Y al fin se estrenaba la cuarta temporada de #TopChef. Mucho se ha hecho de rogar y semanas de “muy pronto” hemos tenido que soportar pero anoche llegaba la nueva edición del “programa de cocina más exigente del mundo”. Aquí la primera #gilicrónica de unas semanas venideras que prometen emoción, cocina y, por supuesto, risas en una temporada “que en nada se parece a lo visto hasta ahora“. Incluido el patrocinador, ahora Lidl.
14 serían los #concurChefs que pelearían por conseguir el pase a la arena de los gladiadores. Más de 10.000 en el casting y solo 12 desfilarían hacia el Coliseo. Los miembros del Senado, Alberto Chicote, Susi Díaz y Paco Roncero adelantaban en rueda de prensa que el nivel es cada vez mayor, como no puede ser de otro modo, y empezábamos a conocer a los aspirantes. Los elegidos para la gloria recibían en sus trabajos sobres de distintos colores en los que se les notificaba su entrada a la arena y allí que llegaban para empezar a demostrar por qué están ahí. Los colores de sus invitaciones marcarían el rival al que se enfrentarían en la primera prueba eliminatoria. 90 minutos por delante para trabajar con un producto de “tradición milenaria”, los pajaricos: pato, perdiz, codorniz, tórtola, becada, torcaz y pintada. “El tiempo para cocinar empieza … ya”.
Los duelos a casco descubierto serían: Melissa “Simpson” y “Cypher” Tomás, ex estrella de rock con su grupo Logan, con dos becadas ante sí para empezar a desplumar. María Rosa “Forqué”, a la que el “descontrol la descontrola“, qué cosas, contra Manu “el tapado”, cocinero tradimoderno. Mucha cocina se veía ya en esa pareja. La codorniz sería su arma. La torcaz sería para Xavi “Obi Owen Kenobi” y “Doc” Marcano. El primero se declaraba friki de Star Wars ganándome el corazoncito desde el primer minuto al declarar que se “sentía identificado con Vader“, algo que me gustaría me argumentara mejor porque yo más bien lo vi como ese stormtrooper que pasea por los eternos pasillos de la Estrella de la Muerte sin saber donde está el baño. Su rival nos contaba que quería ser inventor pero que al ver las tasas que tenía que pagar de autónomo y que sus creaciones no daban el petardazo, decidió crear con cosas comestibles. Rakel “me rallo con las aves” y con unas cuantas cosas más y Montoro “élites” deberían luchar para ver quién preparaba la mejor tórtola. El segundo decía trabajar para una de las “familias más poderosas del planeta” y “que no repetía plato nunca“. Y ahí saltaban los circuitos de mi cráneo al empezar a multiplicar días del año, cinco comidas al día, años de servicio y perrita “reina” incluida. “No repito plato nunca“, me estremecía el sudor frío en el sofá. “Nelson” Filippetti, tras trabajar en un prostíbulo donde daba de comer a 250 chicas con “mucho hambre” y dejar claro que su filosofía de vida es “pon química inorgánica en tu existencia” se plantaba ante su rival, Julio “me cago en la leche Merche que admiro hasta el fritangas de la esquina de mi barrio”, con la perdiz de fondo. Conocíamos entonces a la benjamín de esta edición, Eva “Croft” y la prejubilada doble de Montse, doctorada en brujería y asociabilidad, Fátima. Insoportable desde el minuto uno. La pintada, para ellas. La última pareja de gladiadores la formarían los que, os adelanto, dos de mis favoritos (por carácter y mano en la cocina): Richard “Goodman” y Víctor “el celeste”, el único que tiene una Estrella Michelín. Éste ya estuvo hace dos ediciones dando una masterclass a la promoción de David. Sus armas, dos patos.
Todos a desplumar y los demás a escuchar tópicos incoherentes que ya forman parte del diccionario culinario televisivo de Arkham. Que “si los pájaros tienen sentimientos” aunque estén tiesos en mi mesa … “que si son seres vivos”, no como las hortalizas que nacen “no muertas” … en fin, Melissa, tengo la sensación de que nos vas a castigar con muchas de esas perlas naturistas. Rakel y Montoro tenían el primer mini enganche a costa de un foie que el private chef no quiso compartir más tras darle un poco a Xavi. Fátima empezaba su particular guerra de orgullo frente a los Senadores por un ajo al borde de la incineración y Melissa decidía que para qué cortarse una mano pudiendo ser las dos. El SAMUR aparecía y le colocaba esos guantes de látex pero no le conseguía erradicar la paranoia sospecha de que Cypher le apagaba el fuego cada vez que ella se daba media vuelta para ver si había pisado algún pequeño brote verde saliente de una baldosa. La primera hora y media de cocina volaba y era el momento de elegir a los primeros siete luchadores.
Xavi nos presentaba su “paloma, chantarelas y plumas” mientras que Doc Marcano, a pesar de presentar la pechuga al punto de pasada y sus mini zanahorias y romero, se llevaba el primer juego de cuchillos. Montoro mostraba su “tórtola enterrada en un risotto de setas” que, a pesar de estar rico, echaba de menos el pajarico. Al igual que Rakel con el “bosque preciosista” donde quiso esconder al suyo. El primero tomaba el segundo estuche. Turno para Tomás y su “becada con pastela árabe y cráneo fosilizado con su pico bien puntiagudo” y Melissa con su “ensalada de puerros” que es lo que comen las becadas en su cabeza. El plato de su rival le parecía oscuro y no le contaba nada, porque claro, a ella los platos deben contarle una aventura épica. Doc se retiraba con el tercer juego. Eva Croft y su “pintada con espárragos blancos” daban el primer mandoblazo a la soberbia prejubilada, haciéndose con el cuarto juego y dejando el plato viejuno de su rival en “la otra época donde vive”, tal como resaltó muy acertadamente Víctor desde la distancia. La decisión más difícil, como predijo el oráculo, fue entre éste y Richard Candy. Finalmente fue el primero en entrar a las cocinas de Top Chef. Aún restaban dos juegos de gladius por entregar. Manu no pudo superar con su “codorniz reseca en escabeche” a la “regañá dulzona” de Rosa Forqué. Por último, Julio “me cago en la leche Merche, se me van todos los puntos de cocción” veía como la perdiz de Filippetti no volvía al campo sino que iba directa a la arena. Ya teníamos a los primeros 7 #concurChefs. Las caras de los otros siete mostraban un apretón de esfínter evidente. Bueno, menos Fátima que seguía con una mueca bastante irritante.
La ejecución de dos de ellos se acercaba. Solo 5 juegos de gladius restaban por entregar y, para saber quién se los envainaría, 60 minutos por delante para cocinar merluza junto a un ingrediente correspondiente al color de sus sobres y que debía ser parte esencial y contundente de sus platos. Julio y su coliflor (blanco), Xavi y la culpa del tamarindo (marrón), Fátima y el pomelo amarillo (aunque a ella hubiese dado igual el color, se habría quejado seguro), Manu y el caqui (rojo), Richard y la papaya (naranja), Rakel y el arándano rebelde y Melissa y su verde esperanza cactus, se preparaban para el que para dos sería su último momento televisivo. Paco Roncero, avisado por el pinganillo de que Fátima era la que más nos alteraría, se acercaba a ella para interesarse en su preparación. Como nos esperábamos, se ponía gallita sin dejar hablar y defendiendo su gusto por el horno porque como no había gas, no podía (NO SABÍA) hacer otra cosa, aunque su “plato iba a ser creativo”, decía. Jodido el término “creación”, muchas veces contaminado por “abominación”. Mientras tanto, en las cocinas de Top Chef, los siete elegidos para la gloria se daban cremita (qué bonitos son siempre los principios) y empezaban a hacer sus quinielas dilucidando a quién le pasaría una cuádriga de realidad por encima y tendría que irse con el taparrabos a su casa. Y llegaba un clásico que todos esperábamos: las #ChicoteDudas. El centurión de las cocinas se acercaba a la activista Melissa primero para interesarse por qué carajo haría con las hojas de la chumbera y después a Rakel para decirle que su tiradito “lo mismo la tiraba a ella“. Fátima hablaba sola y tras comprobar como su arte en el horno había conseguido pasar (nuevamente) el producto, en voz alta como una niña pequeña se marcaba un “está al punto!”. Como si engañar a los Senadores fuera tarea sencilla.
Se hacía de noche (para algunos, más) y llegaba la cata: Melissa Simpson nos presentaba su “merluza con sopa de nopal y tartar de gambas” que, pese a las dudas iniciales, logró salvar. Xavi “trooper”, tras pelearse con el tamarindo crudo, cocido, en frío y en pasta no convencía mucho a los patricios. Rakel y su tiradito ácido, de textura gelatinosa pero muy, muy bonito dejaban la perla de Alberto: “un buen marco para un cuadro flojillo”. La primera llantera de esta edición en la arena de Top Chef. Segundos más tarde también tendríamos la primera bronca entre gladiadoras. Richard y su platazo, a pesar de que la “papaya se quedaba corta”, cortó varias rodillas para abrirse paso a las cocinas. Llegaba entonces Fátima y su bautizada como “crema fresca de queso” y pomelo. Al punto decía … sí … al punto de estucado. Pero ella, a su rollo, cortante, insultante, orgullosa, soberbia hasta que Paco Roncero le espetaba “¿me quieres escuchar?”. Ella seguía mostrándose altiva y decía “yo no voy a llorar“, lo que hacía que Rakel sacara el tridente y la red antes de que le tocara más los genitales la señora. Manu y su “caldeirada” despertaban el paladar del jurado aunque “algo más visual” en el emplatado no vendría mal en futuras contiendas. Última cata para Julio y su coliflor al curry con tartar de gamba al que no hacía falta más explicaciones que el “esto está muy bueno” de Alberto Chicote. Tres estaban clarísimos para todos (dentro y fuera de plató) y dos disputados. El Senado se paseaba y nos sacaba de dudas: Richard, Manu, Julio, Melissa y Rakel recibían las grebas deseadas.
Admito que Xavi me dió mucha penica pero ¡qué coño! Con 23 años aún puede encontrar el sendero de la Luz. Todo lo contrario a Fátima, auténtica discípula Sith que, como no podía ser de otro modo, moría matando en la arena: “la valía no se mide por un concurso”. Entonces, ¿qué buscabas al apuntarte? ¿Demostrar que los sorteos del INSERSO nunca te benefician y conseguir viajar unas semanicas? Así terminaba la primera entrega de esta 4ª Edición con más de un 14% de share. Estrenazo deseado. No me tiréis de la lengua con el tema publicidad. “Aprovechad cada momento y disfrutad“, terminaba Alberto Chicote con su arenga a los ya legionarios. “Ahora sí, arranca Top Chef“.
Edición que pinta muy, muy bien y en el que veo 4-5 #concurChefs que nos pueden dar platazos. Si me preguntáis por mis precoces favoritos os diría que Víctor, Manu y Richard ganaron su libertad anoche para el que suscribe, teniendo a Rosa Forqué más que presente, aunque sea algo precipitado el sacar conclusiones con tan poco material. Pero yo, ¡me mojo! Ganas de que llegue el miércoles que viene y ver la competición motera.
Os dejo con un último gif cortesía de Arturo González-Campos, un puto crack. Pinchad y aprended. Los jueves tenéis una cita. ¿Habéis tenido bastante? Yo, no.
(Foto portada: @scientist_pi & El Clan del Bosco)
@disparatedeJavi