Hay veces que las palabras no sirven para describir lo que uno siente durante el disfrute y visionado de una película. En ocasiones es imposible describir los sentimientos que llegan en cascada tras ver “the end” en la pantalla. Este Joker de Joaquín Phoenix ha logrado que durante días no consiga encontrar una justa medida a la hora de contaros lo que viví durante sus dos horas de metraje. Tal vez siga sin encontrarla. Pero da igual. El regalo está hecho. Aquí, una pequeña #gilicrónica SIN SPOILERS.
Quizás no sea la primera pero sí es la única que se ha aventurado a presentarnos uno de los personajes más emblemáticos y míticos de DC cómics “fuera de viñeta” 100%. No veréis capas, artilugios, trucos. Solo crudeza, amargura, tristeza, violencia en muchas formas. Violencia ejercida a diario por muchos de los que ahora ladran escandalizados de que se pueda venerar un trabajo como éste. REALIDAD. La de Arthur Fleck, la de muchos otros que a diario viven desplazados por la trituradora de almas en que se convirtió la humanidad. Lo que siempre representó Gotham pero pocos se han preocupado de asimilar en tantos años de historia del justiciero nocturno.
Si Heath Ledger nos regaló un payaso del crimen a la medida de su amado/odiado/necesitado murciélago, Joaquín Phoenix consigue elevar un personaje desde el más profundo infierno hasta los altares de la interpretación. Él lo hunde y encumbra con la misma maestría. Delicia absoluta ver cada plano, gesto, mueca, mirada, lágrima. Si tuviera que escoger un único adjetivo para su excelso trabajo sería (jodidamente) “impecable”. Y sí, adoro lo que alguno ha llamado “la desangelada danza de las escaleras”. Esbocé una sonrisa cual Guasón con el final, uno que te llega directamente al corazoncito freak y que se disfruta de verdad si has leído “La broma asesina” (consejo que no spoiler).
¿Orígenes que por imposición deben poseer una dosis de romanticismo que contente al espectador/fan? Olvidaos de esa fanfarria.¿Héroes o villanos? ¿Quiénes son? ¿Quiénes lo son? ¿Por qué deben serlo? ¿Realmente lo escogieron o fueron empujados a ello? ¿De qué modo? ¿Por qué? ¿Es necesario que lo haya? Fantasías no tan lejos del día a día. Dos horas en la que os cuestionaréis infinidad de cosas … ésas en las que tal vez deberíamos pensar más a menudo. Pero eso debéis descubrirlo vosotros.
No voy a entrar en disquisiciones baratas de esos haters que no saben discernir entre su credo moral y la ficción. En debates morales estúpidos sobre si debe adorarse una magnífica obra de arte (en todos los sentidos) por acercarnos emocionalmente a uno de los criminales más odiados y queridos del noveno arte. Ya sois mayorcitos para distinguir lo que a vuestro cerebro y retina llega y queda.
Pero, por favor, no dejéis de acudir a vuestra sala de cine favorita para disfrutar de uno de esos trabajos que se recordarán en la historia del CINE. En mayúsculas, sin duda. Gracias Joaquín Phoenix, gracias Todd Phillips. Infinitas.
@disparatedeJavi