Por segundo año consecutivo el Real Madrid se planta en la final de la Champions League buscando romper esa maldición que impide repetir victoria. Anoche se deshizo de un Atlético de Madrid que solo jugó (o pudo jugar) 20 de 180 minutos de eliminatoria. Aquí, mi #disparate.
Si la semana pasada vimos un partido donde los blancos supieron imponerse en todas las facetas del juego y donde, tras el empate injusto en Liga, la pelota decidió entrar, anoche se intuía un gran partido de fútbol como así fue. Los primeros (e insisto, para mi, únicos) 20 minutos de partido puso los genitales madridistas en un puño. Incluidos los míos. Empuje y fuerza sobrepasando el límite encerraron al Real Madrid en su portería desde el principio. Keylor Navas supo muy pronto que tendría que tener una de esas noches por las que fichó por el club de Concha Espina. El gol de Saúl evidenció las carencias defensivas de Cristiano Ronaldo y la extraña colocación bajo palos que a veces tiene el tico. Demasiado rápido llegó ese gol que trajo consigo un penalti de pardillo de Varane sobre un sentimental Torres. Gameiro me sigue pareciendo infinitamente mejor y más peligroso pero ya se sabe que, para el Cholo Simeone, cuenta más tener el vello de punta que jugar al fútbol. Gol de Griezman y 2-0 en 15 minutos.
Modric, en una de esas Zinedinas, se peleaba sobre la cal derecha del piso. Nadie lo entendía. El Madrid no tenía el balón y así se mascaba la machada para unos, la tragedia para otros. Pero entonces llegó (sí, en el Calderón se ven muchas) otra Cholada. Parece mentira que el argentino no oliera la sangre como lo hizo la Península al completo. “Cabeza”, tuvo que decirle a sus jugadores o, lo que viene siendo lo mismo, ahora a dejar pasar los minutos encerraditos esperando una contra y el 3-0. Muy poco inteligente, otra vez. ¿De verdad pensaba que el Real Madrid no sería capaz de meterles un gol? Fue entonces cuando el croata y su mejor socio, Isco, empezaron su recital de pases, control, regates, baile. Toda una exhibición en medio campo que terminó con una jugada magistral de Benzema y gol del malagueño tras otra gran parada de Oblak a Kroos. Oblak, ¡qué portero! 2-1, se acabó el partido y la eliminatoria por mucho que Simeone quisiera vender en rueda de prensa que su equipo mereció mucho más viendo las paradas de Navas (y olvidando las de su guardameta, claro).
El francés que tan harto nos tiene con su irregularidad y clase desperdiciada se sacó de la chistera un jugadón que si lo hace Messi o Neymar son genios pero que, en el caso del francés de palabra relajada, fue error defensivo del Atlético de Madrid. Se fue de tres defensores (dos con tarjeta amarilla, un detalle sin importancia) en medio metro cuadrado recordándonos al mejor Buitre. ¿Error de Savic o Godín? Si hubiesen hecho falta y segunda amarilla hoy estaríais diciendo de ellos “qué poco inteligentes”.
De todo lo que se puede hablar y discutir hay una estadística que, además de demoledora, es más que ilustrativa de lo visto sobre el piso anoche: 10km más y 275 pases menos que el Real Madrid. O lo que viene siendo un correr y no poder, o no saber. Voto por una mezcla de todo. Ya lo comentaba la semana pasada: la plantilla de los colchoneros es corta y carente de calidad en muchas líneas, sobre todo, una donde es fundamental tenerla si quieres aspirar a cotas altas: la delantera. Seguir viviendo del romanticismo con Fernando Torres, sí, cierto es, #noLoPodemosEntender. A Gameiro no se le ha dado la continuidad que esperaba. Decía el Cholo anoche que a Gabi había que clonarlo (¿para que lo puedan expulsar en todos los partidos?) en un evidente mensaje de la renovación urgentísima que necesita el equipo en la medular. Koke parece, parece, pero sigue sin hacerse con la manija como se espera. Tampoco tiene un socio a su lado que le ayude mucho. Querid@s, esto es fútbol y, al fútbol, se juega con la pelota. Con los codos y tacos, también, pero sobre todo con la pelota.
En definitiva, el Real Madrid ya está en Cardiff a pesar de los deseos, plegarias, maldiciones y brujerías de los de la parte Noreste del país. Ahora se le sumarán las de los cuasi ex inquilinos del Calderón y, a mi, me invade el subidón de poder ganar la duodécima Orejona y el irracional temor a una maldición de Champions que pesa mucho en mi supersticioso cerebro. Eso sí, volvemos a estar en la final jugando al fútbol, eso que #noPodréisEntender mientras sigáis adorando un estilo que, a pesar de que os haya hecho volver a lo más grande, sigue pasando por encima del balón. Cerezo, saca la billetera china de una vez. Hala Madrid. Bale, no te molestes en llegar.
(Foto portada: deportes.elpais.com)
@disparatedeJavi