Cuando uno está acostumbrado a cenar en un Tres Estrellas Michelín y pasa a degustar pochas todos los domingos es difícil convencerle de que las alubias también pueden ser alta cocina. Eso es justo lo que le pasa a gran parte del entorno culé y a la inmensa mayoría de rivales vikingos. Al Barça no le basta con llevar unos números de escándalo, debe jugar bien. Una obligación autoimpuesta que puede pasarle factura al club. Aquí, mi #disparate.
Aún persisten legiones blancas que echan de menos a Mourinho en el Real Madrid. Aquéllos para los que, jugar bien, era una estupidez si se conseguía alzar títulos. Son los mismos que ahora no pierden oportunidad de tildar de “coñazo”, “aburrido”, “tostón” o “plano” el juego desplegado por los pupilos de Ernesto Valverde. Razón no les falta. Coherencia, toda.
El entrenador vasco ha conseguido que el equipo tenga una fiabilidad defensiva como pocas se recuerdan en Can Barça. Y eso a pesar del (para mi, puesto que parece que nadie lo ve) pésimo estado de forma de Piqué, uno de sus supuestos baluartes. Es Umtiti (¡quién lo iba a decir!) quien lleva todo el peso en el centro de la zaga más que bien secundado por un Semedo que cada minuto justifica la incipiente necesidad que tenían de cubrir ese lateral y por un Jordi Alba que rejuveneció con la marcha de Luis Enrique y su insuperable carisma y conocimiento futbolístico. Caso a parte es el espectacular rendimiento de Ter Stegen, no hace mucho objeto continuo de mofas incluso dentro de casa. Si a ellos le sumamos que Busquets vuelve a ser la máquina pelotera y posicional que siempre fue, los culés tienen motivos más que suficientes, no solo los resultados y el descalabro del eterno rival, para estar contentos y repletos de esperanza en que la fluidez, llegará. Por muy cansino que sea el juego, lo admito.
Personalmente, lo del “estilo Barça“ siempre me ha parecido una soberbia chorrada. ¿Qué significa? ¿Es todo equipo que ame tocar la pelota suscriptor de ese estilo? ¿Cuando el Real Madrid nos maravilló a final de la temporada pasada y principios de ésta, también jugaba al “estilo enemigo”? ¿Jugaban los catalanes el año pasado con ese hipotético y reconocible estilo? ¿Con el Tata? Dejémonos de anhelos y centrémonos en lo que importa: se ha variado el estilo, sí, sin duda. ¿se ha perdido el “estilo Barça”? No. Se ha perdido el “estilo Cruyff”, el “estilo Rijkaard” y “el estilo Pep”, porque un estilo es el que define a un entrenador, no a un club. Ni siquiera considerándose més que un club tienen registrado en su patrimonio “un estilo”. Lo que sí parecen tener patentado es no estar nunca contentos del todo.
El culé debería metérselo ya en el cráneo si quiere disfrutar de verdad de lo que puede ser una gran temporada para su club. De modo contrario lo único que conseguirá es seguir alimentando las hordas de vikingos ansiados de criticar más al rival que de mirar al, de momento, bochornoso juego que despliegan los suyos. De por qué Luis Suárez no parece el mismo, hablamos otro día.
¡Buen fin de semana!
(foto portada: falso9sports.com)
@disparatedeJavi