Bienvenidos a la fábrica de dulces envenenados. El programa comenzaba con la primera “CAJA MISTERIOSA” de la temporada y, al alzarla, toda una serie de ingredientes para la prueba. Siempre he dicho que el mundo de la pastelería es para científicos, no aficionados. Los aspirantes a “callar y escuchar algún día” veían entrar en plató a todo un crack, @jordi_bordas, campeón del Mundo, que nos presentaba su “Mandarina” (menudo artista), plato que deberían reproducir (mejor dicho, intentar mantener de pie) utilizando la receta debido a su dificultad. Para ello, dispondrían de 120 minutos que para Encina no eran suficientes: “para esto necesito 6 días“.
Las manualidades comenzaban y ya podíamos comprobar como para esto, no está hecho todo el mundo. Bizcochos que se deshacían como mantequilla al sol … Los llantos cotidianos de Sally al acordarse de su hija (¿de esto no son conscientes cuando se apuntan/pasan el cásting?) … El karateka inestable peleaba con su creación … Mousse de textura sopera … De nuevo Kevin nos daba una muestra de lo que en esta edición se ha convertido en la regla de oro de los concursantes: “no me he perdido yo, han sido los demás“. Jordi Bordás se acercaba y le preguntaba si eso tan líquido era la mousse y éste, en vez de meter la cabeza en la batidora, discutía el criterio de un Maestro para decirle que él no lo veía tan inconsistente como él … Claro, claro …
A unos metros, iban y venían abriendo la puerta del “congelador” por los nervios para comprobar si sus creaciones cuajaban o no. El frío se marchaba y la tensión crecía: “si abrimos tanto, esto no enfría“, repetía uno tras otro, pero otro tras uno, seguían dándole a la manivela. ¡¡Pocas veces he visto tanta gente cargada de razones en tan poco metro cuadrado!! Hasta que llegaba el momento de “si pudiera te esclafaba tu pudding mandarino en el techo”. Kevin iba a recoger su hoja de chocolate verde y comprobaba como, supuestamente, Mila había dejado la bandeja encima y se la había partido. Reproches van, reproches vienen, finalizaba el tiempo y llegaba el momento de comprobar cómo para la pastelería no es el “Quimicefa” (menos aún si se pasan receta y consejos por el forro del mandil).
La primera en presentar su potingue, era Mireia con su “el principio del fin” o “Clementina la fea”. Víctor llegaba sin ni siquiera haber intentado emplatar sabiendo que lo que había hecho tenía la misma consistencia que genitales de renacuajo. El Jurado le obligaba a ello y Pepe acababa sacando una pajita para poder catarlo. Turno para Lidia con “crónica de un churro anunciado” (al menos, el nombre me gustó). Pero toda la autocrítica que parecía traer el bautizo del plato se esfumaba cuando comprobábamos lo difícil que a esta chica se le hace callar sin replicar. Raquel admitía haberse equivocado al mezclar la nata y el Maestro invitado hacía gala de su compasión diciéndole “por poquito eh?“. Antonio tampoco había conseguido levantar la receta y Jordi le aconsejaba que espabilara o “sería muy fácil echarle“. El primero que, al menos, demostró ponerle ganas fue Fidel que también fue el único inteligente para utilizar la técnica “grafitera” del cartón para no liarla y no mover el pastelito. Sus ganas fueron reconocidas. Sally decía haber tenido un problema con el mousse” pero que estaba contenta. Alegría que se encargaron de rebajarle inmediatamente. Otra que la autocrítica … “el otro día te dije que eras un rival, pero hoy ….“, le sentenciaba Jordi. Eso sí, Pablo “Phoeey” veía como su plato era estampado en la mesa tras otra de sus historias interminables sobre los problemas que tiene cocinando. Aún no entiendo cómo sigue este chico ahí. Bueno, sí lo entiendo, no lo comparto. A Kevin, a pesar de sus problemas con la hoja, se le reconocía un buen trabajo e incluso Andrea escuchó “casi, casi” tras su “cuquipasta”. Llegaba la “mamma” con su compota tras hacer la gracia del cambiazo de plato. Más adelante expresaré mi opinión de la patente de corso de la que goza esta señora allí dentro. Mila debía hacer como Víctor y esclafar la pastaca en el plato y Carlos nos volvía a demostrar como escuchando, callando, aprovechando el tiempo y queriendo aprender, se puede conseguir todo. El más parecido y rico de todos: “eres caballito ganador“, le dijo Jordi ante la mirada de estreñimiento del amo del tatami desmontable. Así pues, teniendo en cuenta la “disciplina, el trabajo y el talento” demostrado, Kevin, Andrea y Carlos eran los tres mejores, siendo los dos últimos los ganadores de la prueba y por tanto, los capitanes de la siguiente prueba.
Al día siguiente el Jurado llegaba a los catres de los durmientes soñadores. 5 A.M. y todos arriba, a formar filas y acicalarse rapidito porque marchaban de viaje a Cuenca donde se encargarían de dar de comer a un matrimonio que celebraba sus bodas de oro (sin saberlo). A Andrea le parecía todo “super cuqui” y se emocionaba con una oda al amor eterno. Ella y Carlos debían formar sus equipos. El segundo escogía nuevamente el color rojo y a sus compinches: Víctor, Encina, Kevin, Fidel y Antonio, debiendo recoger a Lidia por el camino que veía cómo se quedaba sin equipo que la quisiera. El resto de chicas y Pablo, a filas de su capitana: “voy a tenerlo todo a raya, organizado, pulcro y fino“, era su declaración de inteciones. Eso sí, Lidia nos dejaba otra perla más de su sabiduría egocéntrica diciendo que no tenía que demostrarle nada a nadie, “la primera, a mi misma” … No puedo … ¿Pero dónde estás? ¿No es esto un concurso para, precisamente, demostrar al jurado que puedes ganar? Si quieres demostrarte solo a ti misma, quédate en casa. El programa de anoche terminó por enervarme, lo admito.
Para presentar los platos que debían preparar, aparecía @ManoloDeLaOsa: “Ensalada Sancho”, “Bacalao y ajo negro”, “Pichón y Morteruelo” y “Alajú”. Encina susurraba a Carlos lo que debía elegir y éste le hacía caso. La elección evidentemente era la correcta si querían ganar. 105 minutos para que toda la comanda estuviera servida y el equipo azul comenzaría antes. Andrea y Pablo iban en busca de los ingredientes que faltaban recorriendo mapa en mano Cuenca, al igual que Carlos y Antonio, nombrando antes de marchar capitanes interinos a Sally “tuerzo el morro cuando dirijo” y Víctor “me mola mandar”. Mientras que la paraguaya nos dejaba otra perla lingüística (“despichonando“) Eva recibía a la familia y al matrimonio que se llevaba la sorpresa. La mujer era la que más emoción demostró, la verdad. El marido, eso de la expresividad ante cámara, poco. Vieja escuela. Llegaban a las cocinas los capitanes y se hacían cargo del mando, o al menos, eso deberían haber hecho. Como era de esperar, el equipo rojo, parecía tenerlo todo controlado y organizado mientras que Andrea llegaba como un toro bizco arrasando con todo. No comprendo como tanto pelo largo y coletas al viento por encima de producto, platos y ollas no reciben un toque de atención sanitaria. Pero hay tantas cosas que no comprendo …
Llegaba el turno de ir emplatando y el equipo de mujeres “menos un infiltrado” colaba una crema de queso y otra no y servían con un emplatado más bien … de … bueno, eso, que no! Al menos el novio de oro decía no ser “muy delicao” … con el primer plato, luego se destaparía. Mientras, en la cocina, Andrea quería enterarse de cómo se hacía el pichón y repetía como cacatúa hiperactiva todo lo que le explicaba Sally. 8 raciones de bacalao del equipo rojo rodaban por el suelo por un “culazo” de uno de sus miembros, pero el bacalao salía a Sala. Algún plato manchado vi y la salsa no terminó de triunfar. Era turno para el pichón y la capitana azul tenía otro momento de histeria con el emplatado y el tiempo de cocción del pichón. Para ella, 10 minutos, para Sally, 5. De un modo u otro, y por muchas razones que se auto inyectara la capitana en funciones, estaba “pasao”. El padre sorprendido lo dejaba claro: “le daba un 3 o un 4“. Kevin en cocina se alteraba (algo muy habitual en él) y le espetaba a Víctor que aprendiera a dividir algo que no gustó mucho a “sudaMan”. Inciso en pantalla para ver al grandioso Raphael felicitando a los novios e invitándoles a su show para, acto seguido, servir el postre.
Terminaba el servicio con un “que fluya el amor” de Andrea y se preparaban para el veredicto. A Sally le dejaban claro que se había equivocado en todas las ejecuciones y recordaban a “Cuqui para todo” que el puesto le vino grande, dejándole un recadito a Pablo: “pareces un zombie en la cocina“. Apretando puños. Carlos y Víctor escuchaban como, a pesar de momentos de perder la brújula, hicieron un buen trabajo y sacaron un buen bacalao y postre a pesar de la ingente miel utilizada y Pepe dejaba un recadito a esos JETAS que pasan desapercibidos en las cocinas. Esta semana, además del equipo perdedor, Lidia, Kevin y Fidel se la jugarían también. La dietista extremista volvía a defender su discurso de “yo, yo y yo, y si queda algo, yo”. Jordi le dejaba claro que esa forma de pensar no promocionaba el compañerismo, fundamental a la hora de sacar adelante una cocina. Los ganadores disfrutarían de una Master Class de pastelería en el Santceloni de Madrid.
La PRUEBA ELIMINATORIA iba a “depender de la astucia” de cada uno, decía Pepe. Yo habría dicho que más que de la astucia de saber lo que te juegas ahí dentro. Como siempre repito: ¡¡ES UN CONCURSO!! 90 minutos para preparar “Gallina en pepitoria“, pero antes, todos pasarían a quitarle algún ingrediente al rival que escogieran. La primera en desfilar fue Mila que dejó a Lidia sin pollo. ¡Bien por ella! Aunque luego, ante ella, quisiera quedar como una buena samaritana: “lo he hecho por su bien“, decía … no me jodas, no me jodas, anda … Pablo quitaba los huevos a Sally (“me gusta la competición sana” … a ver … que si las reglas del juego lo permiten, no hay chorrada que valga. Sigue siendo más que lícito). El vino de la paraguaya también desaparecía a manos de Raquel. Sally le quitaba los huevos a Pablo y comprobaba como Mireia le dejaba sin huevos. Lidia quitaba el pimiento a Kevin y éste la zanahoria al karateka que empezaba a sudar demasiado. Fidel dejaba sin cebolla a Lidia, la cual le esperaba sentadita en el sofá y decía que no quería besos de Judas tras haber escuchado de su boca que “si tengo que cortarle la cabeza a alguien, que se ella“. Y, por último, Andrea cogía el pimiento a Pablo porque veía que a Lidia, su primer objetivo, ya le habían jodido con el pollo.
Mientras cocinaban, Pepe decía tener hambre y hacía bajar a los del anfiteatro para proponerles un concurso extra: 20 minutos para hacer un sandwich que se comercializaría con su nombre en Rodilla (creí ver) durante dos meses. Para ello deberían utilizar cuatro ingredientes (uno vegetal) y una salsa. Finalmente, los tres mejores fueron los de Sally, Lidia y Fidel. Lidia y “sus hormonas” nos daban la primera muestra de sensibilidad de esta chica. Inciso bocadillero a parte, el tiempo concluía y comenzaba la cata final. La que hizo que decidiera que no volverá a haber #gilicrónica #MasterChef. Mi tiempo, huellas dactilares y sueño no se han enganchado nunca a este programa y con cosas como las de ayer, menos aún. Ya lo dije con la final de la anterior edición. Pero las explicaciones, después. Mireia presentaba el “Pollo de su abuela pero sin salsa”: bueno, pero “sin remate”. Pablo nos mostraba una vez más otra de sus idas de cráneo: echaba ajo crudo picado al plato!! “Susto o muerte? y has elegido muerte“, le decía Pepe y éste alegaba “necesitar una palmada en la espalda“. Me parece que necesitas otra cosa. Sally, a pesar de ver cómo le desaparecían tres ingredientes, presentaba un plato rico que hacía a Pepe “tomar pan y mojar” y, cómo no, a llorar: “es que me emociono cuando me decis cosas buenas” … ya, pero el problema está cuando no te dicen esas cosas y empiezas a rajar y a excusarte, como CASI todos. Andrea y su “gallina con arroz” y una salsa que nunca sabremos nos dejaban el momento lacrimógeno del día. Llorando sin cesar haciéndose la mártir por ni siquiera saber qué es la “pepitoria” debido a que no conoció la cocina de su madre o abuela, hizo que hasta “la mamma” susurraba desde arriba “pues aprende coño!”. Jordi le cerraba el lagrimal con un “INTERÉS y deja de llorar”, “esto se merece que te vayas“. Como su colega el “artemarcialista”. Kevin presentó un “no pepitoria y emplatado terrible” confesando que en su vida había hecho un guiso. Con dos cojones. ¿Y esta gente no se prepara algo antes de empezar el programa? ¿No estudia? Lidia dejaba más que buen sabor de boca al Jurado con su plato de supervivencia ante el desierto de su caja, y Mila, como se veía, presentaba un plato rico, rico: “La tradición“, sentenciaba Encina. Raquel llegaba con su pollo pasado de vueltas: “tenías todo y no has sabido“, le decía Jordi. Y todo finalizaba con Fidel que recibía los elogios del jurado. Encina se emocionaba con este chaval porque está claro que las ha pasado putas en la vida.
“Pedíamos un trabajo que pedimos en nuestras cocinas: capacidad, reacción y creatividad“, comenzaba Pepe para, acto seguido, salvar del tirón a Sally y Mila. “Cuatro merecen estar al menos una semana más“, y eran Fidel, Mireia (bien por la murcianica, pero más vale que muestre algo ya!), Kevin y Lidia que se sorprendía (yo no). Se veía venir el resultado de todo viendo los tres que restaban. Dos de ellos dan mucha vida y juego al programa, porque cocina, al menos para mi, nada de nada. Pablo y Andrea resoplaban viendo como era Raquel (su despedida, en la web de TVE) la elegida para abandonar el programa y yo me reafirmaba en la idea que me ronroneaba toda la noche.
NO me engancha este programa. NO veo la cocina que entiendo debería verse. Demasiadas cosas me chirrían. Ya no hablo solo del casting … con la cantidad de gente que hay que SABE COCINAR. For example … A las personas mayores es evidente que hay que tenerles un respeto, pero ¿alguien me puede explicar por qué tiene la “mamma Encina” una patente de corso que le libra de todo linchamiento o mínima crítica? No es que el amigo inestable Pablo sea santo de mi devoción, pero ¿por qué su plato se estampa en la mesa y la compota de esta señora, con una pinta repugnante, se merece graciejas? ¿Realmente les parece justo que fuera Raquel quien se marchara cuando Andrea y Pablo llevan dos semanas presentando platos patéticos en esta prueba que ni siquiera cata el Jurado? Lo siento pero no creo que su plato fuera el peor por mucho que se le hubiese pegado. Los criterios son otros. Tras el #leóncomegamba guardaba la esperanza de que el respeto por la cocina se mantuviera en esta edición sobre el concepto “reality”. Pero no … esa mínima esperanza se esfumó. Podría seguir enumerando detalles que me hacen desistir de esta versión de #gilicrónica pero ya quedan las redes sociales como muestra de que hay mucha gente que piensa igual. Sinceramente y por lo visto hasta ahora, espero que Carlos o Fidel se lleven el premio. De momento son los dos únicos que me han demostrado un “saber estar y querer”.
Highlights de anoche:
– “Uno llega donde llega“, dijo Encina … bien podrían tatuarle en los mandiles la frase a más de uno y no lo digo por la mano o no para los fogones.
– El hostión de Mireia …
– “El guijuelo” de Carlos …
– “Qué bien lo cuentas … el día que lo hagas igual …“, Pepe a Pablo “bla, bla y bla” …
– Los caretos del novio de oro … muy cómodo no se le vio al hombre con la sorpresa … y tampoco con el menú, eso sí, dejó claro al programa que a su mujer “había que quitarle años“, jajajajaja.
– Por supuesto la aparición de dos Maestros como Jordi Bordás y Manuel de la Osa, al igual que la Master Class.
– El flipe del gallinero viendo las explicaciones de Mila a su decisión del “Pollo´s Gate”. Hay que ir hasta el final con tus decisiones, no recular ante cámara.
– Saber el perfume que enamora a Pablo: “uuuuuf, qué olor echas hijo“, dijo Samantha cuando le dio ese abrazito que tanto pedía el karateka inestable. “Siempre huele así“, dijeron arriba.
– “No sabía ni que existía ese plato“, dijo Andrea. Lo que me hizo formularme de nuevo una pregunta que me atormenta: ¿A qué se dedican antes de entrar en el programa y durante? En mis tiempos, cuando uno tenía un examen, estudiaba, pero claro, eso supone currar duro.
@disparatedeJavi
Pd.- No dudéis que seguiré “on Twitter” … pero mi sueño mandará a partir de ahora los martes por la noche.