Tiempo hacía que no actualizaba: he estado de mudanza y os podéis imaginar lo que es eso. Ante la imposibilidad de ver ni un solo canal de ese gran invento que es la TDT (espero que el mal nacido y desequilibrado de mi nuevo vecino no tenga nada que ver con esto), nos ha quedado ir tirando del disco duro, y así, este finde, he tenido el inmenso placer de ver:
TOY STORY 3.
Solo me viene una palabra a mi cráneo: EXCELENTE. Había leído críticas de todos los tipos y colores, pero, como siempre, me quedo con la mía. Es una puñetera obra de arte: argumento, narración, guión, … ¡¡lo tiene todo!! Hacía mucho, pero mucho tiempo que una película de animación no me fascinaba tantísimo!! Y eso que Wall-E o Buscando a Nemo, no desmerecen en absoluto, al igual que las predecesoras de esta tercera entrega. Pero con ésta, como llanamente se dice, “han roto el molde”. La mejor de las tres, seguramente. Y si la podéis ver en HD … mejor. No digo nada más, solo que tenéis que verla. ¡Ah! Y no le déis al botoncito del “stop” cuando finalice. Los títulos de crédito de Pixar, siempre nos dejan un buen sabor de boca.
Como siempre, llegaré tarde para muchos, je, je, je ….
QUE SE MUERAN LOS FEOS.
Y a fe que han conseguido meternos por los ojos la fealdad, si no absoluta, muy cercana a la plenitud. ¡Redios con Javier Cámara y Carmen Machi! ¡Qué feos, pijo!
No es que se pueda calificar de “peliculón”, pero sí de ésas que no te importa ver para pasar un buen rato y echar unas risas. La historia, más que masticada y digerida, se hace un poco más entrañable viendo la fotografía y los paisajes aragoneses que nos deja en la retina.
Por lo demás, Julián López “clava” su papel y, a mi, me hizo echar unas cuantas carcajadas … porque éste … éste también es un buen feaco.
Para raticos de domingo en el sofá acompañado por un buen “buenas noches Carmencita” (los que me conocéis ya sabéis a qué me refiero. Los que no, ya sabéis dónde preguntar). Pero, desde luego, para pagar 6 euracos en taquilla, ¡Ni de Blas!
Pd.- Y ya que hablo de cine después de tanto tiempo, no puedo remediar gritar: ¡Qué asco me dais, Pe y Bardem! ¡Ahora sois el puto exponente del sistema de vida americano, ése que tanto habéis despreciado, al menos, tú, cara de mandril platanero!