equipo, a Pablo le habían encargado desmigar el bacalao y viéndolo parecía estar desmenuzando la comida del gato, todo ello sin mencionar la escasa velocidad sanguínea. La sopa, finalmente, estaba tremendamente sosa y para colmo, se les había olvidado coger los camarones del frigo. Andrea quería triturar hojas de lechuga y Mila se las tenía tiesas con la pasta del canelón que se había pegado como chicle a suela. ¿A quién se le ocurre prepararla en primer lugar? “En 25 minutos salen los platos, oído?” … jajajajajja “OIIIIDOOOOOOO CHEF“, berreaba Pablo en la oreja de Pepe. Esto le pone al valenciano. Pero por mucho que corrieran, otra semana más, llegaban tarde de cojones lo que hacía que Eva tuviera que echar un cable con los “tuppers” de los motoristas. “¿Cuánto falta ahora?”, preguntaba Mamma Fratelli a Carlos, que con su desparpajo se lo dejaba claro: “Ná! no falta ná! … 80 platos!!!”.
Así, mientras que Eva encuestaba a los profesionales del Hospital, el equipo azul nos demostraba lo difícil que puede ser emplatar una ensalada. Tela. Un desastre. Los camareros (de la Hostería del Estudiante), mientras tanto, en fila esperando poder llevar algo al gaznate de tan ilustres clientes. Ante tal despropósito con el primer plato, Jordi decidió sacar la sopa de ajo en primer lugar y Pepe le decía a Andrea que dejara de acariciar con la brocha los canelones, que moviera las nalgas a ritmo de pasarela y no de mesa camilla con colegas, justo lo necesario para poder ver a la catalana, en su línea, derrumbarse. Fidel estuvo listo y tocó cacho mientras la consolaba. Jordi, “súper mono”, la tranquilizó. Al otro lado, platos de ensalada se estrellaban contra el suelo. Al fin salía el plato y por lo que parece, llegó a la mesa sosa como toneladas de tofu. Pero no fue esto lo peor. Viendo las imágenes del emplatado de los canelones (digno de rancho de regimiento y, a simple vista, secos como un gaznate resacoso) me entraba algo de angustia, es así. Las rosquillas, previa cata y gesto ilustrador de Jordi, parecían la baza ganadora de la noche. Llegaba el momento de la valoración y Mila reconocía haber cometido fallos pero haberlos solucionado. Eso sí, tirando alguna puya a su capitana. Encina en la misma línea, pero incidiendo en lo rico que estaba el postre preparado por su equipo. Como no podía ser de otro modo, Pablo “Phooey” tenía que dejar su comentario e interrumpir pidiendo que valoraran el esfuerzo: “Ganáis más como concursantes que como Jurado“, le finiquitaba Pepe, que flipaba con las auto críticas de ambos. Como se veía venir, el equipo ROJO fue quien finalmente “triunfaba”. Sally, a llorar. Eso sí, cuando escucha el más mínimo piropo, se hincha como un pavo. Dudo que estuviera orgullosa de esos canelones de patio de colegio. Andrea, la otra plañidera.
La PRUEBA ELIMINATORIA comenzaba con una subasta de productos para la elaboración de platos. ¿El precio a pagar en la puja? Tiempo de los 90 min iniciales. El primer producto eran los fideos y Mila y Sally se enzarzaban hasta que la primera se hacía con ellos pagando 35min. Las carillas (judías) también parecieron gustarle a Sally finalmente se hizo con ellas por otros 35min. Andrea ponía cara al ver el hígado de ternera que Fidel conseguía tras ver como Antonio le inflaba la puja. Pablo sudaba por conseguir la caballa que finalmente enterraría a Sara. El brócoli acababa en manos de la modelo suspicaz y el chuletón de buey con Antonio que debía cocinarlo en tiempo récord: 25 min. Con dos cojones. La cara de Pablo esperando que se levantara el paño se tensionaba: cazón (o tiburón). El pequeño shaolín hablaba y hablaba y hablaba mientras el tiempo pasaba y todo el plató bostezaba deseoso de que cerrara la boca. Ciertamente, cansino, es. “¿Se puede callar ya?”, decía la desesperada Raquel.
Antonio destrozaba el chuletón bajo sangrado de retinas del espectador y de “todo asador”. Uno de los platos con los que me pongo más guarro estaba siendo sodomizado ante mis ojos. “¿Dónde está el cilicio?”, pensé. Eso sí, debe acabar cada prueba con un dolor de espalda digno. Ni Rompetechos necesita tan escaso margen de visión. Sara cortaba la caballa en tiras de fajita … inexplicable. Y Pablo, mientras tanto, con 20 minutazos por delante, emplataba su cazón de chiringuito ante la atenta mirada de Jordi que le dejaba claro que con eso no iba a ningún sitio. Se acababa el buen humor en el tatami. Ya no estaba tan hablador. Momento de la cata final que comenzaba con Sara y su “Parrillada de caballa cruda con inapetente frambuesa”. “Le falta alma“, Pepe o “tú no cocinas“, de Samantha, chirriaba en sus oidos. Con razón. Antonio y sus “Corazones cuadrados de buey” hacían que asumiera su error. Punto a favor, visto lo visto. El “estofado y salsa criolla” de Sally hacían que Pepe y Jordi la situaran en el sillón de favorita. Sin embargo, Fidel y su “hígado frío y duro encebollado”, recibieron la crítica severa por hacerlo todo al revés. Turno grandioso para Andrea y su “iglú pastoso de coliflor sin brócoli pero con él”. Lamentable. Los “fideos melosos con cosas de estar por casa” de Mila tuvieron el reconocimiento de Jordi por conseguir ese sabor con lo poco que tenían y sin poder hacer un buen fondo. Todo iba a terminar como era de esperar. Con la propia “Vida de Pi” de Pablo y su escualo. El emplatado, bochornoso. De chiringuito “retestinao”, que se diría en la huerta. Su show continuaba. Empiezo a darle cierta razón a Kevin. Su forma de actuar creo que ya no tiene tanto que ver con la medicación.
Tras la deliberación, llegaba el veredicto. Ya salvadas Mila y Sally, Andrea y Fidel fueron los siguientes en respirar por entender el jurado que tenían ganas de aprender. Pero la cuestión era decidir ahora cuál de los restantes platos era el “mejor dentro de lo malo”. Sara, Antonio y Pablo daban sus razones de por qué deberían seguir en emisión. Sara no logró convencer al jurado y ella y su ceviche y sucedáneos debían abandonar el plató ante el “no te lo mereces” de Lidia. El momento de la despedida, mejor pincháis en la web. Prefiero no opinar sobre lo que no entiendo.
Personalmente creo que el programa sigue la línea de la edición anterior. Muy verdes veo a los aspirantes en muchos detalles, no solo en la elaboración. Se va destapando algún que otro “favorito” pero mucho curro queda en esas cocinas como para que el aprendizaje se convierta en semanal. La valentía de todos y cada uno de ellos por presentarse es indubitada … su valía … es otro menester.
Vamos con los Highlights de anoche:
– los chascarrillos que nos dejaron los infantes animaron mucho unos platos que parecían destinados al olvido inmediato. De todos me quedo con el clásico de Pepe, pronunciado por su descendiente: “¿Has oido hablar de Mari la cochina?“, el careto de David al probar las natillas de Kevin y la presencia de Cloe, que si por ella hubiese sido, no sale plato vivo de las mesas.
– una noche de auténticos términos como “reconstrucción de zarangollo“, “Pedro Chiménez” o “el pescao de Julio Iglesias” …
– Kevin y su “sé que no es comestible” … entonces por qué lo presentas? ¿Qué problema hay en admitir que no has podido, no ha salido o, simplemente, te has equivocado? Highlight de furia.
– Sin dudarlo el momento “esta patata cruda te la vas a tragar tú” y los escalofríos de Pepe al ver tubérculos esculpidos. ¿Por qué no prueban nada de lo que hacen? “A veces eres caballo ganador … hoy ni caballo“, sentenció Jordi.
– “Siempre me toca recibir a mi” … jajajajaja … recibir? Andrea tras ver por segunda semana como le tocaba un equipo que no quería. El momento inicial de suspicacia sobre las campanas, me duraba.
– Esos canelones secos y de rancho de trinchera merecen mención especial …
– La puja final y el descuartizamiento del tiburón …
Y me quedo con la simple ecuación que se les presenta a menudo: si tú no te comes esto, ¿por qué me lo das? Simple y efectivo. A ver qué #disparates vemos la semana que viene …
@disparatedeJavi