#TopChef12
El olor a final llega ya a las fosas nasales de los #concurChefs. Cuatro únicos supervivientes que deberían enfrentarse en la PRUEBA DE FUEGO sin inmunidad al pájaro más socorrido de nuestras despensas en un programa “no eliminatorio sino clasificatorio” … el pollo . A prepararlo al estilo “en mi casa se hacía así …”, señalaba Alberto. “No me digáis que no lo cocináis porque …“, advertía el de Carabanchel antes de ver como Sergio torcía el gesto diciéndonos que, en su casa, de pollo poco y Platero en casa sí, pero en el restaurante, nada. “Estaría bien que ganara una mujer” decía Ripley recibiendo de #meLaTrufa un “mejor el año que viene“.
Sergio empezaba su via crucis particular de la noche con los ingredientes. “Como alguno me diga que en su casa no se cocinaba pollo …“, dicho y hecho. Tendrían 45 minutos para ganar la prueba y conseguir un privilegio que acabaría siendo fundamental y foco de la polémica: “tienes que volar“, se quejaba con razón el valenciano. A currar para trasladar al jurado la sensación de “estar comiendo el dominguito en sus casas“. El tiempo comenzaba y Platero quería hacer pollo con Coca Cola (una antigua receta estrella mía, je, je) pero comprobaba que, a pesar del bombardeo publicitario y de marcas que cada semana se estira más, la multinacional no patrocina Top Chef. Cambiaba a la cerveza. Marcel se decantaba por una receta de su abuela con pimentón y Ripley por una pepitoria descolorida. Sergio comenzaba sus trabajos con el plástico ante la mirada incrédula de los jueces. La manchega fue quien más confiada y disfrutona se mostró anoche: “antes hacía la cocina de los demás y ahora hago lo que sé“.
El trío implacable comenzaba su ronda habitual y comenzaban presionando a Sergio con los métodos de cocción del pollo escogidos: “nos tienes temblando de pavor con este pollo bodeguero“, decía Alberto tras meterse un buen chute de vino evaporándose. El cántabro le echaba licor de uva a todo lo que pasaba por sus manos. Mari Paz nos descubría un nuevo concepto de pepitoria blanquecina “de la Dori” … mientras que Marcel pretendía terminar una receta de su abuela de 2h y 1/2 en el escaso tiempo que tenían. Platero nos explicaba el proceso de elaboración de su pollo cervecero y Chicote flipaba preguntándole si su madre lo hacía así en casa: “esconde los cuchillos que me dan ganas de cortarme las venas“. Todos en faena llegaba a los oidos de Paco Roncero el sonido de la olla exprés, sinónimo indiscutible de cocina de casa: “claro, hablamos de esto“, sentenciaba su homónimo madrileño.
El obtener el pase a la semifinal ayer, además de dejar el esfínter relajado una semana más, resulta vital para coger energías para la recta final. Así lo recordaba Alberto oliendo únicamente “a casa” en el plato de Ripley. Sergio seguía su pelea con los gigantes del vino y Marcel decía que su mesa “olía a Alemania“. Susi se frotaba las falanges pensando en la cara que pondrían cuando vieran que ellos no serían los que catarían sus creaciones plumíferas.
La noticia la recibían con instrucción de marcharse al almacén y mirar la pantallita que allí hay dispuesta. “Ni se imaginan que está en manos de quienes más quieren“, había adelantado al principio Chicote. Y allí, sentados, veían desfilar a sus progenitoras: Pilar (Sergio), Amparo (Ripley), Puri (Platero) y Angélica (Marcel). Sus caritas se reblandecieron como pulpo asustado al verlas. El flujo de hormonas de macho peleón se relajó por un momento. Solo por un momento. Ellas ponían el toque emocional que ya se ha convertido en un clásico del programa. Pilar nos decía que Sergio se fugó de la facultad de Derecho para hacer una prueba en la escuela de cocina y Amparo le dejaba claro a Chicote que sabía del martirio personalizado que su hija sentía con sus valoraciones: “hay un feeling loooooco“, le decía éste. Puri nos desvelaba que, aún hoy, seguía apoyando a su hijo en todo a muerte lo que hacía humedecer el lagrimal al valenciano: “llora tranquilo, hoooombre“, le decía Mari Paz. Y Marcel era el que más sentía tocada la patata ante la situación física de su madre ante este gran reto, además de decirnos que solo “unas tres veces” la veía al año, siendo el esfuerzo de haber venido una pasada para él.
La CATA comenzaba por el “Pollo glaseado” de Sergio. Su madre no las tenía todas consigo y la de Alejandro alegaba que la patata estaba entera: “mira tu madre con la pullica, eh?“. La siguiente campana que levantaban era el “Pollo en pepitoria” de Mari Paz que era reconocido al momento por su mamma que no reconocía en plató que estaba algo pasado de sal. Fräu Marcel ponía gestos como si llevara centilitros del Mar Menor preparándose para reconocer el “Pollo con pimentón” de su hijo. “La Puri” tampoco falló al probar el “Pollo a la cerveza“. Lo tenía claro. Sin embargo, “al plato le salieron dos madres“, ya que Pilar, al ver que estaba tan rico, creía reconocer a su hijo en él. Nada más lejos de la realidad. Su hijo flipaba en el sofá. Entraban a plató y escuchaban el veredicto madrero siendo el “4º plato” de #MeLaTrufa más que nunca el ganador de la prueba y, por tanto, del gran privilegio que tendría en la PRUEBA GRUPAL. Momento abrazo de nenes y al lío.
“Hemos inventado la cocina teledirigida“, comenzaba Alberto a explicarles la prueba en la “Finca Montealegre” de Toledo. “Váis a cocinar juntos” escuchaban y a todos les entraba un cosquilleo de gusto que se esfumaría casi de inmediato. A Sergio le llegó otra en forma de “hostiazo de carta”: ALBÓNDIGAS. Algo tan típico … pues en su casa, ¡tampoco! Menudas delicatessen debía zampar de pequeño, no me jodas. El “Alemán impaciente” nos informaba de que en tierras teutonas desconocen el concepto. 60 minutos tendrían y todos respiraban aliviados hasta que Paco Roncero les decía que tranquilitos que aún no sabían el privilegio del que gozaba el ganador de la anterior prueba. Cocinarían por turnos. Entrarían primero las madres y cada 10 minutos llegaría un hijo. Platero debía decidir el orden y, como es evidente y lógico, el primero en llegar a ayudar a su mami sería él, a los 20 minutos Ripley, 30 para Sergio y los 40 minutazos de sufrimiento telecocina para su máximo rival, Marcel. Y aquí, se recalentó el ambiente. Marcel no entendía como le cascaba a él la máxima penalización viendo a su madre con dificultad de movimientos e idioma. Platero parecía reaccionar inmediatamente y pedía perdón al “no acordarse/darse cuenta” de ese detalle. “Me lo cargo” fue lo más repetido por el alemán hasta bien pasada la 1 de la mañana anoche (de la publicidad, luego hablamos). Y aquí es donde vuelvo a lo de siempre. Se trata de una COMPETICIÓN. Se trata de competir contra otros. ¿Que tal vez no fue todo lo elegante que debiera al ver la situación “especial” de la madre de su contrincante? Puede ser. Pero lo que es evidente es que tomó esa decisión basándose únicamente en quitarse a un rival de encima y no con animus jodiendi a la señora (digo yo!). Que tal vez debería haberle dicho antes “tronco, lo siento, pero tienes que joderte un ratete … es lo que hay”, puede ser. ¿Que le joda? Sí, claro. ¿Para tanto? Está claro que las madres son intocables … pero para mi sigue primando lo que es, un concurso de un solo ganador. Un concurso que ha puesto a su madre ahí, no Platero. Llamadme cruel, pero el alemán también pataleó con la casquería. Es ya una costumbre.
“Hay cosas que se perdonan pero no se olvidan“, sentenciaba. Los #concurChefs tomaban asiento y micrófono y sus madres pinganillo incomunicado. Pobretas. Lo que tiene una madre que hacer por su hijo. ¡Son muy grandes! Que me pongo sentimental … Comenzaba el tiempo a correr y el cachondeo llegaba. El ritmo de madre contra el que suelen llevar ellos al escuchar el gong de salida, jajajaja. Ellas tranquilicas, de aquí para allá … hasta que sus hijos se ponían tensos y empezaban a meterles presión. Ripley le decía a su madre que se camelara a Chicote a ver si le echaba un cable pero éste es incorruptible: “no me hagas la pelota eh?“. Puri se extresaba con el nervio de su hijo y Pilar estaba tan nerviosa que no veía los huevos frente a sus ojos. Sergio suspiraba. Angélica se mostraba perdida. La pobre, sin hablar ni papa castellano y, seguramente, desconocer la mecánica del programa, tuvo que ser auxiliada por Alberto que nos demostraba que sirve para un roto y un descosío chapurreando alemán con ella y ayudándola a coger, llevar y dejar. El resto de madres también recibió la ayuda del Jedi de Carabanchel. Marcel seguía autoflagelándose sufriendo por su madre y con su “Me lo cargo” tatuado a fuego: “esto no llega a ningún lado … si no llego, me meo en la cara de Alejandro” … para mi gusto estoy seguro que no aprovechó del todo los 20 minutos que le quedaron (puesto que su madre al final hizo un buen trabajo) por estar obsesionado con miccionarle el rostro.
Llegaba el momento más cómico de la noche. Mari Paz le daba una y otra vez instrucciones a su madre que ésta se pasaba por el forro de la faja, jajajajaja, ¡qué grande! Que si déjate la carne y haz esto … ni caso … que si no recojas la basura y déjala a un lado … pasaba … “que te ha dado por ponerle champiñones, no?“, jajajajaja … “que me dejes a mi picar el perejil” … claro, claro … la señora a su libre albedrío sin inmutarse. Entraba su hija. Marcel y Sergio seguían apretando nalga hasta que pasaban 30 minutos y entraba Sergio como un rayo: “si mi otro hijo me dice que quiere ser cocinero …“, decía Pilar agobiada.
Al fin transcurrían 40 minutos y Marcel llegaba para rescatar a su madre de aquel infierno: “es la mujer más fuerte del mundo“, decía, hasta que empezaba a enviarle recaditos a Alejandro. Iban emplatando y la señora Amparo le decía a su hija que echara más salsa en los platos. Ésta le devolvió la ignorancia a la que había sido sometida antes. Puri había hecho albóndigas para un regimiento justo antes de conocer quienes serían los jueces de esta prueba: sus familiares: el padre de Platero, el hermano de Ripley, la esposa (peligrosamente parecida a Julieta Venegas) de Sergio y el 2º de cocina de Marcel, el más implacable de los cuatro.
De nuevo frente al televisor para enterarse de la opinión que generarían sus platos ante su gente. “Albóndigas con salsa italiana me lo cargo en cuanto os lo comáis” de Marcel y mami era el primer plato en desfilar. Alcaparra sí, alcaparra no, recibía un buen palo del único profesional de la mesa, su compañero: “no me parece un trato adecuado del producto“. ¡Zás! “Albóndigas con puré como le ha salido del mandil a Amparo” a la mesa. El escaso tamaño de éstas le dieron la pista definitiva a su hermano para defender el plato ante un Roncero más que precabido. “Mira el espabilao como ha pegado el ojo“, decía Chicote en el backstage. Todos opinaron que faltaba salsa. La cara de mamá Ripley mirando de reojo a su hija, muy grande. Tercera entrega con “Albóndigas de foie y piñones” de Sergio. Jugosidad arriba, jugosidad abajo, estuvo claro que su cónyuge caló rápido su creación. El 2º de a bordo sentenciaba: “esto son unas albóndigas de verdad“. Y, para finalizar la hincheta, las “Albóndigas de canela pajiza” de Platero y Puri que también gustaron bastante. “Me hubiera gustado tener a mi 50 minutos“, le decía rabioso Sergio a lo que #MeLaTrufa le espetaba “pues haber ganado tú la prueba“, ¡Zás!
Empezaban a deliberar y el padre de Platero seguía sin tenerlo claro del todo … Judith decía de su suegra “ser muy salá” (pero de pasarse con el condimento en las comidas) y pensaba que el segundo podía ser de su chico (la madre de éste torcía el morro como buena suegra, jajajaja, “mírala! tú diciéndole guapa y ella …“, pinchaba Chicote) … hasta que se plantaban ante ellos y les dejaban claro que el PEOR plato había sido el de Marcel: “Alejandro, te ha salido la jugada de tiralíneas“, le decía Alberto. Por su parte, el alemán seguía caliente y le pedía a Sergio que le vengara ganando esta prueba, ninguneando a Ripley. No hay que perder nunca de vista a un contrincante, el que sea. “A ver cómo les sienta saber que en la ÚLTIMA PRUEBA están sus madres también en el ajo“, adelantaba el juez.
Alberto les daba las gracias a las cuatro pidiéndoles un último favor (en el caso de Sergio, nada más lejos de la realidad): escoger en 1 minuto TRES INGREDIENTES que serían la base de los platos que prepararían sus hijos. En el almacén Marcel seguía dejándole claro (por si hacía falta) a Alejandro que “ya tenían algo abierto y que se lo quería cargar” y éste le repetía, otra vez, que ya le había pedido disculpas. En plató, el Jurado despedía a las auténticas protagonistas de anoche antes de la vuelta de los #concurChefs y de recibir a Mario Sandoval (recién estrenadas sus dos Estrellas Michelín) que nos hacía salivar con dos versiones del rabo de toro: años 70 y 2015. Espectacular. Tuve que ir a por un poco de ChocoPan de Teresa “Azafrán”. La esencia de la prueba era cocinar un plato en base a la herencia recibida de sus padres en 60 minutos y con cata a ciegas.
Platero comprobaba su género: gambas, mejillones y rape. Ripley tenía lenguado, gambas (¡NO GAMBITAS!) y berberechos y Sergio continuaba su calvario anoche al ver que su madre le había dejado secreto, babilla y dos cebollacas. Su cara, un poema. Todos sabían que era quien más complicado lo tenía. Mario Sandoval comenzaba una gira mientras le daba un meneo al sofrito de Platero y éste decía haberse liado con demasiadas elaboraciones. Ripley a lo suyo anoche. ¡Menuda sobriedad demostró! Hay que reconocerlo. El tiempo finalizaba y desfilaban al almacén a la espera de la cata del Jurado que comenzaba por la “Popieta de lenguado sobre carpaccio” … el silencio se hacía en los gaznates hasta el “coño! qué rico” de Chicote que hizo engordar de gusto a la manchega: “todo en su punto y perfecto“. La “Zarzuela de rape y marisco” de Platero se quedó a un paso de su antecesora por estar “subido de pimentón” aunque Susi decía que todo junto no tanto … pero sí. Por último probaron el “Canelón de acelga y carne sin identificar” de Sergio. Plato rico pero sin definir los ingredientes regalo de su madre. El cántabro seguía lamentándose de su mala fortuna anoche. “Veo un gran plato pero en los otros identifico perfectamente los tres ingredientes, aquí no sé si es secreto, babilla o …“, sentenciaba Roncero.
Se presentaban ante el Jurado y recibían la enhorabuena por los platos, “platazos” (Paco R). Uno estuvo bajo los otros dos y fue, como era de esperar con las elucubraciones de los jueces, el de Sergio: “prométenos que querrás a tu madre igual“, jajajaja, decía Alberto. #MeLaTrufa y Ripley se miraban de reojo hasta que la conquense veía su deseada recompensa tras 12 semanas de competición. Su plato le daba el acceso directo a la semifinal y disfrutaba de su subidón. ¡Enhorabuena Ripley! La marine de La Mancha había callado muchas bocas. El programa terminaba con los retos y piques que lanzaba Marcel a Platero que no se amilanaba: “no flipes tanto” y acto seguido nos enchufaban la promo del que viene que tiene una de las pruebas más divertidas (recuerdos me trae): la del papel aluminio envolviendo la despensa entera además de adelantarnos que deberían cocinar sin utilizar la vista replicando un plato de Dani García. La cosa promete. Ya tengo giliTheme y portada …
Programa emotivo siempre cuando las madres aparecen pero, tal vez, falto de ritmo. Puede que esa escasez se la de el bombardeo indiscriminado de publicidad que, anoche, se excedió de límites nunca vistos. 1.15 de la mañana fue lo que vi cuando miré el reloj. Media hora más tarde de lo habitual. Ayer fue como ese minuto y medio de un partido de basket que se alarga hasta 15 con falta y tiro libre continuo. Una pena. ¡Eso sí! Las pruebas fueron originales y fue lo que le dio sal a esta duodécima semana de competición. Estoy seguro que la semana que viene el baile será a más revoluciones. Vamos con los highlights:
– los caretos de Sergio anoche comprobando que el pollo y las albóndigas son alimentos extendidos en los hogares españoles …
– “huele a abuela” … Platero apuntillaba … “no sé si eso es bueno” … jajajaja …
– las perlas de la señora Amparo, madre de Mari Paz: “parece que está divorciada” (haciendo referencia a las horas que tiene que echar una chef para estar ahí, por si alguien creía que esto era postureo) …
– “¿Qué dice?“, Mari Paz al escuchar a la madre de Marcel expresarse en su idioma natal … “Sprugen, strugen” … chistaco de Platero …
– las caras de Alberto a Amparo … jajajaja …
– la diferencia de ritmo entre madres e hijos a la hora de mover articulaciones tras el “tiempo comienza ya” …
– La señora Amparo y su “dime, dime que yo le echo champiñones” …
– “Te hemos dicho que prepararas 6 raciones para 6 personas, no 6 divisiones acorazadas“, Chicote a Platero. Ya se sabe, las madres no tienen “altura” a la hora de darnos de comer …
– las valoraciones implacables del 2º de cocina de Marcel … “a saco Paco“, que utilizaría su jefe después.
– la mirada de Amparo a su hija con el “salsa´s gate” …
– el movimiento de manos de Alberto para despedir a las mamis … nos sirve de despedida hoy también aquí.
Hagan sus apuestas … Yo ya tengo mi “x” marcada …
#Disparate Productions …
GiliConcept Art & Writting by @disparatedeJavi
GiliMontaje Carátula by @silviacalavera & @evaqoliva
Lo primero es lo primero : la crónica genial y divertida como siempre. Muchas gracias y enhorabuena!
Entiendo lo que dices de que es una competición y que Alejandro ha hecho lo q “tenía que hacer” pero estamos hablando de un caso especial, no crees? una señora con una discapacidad y encima, el tema del idioma. No hablo “moralmente” pero desde un punto de vista estratégico, creo que a Alejandro no le compensa ir tanto a saco por otros.. Eso si es que tiene la intención de disfrutar plenamente del titulo de top chef, en el caso de q lo gane. Ya sé q voy muy allá pero oye, supongo q querrá vender libros, que la gente vaya a su restaurante y eso… y en ese plan… no lo veo
Hola Loli,
Entiendo que el “lado emocional o altruista” jugara mucho ayer en más de un@ pero, sinceramente, si se hubiese tratado de la prueba por relevos (por ejemplo) pues vale pero, coño, el programa ha sido quien le ha otorgado la “desventaja” a Marcel trayendo a su madre sabiendo que está fastidiada. Podrían haber sido ellos quienes hicieran una excepción y que hubiese sido una prima o qué sé yo quien hubiese participado …
Alejandro, eso sin duda, es claro y directo y todos tenemos meridiano que va a saco a por el título de la 3ª edición … yo creo que con un “hey, Marcel, tio, no te lo tomes a mal pero a pesar de que tu madre está jodida esto sigue siendo una competición y voy a darte a ti los 40 minutazos pero sin ánimo de joder más allá del concurso” … así, no habría pasado nada … en frío fue lo que alteró la realidad (para mi gusto).
También te digo que, hasta el momento, Marcel no ha podido gozar de privilegio “jodiente” para nadie … habrá que verlo si lo tiene, cómo y contra quién lo utiliza? aunque eso ya lo tenemos claro, no? jajajaja
El día de la casquería en vez de patalear no se le ocurrió pensar que, en el fondo, le hizo un favor dándole la pieza que menos tardaba en cocinar 😉