Pesadilla en la cocina: Anou

Para Valencia que nos trasladaba esta semana @pesadillacocina. Allí, Alberto Chicote se iba a encontrar no a una cocinera de “raseras tomar”, sino a una propietaria cuya “intuiçió” podía más que su “saber escuchar y aprender“. Preparaditos para #ChicoteAnou y un nuevo combate contra los elementos. Uno en especial: la soberbia extrema aderezada con inexperiencia demostrada. ¡¡Bienvenidos al Anou!! Programa que quedó pendiente la temporada pasada y que hizo su aparición ayer. Con vosotr@s “Teresa Umbral, yo he venido a hablar de mi intuició y lo demás, me da igual“: “arrossos y coques”.

“Ésta no es la intuiçió que buscas…”
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Teresa, la cocinera y propietaria. Ex diseñadora industrial que decidió convertir su hobby en profesión. Con ella, su chico, Javier, sin voto y poca voz (y con afonía), ex ingeniero informático. “Mari Jose”, la ayudante de cocina y de genio instantáneo con nervios tan estables como el cráneo de un doverman. Y, por último, Teresa “la mamma”, propietaria de un 1/3 y apartada del negocio. Con estos ingredientes en la batidora del programa no podíamos esperar nada más que el “mole” desastroso que íbamos a saborear.

Todo giró en torno a la “COCA“, el concepto. Un concepto que NADIE entendía y que, ni siquiera ella misma, sabía explicar sin utilizar en la misma frase cuatro veces el elemento “harina”. Hasta su madre decía: “no tengo ni idea de lo que es, y mira que me lo han explicado“. Con una deuda a cuestas de nada más y nada menos que 500.000 €, Teresa “Umbral” decía que sabía que esto era lo suyo porque “con 6 años hice un dibujo vestida de cocinera“. Señales, sí. Pero de otra dimensión. En una ciudad, donde bien señalaba Chicote al principio, existe una variedad gastronómica importante a orillas de mi amado Mediterráneo, Teresa quería abrirse paso con una historia que solo ella creía entender. ¡Pero ni con ésas!

“Te da por bailar ahora que viene Chicote?”
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Allí que llegaba el gran Maestro Jedi. El local, de primeras, hay que reconocer que feo, feo, no era. Algo soso, sí. Pero limpito y curiosón, también. Al llegar, era evidente la pregunta: ¿Qué coño es la comida de intuiçió? Y ya se liaba: “es una cocina que no pierde la originalidad del origen” … (silencio) … (palidez) … seguimos … Una cocina con la que “el cliente no se deja llevar“. Empezaban los primeros “balones fuera”. Finalmente, la mejor respuesta que encontraban a la pregunta era “la cocina de Teresa“. Vamos, lo que su cráneo tenía grabado a fuego apocalíptico porque, como bien le espetó Alberto, “con intuición cocinamos todos”. Inciso: cocina liiiiiiiimpia, limpia.

“Tanta coca, tanta coca …”
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El momento de probar la manduca: de primeras, le servían un bacalao “malo, malo, como un estropajo”. De segundo, una coca de pierna de cordero “seca de cojones” y empezaba el bombardeo de “el concepto”: Javier intentando defender la idea de su chica, y Alberto haciéndole ver que eso, ni de coña, se acercaba a lo que los valencianos entienden por una de las muestras típicas de su gastronomía, hasta que, tras un intercambio de “di lo que quieras que sigo a lo mío”, el de Carabanchel le espetaba: “Vamos a estar así mucho rato?“. ¡¡Coño!! Que eso, no es una coca, y punto. Con un nombre semejante a “Trampantojo de coca cubana a la valenciana“, todavía! “Lo sabes tú como yo” ¡¡Zás!!

“NO y NO, no es una COCA!!”
(paubacardit.wordpress.com)

Teresa empezaba a calentar motores y soltaba un “Chicote está pirao“. Pero no, bien clarito se lo dejó: “toda esta historia es una patraña“. Respetar los sabores propios y no globalizados, decía la carta. Intercambio de golpes, más bien, golpes de Alberto contra una pared para fijar qué y qué no es una coca valenciana. El elemento “harina” hacía su aparición. Para Teresa, todo lo que llevara algo hecho con harina, ya podía recibir el calificativo de “coca”. Un momento incendiario y de impotencia que llevaba al Chef a decirle “mira, cocinas de puta madre, ya me llamarás cuando tengas el local cerrado“. ¡¡¡¡Cooooooooño!!! Escucha un poquito!!! Salía por patas de allí para decirnos lo que todos pensábamos con metáforas o símiles semejantes “Tiene el ego más grande que Mestalla“.

“Que voy a comer QUÉ???”
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Pero claro, Alberto no se iba a quedar con el “concepto Coca Umbral“. Allí que se iba a “La Espiga” para que nos mostraran cómo se hace una (qué hambre me entró!) y para que los maestros del horno, al ver las fotos que le mostraron, dijeran lo único que podían decir: “eso es un montadito” y la otra, “prima hermana“. Eso sí, Teresa no se iba a bajar de su burro: “me está infravalorando porque me quiere convertir en una más“. Asistíamos al primer servicio supervisado por el Chef y las caras de los clientes al recibir la explicación de Javier sobre lo que es la “coca intuitiva” eran todo un poema. Y en ésas, que aparecía “la mamma” con la consecuente subida de la presión arterial y craneal de la protagonista. Chicote entraba en modo “on fire” al ver que, nada de lo que decía la carta, era lo que Teresa servía: “estás contando una cosa y haciendo otra” (tras comprobar como los quesos valencianos en la ensalada, tenían lo mismo de éstos que el propietario nazi de Ikea). Ahí que la madre sacaba a Alberto del local para explicarle bien clarita la situación de cómo le habían “tirado” del negocio. Mientras tanto, los clientes seguían siendo víctimas del hechizo “confusión” con el que los propietarios querían convencerlos de “SU MOVIDA”.

“Esto es una coca, coño, que lo digo yo!”
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“Estáis agarrados a un palo hecho de humo“, era la conclusión de Chicote, porque “el concepto hace agua por todos sitios“. Mientras tanto, ella movía la cabeza y los brazos más que C3PO explicándole a esos osos barbudos y enanos la sinopsis de la Rebelión. Un servicio de pena daría paso al momento “Brain coca storming” con la familia al completo. Pero Teresa, ya se sentaba con su idea: “yo no voy a renunciar tan fácil a todo lo que he construido” … el qué exactamente? un castillo de deuda? Nos explicaban cómo habían acabado montando el restaurante: primero, un cátering que hundieron para, luego, “darse cuenta de que eso no era lo suyo y entonces, abrimos esto“, porque, eso sí, el curso correspondiente de cocina decían haberlo hecho. “Y qué es lo siguiente que váis a montar, un hotel?“, Chicote flipaba y la mamma se descojonaba. Alberto intentaba explicarle el significado del término “SOCIO y NEGOCIO”, pero ella erre que erre, hasta que se dejaban las cosas claritas: “Experiencia cero, ínfulas de grandeza, ego como Mestalla y un desastre“.

Allí que se ponía manos a la obra y le enseñaba una receta de “Coca de morcilla y calabaza” que nos mostraba la absoluta terquedad a la que se enfrentaba. Decía estar “súper dispuesta” pero en cuanto el chef se daba la vuelta decía “yo puedo hacer una coca mejor que la de Chicote“. Volvía para el servicio y comprobaba como Teresa había pasado olímpicamente de todo lo que le había dicho y no había preparado nada de nada. ¿Por qué? Simple y claramente porque no le salió de los genitales intuititivos. “Que te rías de mi trabajo, no me lo esperaba“, sentenciaba Alberto.

“El elemento Maaaasaaaaa”
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Otro servicio comenzaba y sería la misma Teresa, la creadora del “concepto”, la encargada de explicarle a sus comensales (ésos a los que tachaba de poco inteligentes o comprensivos) su “coca de intuiçió“. El resultado, como era de esperar, era evidente: nadie sabía qué carajo estaba diciendo. Momento estelar: otro concepto, “elemento masa“. Me veo incapaz de explicar esto, así que, por favor, tenéis que verlo con vuestros propios ojos aquí. El colmo de los despropósitos. “No me he enterado de nada”, decía una clienta. ¡¡Nos ha jodido!! ¿Y quién sí? La red del pajarito azul echaba humo anoche con tanto concepto “deconstruido”. ¡¡13 minutos estuvo para explicarles qué era su cocina!! Pero no acababa ahí su calentón. La coca de Chicote tenía mucho éxito entre los comensales lo cual, le jodía. Sí, le jodía. Para colmo, le echaba la culpa a la madre de que el comedor estuviera lleno! Pero coño! y cuál es el objetivo entonces? Y estallaba la bomba: el bloqueo llegaba a sus circuitos y cocinera y camarero, desfilaban hacia la calle en un acto patético de cobardía. Sí, repito, patético y de cobardía. Es así. Dejaba a su chico (un pedacito de pan el hombre) colgado: “tantos ovarios que dice que tiene, dónde se los ha dejado?“. Totalmente. Pero llegaba Alberto y sus cojones como esfinges poniéndose a los fogones y distribuyéndose el currele con Mari Jose: “arrancamos fogones” y todo salía bien. Sin ella. Javier estaba jodido y hundido. Muy dolido. No era para menos. Teresa no tuvo ni el VALOR ni la VERGÜENZA de sacarlo adelante y todos la calificaron como una “cobarde”. Mari Jose decía estar “súper dolida” y estar pensándose el volver.

“Esto es una locura, abandonen la nave!!!”
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Al día siguiente, en un entorno tranquilo y arbolado, Javier, su chico, intentaba capear el chaparrón que vive a diario, y explicarle que ella es la única perdida y equivocada en todo esto. Pero no. Teresa decía haberse sentido traicionada porque si ella decía “todos a casa”, era TODOS. “El mundo no te ha entendido“, le decía Chicote. Y entonces, le ponía bien clarito los puntos sobre sus costuras: “todo lo que has tocado, lo has jodido” y lo peor de todo es que “ni siquiera has tenido cojones a pedirles perdón“. TOTAL. ¿Vamos o no vamos?, le preguntaba Alberto tras la charleta. Y ella contestaba algo que, para mi, resumía todo lo que anoche vimos y lo que, seguramente, se verá a día de hoy en el Anou: “desde el convencimiento no, pero desde la necesidad, sí“.

“¿Dónde está mi intuiçió en la decoracióóóón?”
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Allá que se marchan a Food & Fun, cocina creativa, para que el Chef le diera una nueva charla “face to face” sobre su evolución con la sardina con tomate. Ejemplos ilustrativos y que cualquier persona con un mínimo de riego cerebral sentiría algo parecido a “será idiota, cojones, este tío ha venido a ayudarme … tendré que hacerle caso un poquito no?”. Pero ella, en su mirada, no decía esto a pesar de lo evidente de las palabras del Maestro: “Me di cuenta que podía equivocarme y que podía aprender“. APRENDER. Mientras Chicote lidiaba y lidiaba, el equipo del programa llevaba a cabo la REFORMA. Esta vez, más bien, un buen lavado de cara para darle “color” al garito. Moderno y muy chulo. Como casi siempre. Pero eso sí, ella, nada más llegar, ya ponía su primera puntillita: “Las letras son muy pequeñas no?“. La expresividad por no decir el agradecimiento de Teresa no sé si alguno lo vio en pantalla. ¡Qué inexpresividad, por Tutatis! Si hasta el propio Alberto le tuvo que decir “me gusta que la gente me cuente qué piensa cuando le ayudo”. ¡¡Claro coño!! ¡¡Di algo!! “La decoración está vacía sin mi comida“. Olé tus cojones. ¡¡Puuuuuf!! Ojo, @chefaportershop de nuevo puso su “gotita” con esos uniformes, dejándolos bien guapetes.

“Cuando se vaya Chicote ….”
Pensamientos de madre
(zfashiontw.wordpress.com)

Momento ilustre del programa: llegaban Ricard Camarena y Vicente Patiño al restaurante. Pero Vicente, a pesar de su buena fe, no pudo decirle algo más catastrófico a Teresa “Umbral”: “lo fundamental es que creas en lo que quieres hacer” jajajajaja ¡¡¡Noooooooo!!! Fue la primera vez en todo el programa que se vio a la diseñadora medio sonreir. Pero era una sonrisa maligna de “jeje, ves? lo que yo decía”. Pobre Javier. El servicio empezaba y todo se convertía en un nuevo desastre al bloquearse totalmente. Todo le sobrepasó hasta que Alberto decide darle a Mari Jose los galones de la cocina. Pero eso sí, a pesar de parecer comprobar un poquito de HUMILDAD en Teresa, nada más lejos de la realidad: “yo soy muy buena de segunda, pero también lo soy de primera“. Servicio completado con la felicitación de los dos grandes Chefs invitados.

Momento despedida. Alberto tenía que estar deseándolo, la verdad. Fue duro, muy duro. Cuando hablas con alguien (y sé que me estarás leyendo Teresa) que no quiere escuchar, que no quiere rectificar, asumir, cambiar y cuya soberbia domina plenamente, es jodidamente insatisfactorio volcar tus energías hacia ella. Espero hayas evolucionado. De verdad. Una versión del “Sweet Child O´Mine” salpimentaba la escena. Todos pensábamos exactamente lo mismo que el Chef pronunció antes del fin de emisión: “Mañana, vuelve a hacer lo mismo“. Pero ella, en su propia realidad: “con el programa, me he dado cuenta de que es increíble hasta qué punto puedo escuchar” … ¿Cóóóóómo? Lo dicho. Ella lo confirmó: “pues no estaba yo tan equivocada con lo de la coca“. ¡¡Suerte Teresa y Javier!! Pero, sin escuchar, aprender y rectificar, nadie va a ningún lado. Hazle caso al Chef. Hazme caso a mi. Y sobre todo, hazle caso a tu chico.

Javier tras la marcha de Chicote.
(braindeadradio.com)

Highlights: La banda sonora de “Kill Bill” fue realmente apoteósica una vez más, el “súmmum” (gracias @Guadalupe_cm85)

– “Te puede hacer elemento masa en la boca“, grandioso!

– el #concepto #coca debió ser TT anoche!

– “La harina que tiene cualquier cultura“, con dos cojones. En plena discusión sobre lo que se entiende por coca.

– “cocinas de puta madre, así que ya me llamarás cuando tengas el restaurante cerrado“, ¡¡Zás!! El Maestro pierde su paciencia.

– “Es un elemento que lo único que hace es marear más“, “¿Nos vamos a pegar una vuelta todos?“, el momento “espantá”, impactante.

– “soy una gran Chef aunque no sea conocida” … joder con la afirmación de la ingeniera.

“Las enseñanzas de Chicote, dices …. Esto!”
(blogdehumor.com)

– “los clientes nos cuestionan sin parar lo que hacemos” … y no te has parado a pensar por qué?!

– “Coca o bocata? Vamos a estar así todo el día?“, papeleta de Javier ante el Chef para apoyar a su chica.

– “Psicológicamente amarillo“, un nuevo concepto de intuiçió sobre cómo le gusta a los valencianos la paella según Teresa.

– Las caras de los clientes, merecen estar en esta sección.

– “De esa receta, NO“. Teresa se negaba a utilizar las enseñanzas de Alberto. Una buena sinopsis de lo que vimos.

“Pepinillos flipping!!! Esta tía nunca aprenderá!!”
(giphy.com)