Sexta semana de concurso y llegaba la batalla clásica de Top Chef, la de restaurantes. La Guerra Civil estallaba en las cocinas de casa de Alberto Chicote y Paco Roncero. Dos equipos, dos bandos y mucha tensión la que vimos anoche en #topchef6. Aquí, una nueva #gilicrónica. Cada vez quedan menos.
“Esta semana subimos el listón … exigencia máxima”, dejaban claro los jueces esbozando una sonrisa maligna. “Esta prueba me pone …”, declaraba Manu con los pezones a punto de romper su armadura de vibranium. A mi me pasa algo parecido con esta prueba. De todas las que salen del cerebrito del programador es la que más instintos saca de los #concurChefs. Imagino que la tensión de ocupar las cocinas de otro debe ser la misma que cuando tu suegro bebe demasiado en esa reunión familiar y te toca coger su coche. Tras la adorada salida la semana pasada de Moño Rebelde, personalmente, esperaba que los berridos salidos de la boca de Rakel disminuyeran, pero nada más lejos de la realidad.
Los jefes de equipo los eligirían esta vez los propios jueces: de un lado, Mª Rosa Forqué (“por no haberlo hecho nunca”) y, de otro, el gran druida Filippettas (porque la última vez no lo pudo hacer peor). Los dos bandos quedarían formados por Rakel Grititos Infames, Mª Rosa Forqué, Richard Goodman y Manu The Covered con el pañuelo naranja al cuello. El gris, Filippettas, El Celeste, Private y Doc. A priori, se olía el resultado final. Curioso el que Rakel fuera la última en ser elegida. Pero claro, son los demás los que se han perdido en el bosque. Los primeros, a casa de Alberto, al templo Yakitoro. Sus rivales, a la de Paco, la Terraza del Casino. Madrid. 40 comensales a los que ofrecer dos primeros, dos segundos y un postre en 2 horas. Esfínteres apretados y risas de gas Joker en el argentino: “2 estrellas, 3 soles …”.
El pelotón SHIELD gris sería el primero en actuar. Paco Roncero les explicaba la filosofía de su restaurante: “tradición y técnica”, presentando platos como la “Moluscada” o el “Sandwich de gazpacho” que hacía que el de Mar de Plata pidiera un receso para aclarar ideas. Él sería el Jefe de cocina, nombrando a Celeste como segundo, Montoro de pinche y Doc Marcano como jefe de sala: “por su don de gentes” y “su capacidad para infundir paz”. Empiezo a pensar que la mierda que toma está caducada … aunque sigue saliéndole bien. Enviaba a su pandilla a ver qué había en la despensa para idear el menú, un menú que fue cerrando con el paso de minutos. Al menos pareció tener claro el ingrediente principal de todo … de todo menos del postre, a pesar de una nueva advertencia del Sargento Highway Roncero: “en mi casa no se deja nada al azar”. Hostiazo y salsa ponzu por las nubes, paredes y chaqueta iban alterando su escaso equilibrio. Veíamos a Doc por primera vez soltar tacos por su boca cuando le increpaban por llevar 1 hora desespinando las lubinas. Víctor advertía a su jefe que la idea de las “cúpulas de leche de tigre” no funcionaría … dio igual. Crumble requemao y vuelta empezar. Ayudas técnicas de Paco con el ceviche. Se acaban las vieiras, pues ahora ponemos cigalas porque calculamos así de bien … llegaba el momento de empezar el servicio.
“Ceviche bajo cúpula de rayos gamma” y “Véndeme la sopa paaaaayo“, eran los primeros. “Pichón sobre boletus” y “Lubina con ñoquis de pimiento asado“, los segundos y muuuuuuucho más acordes a esas cocinas. Private Montoro (este chico está en todo, cualquier diría que su jefe millonario tiene familia numerosa) quería quitarse el marrón de las cúpulas e insistía a Marcano que vendiera la sopa en sala. Momentos subliminales delirantes cuando Doc la ofrecía: “como hace frío, sopa” o “a mi me gusta más, ahí lo dejo”, estrategias de primero de marketing. Pero reirme, mucho. Muy grande. Montoro, una vez más, se hacía cargo de la buena marcha del servicio ante el cortocircuito de su jefe y el puro continuo de Roncero. “Esta mierda en mi casa no sale“, estallaba viendo que el ceviche querían sacarlo cual pobre tartar ácido. En sala las opiniones eran variopintas. Llegaba el equipo rival y el Jurado para degustar su menú. Filippettas seguía alimentando el caos en cocina. En el comedor, el doble de Villaviciosa de Trump se quejaba de la lentitud a la hora de servir. Me estremecía. Alberto Chicote, al que no se le escapa una (ya deberían saberlo, pijo!) preguntaba por qué ahora cigala y no vieira y, como todos, flipaba con la diferencia de los primeros con los segundos … en todo! Técnica, emplatado, sabor, terminación … hasta que llegaba el homenaje de Doctor Strange Filippetti a las meriendas de verano con un postre … ridículo.
Entre Montoro y Roncero arreglaban los últimos 7 postres en contra de la pausa, boli y papel que pedía el sobrepasadísimo jefe de cocina gris. Eso sí, la pinta de éste era muuuuucho más apetecible en cocina que al llegar a la mesa. La cremita se desperramaba como potito incontrolado antes de las valoraciones de sus rivales: la mayor parte de piropos fue hacia la labor de sala de Marcano y metieron el dedo en el ojo del postre. Sinceridad que en el fragor de las hostias no se entiende. Private, en su mundo, todo el servicio le pareció más que aceptable e incluso rozando las dos estrellas Michelín que alumbraban la casa donde habían cocinado. A Marcano no le hacían ni puta gracia las críticas …
… pero ahora estarían al otro lado. El equipo naranja desembarcaba en Yakitoro, la casa de Alberto Chicote (me recordó que tengo muchas ganas de volver!). Realmente tanto Paco como él aguantaron la procesión que llevaban por dentro viendo la que liaron los concursantes ayer. A eso se le llama auto control. “La coordinación es súper importante”, advertía el anfitrión al tener tantos puntos de marcha de platos. “Si normalmente soy exigente … en mi casa, más”. Seguí salivando muy fuerte recordando lo ricas que están las berenjenas, el tataki, mi idolatrado tuétano o el ssäm de cerdo. Les insistió en el “concepto yakitori/brocheta” de su templo pero rápidamente comprobamos como se lo pasaban por el cetro de Loki. Grititos infames Rakel sería la encargada de los aderezos (de tímpano), Manu The Covered del postre, Richard Goodman de demostrar su escaso conocimiento de la parrilla y Mª Rosa dejaba temblando todos los cimientos de la organización de un restaurante nombrándose Jefa de Sala y de Cocina al mismo tiempo. Ni las #ChicoteDudas ni las #Chicoteadvertencias la hicieron cambiar de opinión. Así marchó todo finalmente. Aunque cierto es tuvo la inestimable ayuda de la siempre “hago lo que me sale de las gafas”, eso sí, a gritos.
Se acercaba el momento de comenzar el servicio y un desorden infame reinaba en la cocina, las berenjenas que tan rápidamente había retirado Rakel de las brasas estaban crudas, Richard seguía hablando con su otro yo sobre si pelaba ya o no las gambas, Alberto advertía que esas raciones eran para “pitufos” y, mientras tanto, Mª Rosa no subía el ritmo cardíaco y el equipo se le desmadraba a cada berrido de Grititos. Mientras ella decidía no poner las gambas, su jefa redactaba con una caligrafía perfecta el menú para los comensales. Lo que decía Chicote al principio, “coordinación”. “Brocheta de zamburiñas con ilusión de gambas del Doctor Strange“, “Tartar picante de maguro para valientes asgardianos” eran los primeros. “Brocheta al punto crudobola Ibérica” y “Salmón que me enseñó a cortar Chicote“, los segundos. “Sobao Japoniego reseco como el ojo de Odín“, era el postre. Llegaban los rivales y Susi y Paco acompañados de la que mejor podía darles unos buenos palicos, Inma. Montoro se sorprendía viendo a Forqué en Sala y no en cocina, Víctor se las tenía tiesas con la camarera doble de Brigitte Nielsen en sus tiempos dorados al dar por hecho que a él y a su Estrella Michelín le toma la comanda la jefa y Filippetti destapaba el tarro de las esencias sucias sobre el piso: “soy celíaco” … algo que, en casa, me hizo reir y mucho. Si hubiera estado en las cocinas de Yakitoro, le hubiese introducido por su celíaco ano los huesos de los tuétanos servidos en el último mes. “Celíaco” era una de las palabras del libro rojo para activar a la “Soldado de Invierno” Rakel. Dio resultado.
“Eres un perro malo“, le decía Richard desde su fragua y él seguía descojonándose con sus compis: “la atención al cliente es fantástica”. Ellos a su civil war e Inma, Susi y Paco a comprobar como el tartar de nervios o el “arroz más pasao que las pestañas de Marcano” no casaban con la filosofía de esa gran casa. Los nervios estaban ya tan calientes como las parrillas y Manu y Rakel volvían a enzarzarse. En las mesas aparecía la brocheta crudísima y un salmón muy visto por muy resultón que fuera. “Una frutita para el celíaco” le emplataban con mucho cariño al argentino y un postre mediocre terminaban con un servicio que debió alterar y mucho los interiores de Alberto Chicote. Y se notó, se notó cuando fue a leerle la cartilla al LISTACO de Filippettas. El resto de sus compañeros a cuchillo con sus valoraciones: El Celeste decía que así, no volvía a comer. Doc Marcano rajando del postre y Montoro dando un 5 raspado con su habitual poesía. La ira estaba servida y Rakel tardó medio micro segundo en ir a por su amigo de más allá del oceáno. Uno de mis incisos: cuando oigo gritar a alguien “estoy harta de tu mala educación” mientras se le hincha aún más la vena del cuello y los decibelios van en escala progresiva no entiendo de dónde vengo ni el concepto “educación”.
De vuelta en el almacén los nervios se calmaban y Filippettas buscaba el perdón del rival. Doc y Celeste también imploraban perdón por sus críticas y todo parecía fluir de nuevo en el cuartel Marvel … hasta que llegaba Mª Rosa Forqué con su sentencia: “si crees que eres el niño malo de esta edición, estás quedando como el niño tonto“. Silencio en la sala. Recuerdos de Bacterio y Free Style. “Se ha transgiversado todo esto” … cierto es que este tio puede sacarte de tus casillas, jajajajaja. El veredicto fue el que esperábamos y el equipo de La Terraza del Casino se alzó con la victoria.
La última oportunidad tendría como anfitriona a Susi Díaz en una demostración de lo que es su cocina. La delicadeza de la ilicitana y la paz con la que preparó el plato me devolvió la tranquilidad que en los minutos celíacos se había esfumado. Y yo, sin ir a “La Finca”. Merece la pena volver a verlo, aquí. 50 minutos por delante para preparar un plato con los mismo ingredientes que ella había utilizado. Comenzaba el tiempo y Richard casi pasa por encima de su mapache preferido. Manu era el favorito en las quinielas del almacén. Mª Rosa era una incógnita para todo el universo. En breve aparecerían los nervios en las féminas. La valenciana hacía volar la sal y era incapaz de mantener una conversación con Paco y Alberto, al igual que Forqué que tampoco estaba para chascarrillos. Teníamos claro que la salida estaba entre ellas. Como así fue. Se esfumó el legado de Chronos y Mª Rosa fue incapaz de terminar su plato dejando dos lomos crudos y con espinas al estilo pechugas de pollo de borracho con una resaca muy dura. Una lástima. Daba igual ya si el “Salmonete con migas del pastor” de Goodman, la “Caldeirada de salmonetes hindú” de The Covered o el “Bullit de salmonete y verduras a la escama nerviosa” de Grititos estaban o no para dar pasaporte a una semana más. En el almacén flipaban. Que se pire así un concursante nunca mola pero cierto y verdad es que si se es incapaz de hacer el mínimo de lo que tus rivales hacen, más que merecida la expulsión.
¡Mucha suerte siempre! Ya os digo que por Ars Vivendi quiero pasar. “El programa saca mucho de ti, te empuja mucho … me voy con pena de haber pasado de puntillas pero tengo claro que me he hundido yo solita”. Honestidad. “Me voy con nueva inspiración y a seguir cocinando”. Siempre adelante.
Programa muy cañero y divertido el de ayer. Sigue siendo la prueba más atractiva y adictiva de Top Chef. Y a fe que cumplió. Los datos de audiencia de hoy dan un aumento al 12,4% con cerca de 1.5 millones de locos con las pestañas almidonadas para aguantar el desenlace final … allá por la 1.30 de la madrugada. ¿Es o no es un #disparate? La próxima semana voy a cronometrar exactamente los minutos de publicidad como si un cuco no fuera a volar nunca más. Me gusta la flagelación. ¡Y ojo que tenemos repesca! ¿Quién entrará de nuevo a la batalla? No sé, pero sí tengo claro quién NO quiero ver más con el mandil puesto. ¿Y vosotros? ¿Hacemos ya una #porraChef? Por cierto, mis favoritos siguen en liza.
(Foto portada: @scientist_pi & El Clan del Bosco)
@disparatedeJavi
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