Tiempos difíciles, extraños y jodidos los que nos está tocando vivir. Pero no voy a hablar de ellos. Bastante bombardeo tenemos por todos los canales a los que estamos conectados. Horas las que vamos acumulando frente a la pantalla. ¡Aprovechemos el tiempo! Y en eso consiste mi último descubrimiento. Que Jim Carrey es un actorazo como un virus de grande es algo indubitado desde hace mucho. Personalmente me enamoró con Truman, Man on the Moon y la tremenda Olvídate de mi (Gondry y Carrey se reencuentran). Con Kidding me ha enganchado desde el principio y no me ha soltado hasta el final. Aún sigo. Aquí, mi #gilicrónica.
Señor Pepinillo, Mister Pickles. Jeff para la familia. Un tipo bondadoso, sincero, amable, altruista, entregado a la felicidad ajena mucho más que a la suya propia, es el maestro infantil de millones de niños en el mundo. Una especie de Don Pimpón real que ocupa el gran vacío que la vida actual genera en la educación cercana de los peques. Desde su pequeño plató y tremenda imaginación transmite sus dogmas de vida de una forma maravillosa mientras su vida personal se tambalea.
Pero ya lo dice el casi siempre acertado refranero español: “en casa de herrero …”. Nuestro protagonista es incapaz de aplicar esos consejos y enseñanzas a su vida privada que se va deshaciendo por momentos. Y hasta aquí puedo leer sin forzar spoilers.
¿Por qué ver Kidding? Porque cada uno puede colaborar a hacer de este puto mundo un lugar mejor. Tópico, sí, pero desde las retinas de Mister Pickles no lo veréis tan típico. Ni tan difícil. Porque la brutalidad y fuerza de cada uno de los personajes (TODOS) pocas veces se encuentra en un serie. Mención especial a Frank Langella. Porque es posible educarnos (niños y adultos) de otro modo, de un modo sincero, amable y con verdadero cariño. Duro, directo, pero con puro amor y admiración. Porque emocional y visualmente es un regalo que atesorar. Por su narrativa, mágica. Por mostrarnos que se pueden afrontar las durezas de la vida de otro modo. Por incitarnos a no perder la imaginación, la ilusión, la fe en el ser humano (¡y mira que me cuesta!), la alegría en tiempos mierdimers, Que otro modo de hacer y decir las cosas es posible. Porque tiene episodios (la gran mayoría) magistrales. Porque te revolverá por dentro como muy pocas hacen. Siempre para bien. Para que aprendas a tener fe en ti mismo y en tu sueño. Porque hay que luchar, luchar y seguir luchando pero siempre con una sonrisa. Por la familia. Por su muchas veces ninguneada importancia. De cómo se puede salir de las situaciones más desastrosas a las que nos podemos enfrentar. De cómo en un leve pestañeo todo tu mundo puede cambiar. De saber afrontar los cambios. De ser valiente. De no rendirse. De sonreir, abrazar, sentir. De perdonar. Porque es una obra de arte.
Podría estar escribiendo y, sobre todo, hablando de Kidding durante horas. Espero que vosotr@s sintáis lo mismo al verla. Porque debéis hacerlo. Vuestro corazón lo agradecerá. De veras. Ante creaciones así solo me queda gritar … ¡GRACIAS!
@disparatedeJavi