Ha transcurrido un período más que prudente para preguntarse en qué consiste el libreto de juego de Zidane al frente del Real Madrid. No sé vosotros pero el que teclea aún no ha encontrado una base férrea a la que agarrarse y echar un charla sobre sus virtudes y defectos definidos. Lo único que me viene a la cabeza es la imagen del ex seleccionador nacional sentado en Chamartín viendo jugar a sus estrellas.
Sus logros indiscutibles a día de hoy podrían enumerarse así:
– Cambiar la dinámica catastrófica que Rafa Benítez había inoculado a la plantilla. Sacarlos entonces de un pozo de aburrimiento y matemática fue su mayor acierto. Llevarles de la manita hasta la undécima “Orejona” su cima.
– Recuperar a jugadores para la causa del balompié como Kovacic y, las malas lenguas dicen, Coentrao.
– Convencer a Isco o Varane para continuar en nómina y, todo parece indicar, controlar el ego de James. No sabemos cuánto durará.
– Y tener el valor suficiente para alinear a Casemiro de titular.
Pero, respecto a juego, ¿alguien en su sano riego puede definirme el estilo de Zidane? Se habla de que el francés quiere tener la pelota. ¡Toma perogrullada! Para jugar al fútbol más vale que lo hagas con el esférico. A esto no se juega con los genitales de un carnero pero si cuando lo tienes no sabes qué hacer, mal vamos. “Si lo tienes tú, al menos no lo tiene el otro“, dirán algunos simples y simplistas. A ellos no van dirigidas mis dudas.
“Somos el Madrid, en un minuto lo cambiamos todo”
(ZZ)
Y esta demostración de tener los cojones filosóficos como el caballo más famoso me lleva a recordar la etapa blanca de don Vicente Del Bosque. Devolvió al Real Madrid a su medio natural, los títulos. Pero abandonó la nave blanca acusado precisamente de no saber gestionar un vestuario lleno de modelos publicitarios. Lo de siempre, vaya. Pero, además de este mal eterno, ¿alguien podría definirme su estilo? ¿A qué jugaba tácticamente aquella plantilla? ¿Cómo definiríamos su estilo de juego? Un silencio se apodera de la sala … Pues eso.
Ser colega está muy bien para cuando todo funciona y va rodado. ¿Y cuando no es así? Se necesita un estilo, una idea y ésa es la que aún no conseguimos ver en el Real Madrid. Un equipo de fútbol siempre necesita un entrenador, no un colega.
A Del Bosque solo le vi en mis años mozos dos variantes tácticas reseñables: dejar a Roberto Carlos toda la banda y ordenar a Makelele que cerrara su espalda, la primera. La segunda, aquella alineación mágica 5-3-2 que se sacó del chandalejo antes de levantar la octava Copa de Europa ante el Valencia. El resto de libreta ya sabemos cuál era: “salid a jugar que con la calidad que tenemos seguro que lo arreglamos“. ¿Os suena de algo?
Lo que llevamos viendo semanas unos años después y con una de las estrellas con las que contaba el salmantino. Pero la suerte siempre se acaba. El talento y conocimiento, no. Seguiremos esperando Zinedine.
(Foto portada: marca.com)
@disparatedeJavi
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