La temporada se encuentra en su punto más caliente y decisivo y, la prensa y representantes, a lo suyo: asegurarse cash para su bolsillo en futuras ventas de diarios u operaciones millonarias de traspasos maridándolo todo en rumores interesados y filtrados convenientemente. Solo negocio, querid@s, solo negocio.
Porque, si de fútbol se tratara, Álvaro Morata se ha ganado sobre el campo el formar parte esencial de la plantilla del Real Madrid. Sus números avergüenzan a su máximo competidor por un puesto en el once, Benzema. Su entrega y sacrificio lo entierran. Incluso ha agotado a un defensor suyo a ultranza como el gilicrónico que teclea. Pero, además, su pasaporte no ayuda en esto del planeta business. La cúpula blanca sigue moviendo los hilos para fichar a un tal Mbappé. Hoy, también a Vinicus Jr. Y no es mala política de fichajes, ojo, solo un despropósito deportivo con gente de la casa que no solo tiene el cariño de la afición, algo tan terriblemente complicado en Concha Espina, sino un expediente de notable. Dos fichajes mirando al futuro del club pero, ¿un futuro futbolístico cierto o una cuenta de resultados positiva? ¿A corto o medio plazo? ¿Necesarios los dos?
Una planificación deportiva cuanto menos lógica colocaría a Benzema y Bale en la parrilla de salida. La edad y rendimiento del primero esta temporada y la ya agotada paciencia para comprobar que el galés es el jugador que se nos ha querido vender (cuando no está lesionado) así lo explican. Pero todos conocemos como se mueven “los hilos” en el Bernabéu. Fichar a esas dos PROMESAS (no me vendan “realidades”) puede ser un gran acierto de la Casa Blanca pero, desprenderse de Morata, atendiendo a las partidas de nacimiento de Karim y Cristiano, es una osadía. Apostar por dos jugadores con la treintena en su DNI y dejar marchar al madrileño se me antoja otra estupidez más en el juego de cromos que “el Presi” se lleva entre manos desde que acorazó su sillón. Cargar sobre los hombros de un cuasi adolescente el peso ofensivo del equipo, ni os cuento.
Mbappé tiene los tintes de convertirse en un grandísimo jugador pero ¿está dispuesto a ocupar el asiento en el banquillo que deja el “21” del Real Madrid? ¿Se trae para ser el relevo “pacífico”, como dijo otro sabio, de su compatriota de sangre coagulada? ¿Titular? Todavía más preocupante, ¿para qué puesto se le ficha? No olvidemos que no es un “9”. No tiene que hacerle mucha gracia tampoco a Lucas Vázquez o Asensio. ¿Y Vinicus? Un jugador al que solo hemos visto en vídeos como antaño hiciéramos con Robinho, ¿se pretende sea la transición de un Ronaldo posiblemente en decadencia o con muchos menos minutos de juego en el 2018? Al menos esto parece ser un “problema” del que ocuparse el año que viene. El máximo mandatario blanco aún sufre viendo a Neymar de blaugrana. ¿Y mientras tanto? ¿Cómo cuajar un once con tanta figura? ¿Se ofrecerá a Mariano el status del que malamente ha gozado esta temporada el canterano pródigo blanco? Otro jugador con pólvora ansiosa que tendrá que hacer las maletas para irse cedido y, un año más tarde, traspasado a cualquier “Primera” viendo que siempre se mira fuera antes que en casa.
No se trata de fichar a jugadores por necesidades deportivas sino de fichar para que tu rival no lo haga (excepto el caso de Theo Hernández, necesario lo veo), por muchos otros jugadores con sentimientos de club y rendimiento deportivo que tritures. Solo de esto se trata. Habrá que esperar el meneo de baraja que Florentino Pérez aprueba con sus contables y directores de marketing. Pero por mucho que en la Play Station suenen de fábula todos juntitos, desde el piso llega una melodía desafinada. Ni os cuento la música que suena en el vestuario.
Nunca ha sido fácil ganarse un puesto de delantero en el Real Madrid habiendo nacido en la Península desde que un tal Bosman “la liara parda”. Pero Álvaro Morata se ha ganado con mucho madridismo, silencio, trabajo y goles ese puesto. Al menos una oportunidad de demostrar si solo es racha o realmente talento. Dejarlo marchar sin dársela lleva camino de formar parte de esa gran lista de jugadores que bien podrían haber pasado una larga estancia en la Castellana dando alegrías a la grada y que, por el negocio, nos tocará sufrir como rival. La posible marcha de Diego Costa a China le abre las puertas definitivamente a ser el delantero de La Roja. ¿Necesita más avales?
Yo quiero a Álvaro Morata en mi equipo. Sin duda.
(foto portada: fichajes.net)
@disparatedeJavi