Y el sueño, como se mascaba desde antes incluso del batacazo en Brasil, terminó de esfumarse. Ayer, Italia, más azurra que nunca, nos dio un repaso táctico, físico y de fútbol que termina por sepultar el tiki taka que nos llevó al Olimpo del balompié.
Del Bosque y el séquito de acólitos cerriles del “tocar, tocar y tocar y no me importa nada más” han conseguido matar una idea que maravilló al mundo pero que no ha sabido adaptarse a las defensas y sistemas planteadas por el rival. Ése ha sido siempre el principal problema de don Vicente, el no saber adaptarse a los cambios irremediables y aferrarse a una diplomacia de carisma escaso para no tomar decisiones firmes. Un modelo harto extinguido. Un modelo que ya tuvo igual resultado en su etapa en el Real Madrid. Una lástima esa obsesión del salmantino por terminar aferrándose siempre al pasado y a unos galones que solo él respeta.
Indudablemente hay que ser agradecido con este seleccionador que nos llevó hasta donde nunca soñamos – con la base más que hecha – pero no por ello debemos otorgar garantía infinita a un cadáver que huele desde mucho antes de los postres. Ha llegado el momento de cambiar.
Piqué – y sin que sirva de precedente lo que digo hoy – ha hablado con la valentía que le da su impulsividad. Una certeza que cualquier estúpido aficionado al fútbol “comedor de bolsas de papas“, que diría un sobrevaloradísimo jugador, conoce desde que los Xavi, Xabi Alonso, Puyol o Villa dejaran el combinado nacional.
Aquel equipo se sustentaba en un centro de campo inexpugnable con o sin balón. Hasta cinco futbolistas en la medular tocando balón sin cesar. Tras su marcha, don Vicente se sintió huérfano de ideas, una vez más, y decidió dejar atrás el 4-2-3-1 para vendernos una supuesta evolución y dibujar un 4-3-3 que ha terminado por matar el escaso resquicio de tiki taka que aún habitaba en La Roja. Podría haber echado un ojo a su Madrid y ver de qué cojeaba ese sistema porque se ha repetido a la perfección en el combinado nacional: equipo roto, irregular, desequilibrado, de arreones … y con el alma más escasa que se recuerda en mucho tiempo.
No confundan tiki taka con alto porcentaje de posesión. Este último sin rapidez, velocidad, desmarque y finalización de jugada es una nana que tararear a Villar en cualquiera de esas sistecitas a las que es tan aficionado y es lo que llevamos viendo los últimos años. Más bien un tacatá. Un ritmo cansino y sin fundamento que acaba por absorber toda tensión y ritmo a los jugadores. Un amasijo de piernas que renuncia a los extremos a favor de unas bandas largas pasadas de moda.
Ya pasó. Al menos, eso espero. Es absurdo ir calificando jugador a jugador. Es momento de volver a levantarse pero, esta vez, con zapatos nuevos. Unos zapatos que nos hagan volver a sentir el piso y que nos hagan correr por una idea nueva de juego, una idea mixta, una ilusión. Ya no hay más prórrogas. Reinvención o vuelta a los tópicos estúpidos de antaño.
Materia prima para volver a soñar … hay de sobra.
Otro día hablamos de las quinielas para su sucesor que ya me ha subido la tensión bastante por hoy leyendo los “nominados”.
@disparatedeJavi
(Foto portada: www.espnfc.com)
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