Y el día que esperábamos, que no deseábamos, llegó. Final de temporada en Pesadilla en la Cocina, y ¡Qué temporada! Sin duda, la más cañera. ¿Y qué mejor modo de despedirla que un resumen de los highlights de las tres ediciones en forma de pecados capitales de la cocina? Con Alberto Chicote en plató y no con el vehículo de promoción, se nos iba introduciendo uno a uno por los diferentes “personajes” y sus “virtudes”.
I.- LA PEREZA.- Y el primero en aparecer era todo un clásico, el “Castro de Lugo” y su tripulación de “Alguien voló sobre el nido del cuco“. Aquel “gerente” monologuista de pacotilla y su cocinera devota (de la mierda, grasa y locura, claro está). Fue la primera vez que el Maestro tuvo arcadas y, finalmente, vomitó tras pringarse la mano enterita. La primera freidora que daba ASCO mirarla. ¿Y qué decir de “La Zapatería“? De desequilibrados iba la cosa, y el dueño de este local, se aupaba en el top del programa. Un análisis bacteriológico que dejaba en evidencia la porquería que allí reinaba. Todos sabemos cómo acabó tras el primer #chicotequefuede. En la misma línea. Lugar que podría enmarcarse dentro de los siete pecados. A Benidorm que nos marchábamos para recordar “El Puerto“, donde un “amo a vé” con el chuletón, hacía estallar al Chef varias veces y soltar “puta mierda” para referirse a la cocina de aquel personaje vago como el suelo, además de muchas otras … En fin, ¿para qué?.
“La Masía“, el antro de Liz Salander y del Rey de la mugre “Theoden”. Grasa y pasotismo a partes iguales. Una #gilicrónica que tocó la sensibilidad y la inexistente capacidad de autocrítica de esta propietaria. Grasa para elaborar jabones corporales para terneros y alcohol como para una boda y unas relaciones paterno filiales dignas de estudio. Otro clásico como “El último Ágave” nos recordaba el grandioso momento del roedor electrocutado y sometido a un entierro vikingo al estilo siglo XX. Una de las pocas veces que Alberto tiene que decir: “vacíame el puto local“. ¡Qué asco, cojones! Tampoco anduvo muy lejos “El Chiringuito“, donde la cocinera del ejército rojo dejaba acumular grasa hasta que le caía en la jeta al de Carabanchel. Ella ni se inmutaba.
Cristóbal y su “Yugo de Castilla“, el que, seguramente, más jodido dejó a Chicote por ser la persona cercana que era y el crack que, un día, fue. Entregado a la vida del vicio (en todas sus manifestaciones) acumulaba dejadez por cada rincón. O “La Tana“, donde su aprendiz de James Dean de polígono y su cocinera del este eran incapaces de ver que el filete de atún que les mostraba el maestro era un arma radioactiva en potencia. “Pues huele a atún“, decía mirando ese filete negro como el culo de un grillo. Se cerraba este pecado con “La Parrila de Poli” y el fídeo chino de grasa que se le mostraba a la dueña que no le quedaba otro remedio que contener las arcadas. Menos mal que dejábamos atrás la pereza …
II.- GULA.- “Hago esto porque es mi trabajo“, es la frase del Chef que resumen los cojones que hay que echarle para meterse en el gaznate muchas de las cosas que le han presentado. El “menú de los horrores” empezaba recordándonos nuevamente a Celso (La Zapatería) y su “excelente” comida: una paella que, incluso antes de catarla, ya sabíamos lo repugnante que estaría tras intentar calzarle unos chipirones “descongelados siete u ocho veces” … ¡Hay que ser muy cabrón! O la comida de “caja negra de los aviones” que se gastaban en “El gusto es nuestro“, donde su propietario Flanders dejaba utilizar el megáfono a su camarera. Qué grandes momentos en el rostro del chef conteniendo su “lado oscuro”.
Eso sí, para tragar grasaza en su estado más elaborado, Alberto tuvo que cruzar el charco e ir a Miami donde en el “Sip” se atrevía con un ganchillo de bacon repugnante y solicitaba el “nine, one, one” por si acaso. Pero, sin duda, el TOP de este pecado capital, fue el amigo Giovanni, en su “Picasso“, me hacía reir como hacía tiempo al decir que el concepto “salsa cortada” se lo iba a tatuar, jajajajajaja, grandioso. O el pastel para perros “tartar lovers” de “Las noches de Moscú” … repugnante lo que preparaba el cocinero surfero. Del buffet libre (de querer intoxicarte) del “Picanha“, prefiero no acordarme. Hay que ser muy descerebrao para tener eso así al público. ¡¡PERO!! Sin duda, lo más repugnante (y era jodido eh?!) que ha tenido que catar el Chef fue aquel filete con simbionte dentro en “La Parrilla de Poli” … náuseas infinitas solo de recordarlo …
III.- LA IRA.- Padre e hija de “La Masía” se reprochaban sin parar hasta que el Rey de Roan la grasienta, salía por patas maldiciendo en catalá. O Emily, la yanki que estaba hasta los huevos de cocinar en unas sandwicheras dentro de una cápsula de humo en el “Sip“. Alberto iba tras ella para mostrarnos que la labor educativa también entra en su sueldo. Por Asturias, cachopeando vengo, cachopeando voy, “L´Orbayu” comprobamos como todo el mundo tiene un aguante (unos más que otros) y la “mamma” echó a una de las “amiguitas” de su hija a desfilar su tontería por las calles.
Pero, sin lugar a duda, el puesto de privilegio se lo ganó a pulso el “Hulk del Rocío“, Antonio y su “Dióóóóó y la Virgen del Rocío“. “La Concha” ha sido el programa Xtreme por antonomasia. Aún hoy sigo sin comprender que hace este LOCO sociabilizándose con personas de su entorno. De hecho, en su vuelta a ver qué tal le iba, Alberto era consciente que el daño que sobre este tío había hecho la RETRAradiación gamma no tenía vuelta atrás. Pero no se quedó atrás el doble de “Kane” en “Alcalá 125“. Con “sudor en la polla” de continuo, también nos brindó un buen combate con el dueño. Ese “necesito saber si cuento contigo“, nunca dinamitó tanto un cráneo. Y si Antoñito Rociero tiene los galones de ser el PERSONAJE más inestable cranealmente hablando de la historia del programa, el “Mero de Baldo” del “Katay” se lleva la palma en cuanto a cretinez. Menudo (claritas las cosas) “tonto de los cojones”. A puntito estuvo de marcharse (como así fue) con una buena hostia a lo Bud Spencer en su JETA. De su novia la arpía busca fama, ni hablamos.
Eso sí, la doble del gnomo de Harry Potter de “La Parrilla de Poli” sería capaz de iniciar cualquier guerra si la dejan de agente doble. Insoportable ser que acabó tomando el caminito a la calle. Ahí está bien. Despedíamos esta sección con la bronca de las broncas entre hermanos del “Picasso“. La hermana nos dejaba otra de las escenas inolvidables volcando una mesa mientras que blasfemaba en siciliano. Menudos dos.
IV.- AVARICIA.- Antes de que se nos mostraran las imágenes del “Cool Palace“, era evidente qué propietario había pecado en demasía. “Estás pirao” fue la sentencia de Chicote al ver todo lo que había invertido este “ansia viva” en aquel “Templo Maldito”. O el “figura” del “Castro de Lugo” que, delante de sus empleados, tenía el cuajo de decir que hacía lo que podía para “sacar el dinero de debajo de las piedras” para pagarles … claro, así que, a las pocas semanas de pasar por allí el programa, chapó. Tampoco se quedó corto en su afán recaudatorio “El Chiringuito” que, tras ser “el puto rey en la Habana“, su ansia le llevó a abrir y cerrar locales dejando púas, aquí y allá, hasta acabar con la camarera del soviet.
¿Y “El Edén“? Aquí, más que avaricia, eran dos pobres padres alimentando a tres rémoras de hijos. Me extrañó no verlos incluidos en la PEREZA. Menudos jetas. O el “Vivaldi“, donde un padre desilusionado y déspota, estaba dejando que su negocio y el futuro de su hijo se fueran por el desagüe de sus “fetuccini”. “Alcalá 125” cerraba esta penitencia.
V.- SOBERBIA.- Algo de lo que se adolece mucho en este país. Y así lo vimos. Podrían incluirse al 80% de los propietarios que han desfilado por el programa. Pero, hay varios que se disputarían el honor de liderar la clasificación de soberbios recalcitrantes. “Da Vinci“, el único que no tiene #gilicrónica pero, tras haberlo visto, se hubiese merecido más de un palo este aprendiz de Sonny Croquet de postín. No, eso, Lauren Postigo sería su doble. Menudo figura. Lo tenía todo. Pero no iba a quedar ahí las ganas de abofetear a más de uno. “Opila” o cómo hacer que Alberto transforme su cara como nunca. El meterle algo a la fuerza en la boca al Chef a punto le costó a esa “mammita” un buen disgusto. ¡Qué puta mal educada pijo! Nuevamente veíamos a Antonio y su “que me muuuuuuera ahora mismo si esta paella no está buena” … mítico momento de la televisión del siglo XXI.
El doble de James Dean de polígono, el estúpido “chalao” de “La ermita” o el marrano vago y amenazante de “El Puerto“, culminaban la nómina de soberbia desenfocada antes de recordar al amigo Cristóbal del “Yugo de Castilla“. El “más perdido” que ha podido encontrar Alberto en su camino. Una pena de hombre que, finalmente, se hacía muy odioso e insoportable: “yo soy el artista y tú eres una puta mierda“, llegó a decirle al Chef.
VI.- ENVIDIA.- Como bien centraba Chicote, sobre todo, en las figuras de camarero-cocinero. Grandes enfrentamientos hemos visto: el “te voy a dar como en Aterriza como puedas hasta que te calles” Marquinhos del “Picanha“. La “Happy to Be” (IDIOTA) del “Ágave“, Doddy de “Parrilla de Poli“, las novias del “Katay“, hermanas del “Nou Set” (gran programa éste), o el despido de “L´Orbayu” con el brazo dislocándose, han dado auténticos momentazos de vergoña ajena. Pero, aquí, sin duda, se llevó la palma “La Goyesca“, o para mi, la grotesca. Espectáculo bochornoso y uno de los parecidos más razonables de las #gilicrónicas con la realidad de sus personajes (“The Rocky Horror Picture Show“). Patetismo elevado al cubo que se completaba a la perfección con el espectáculo desagradable que dieron los padres del “34Bar“.
Para el final, se dejaba la VII.- LUJURIA.- Lujuria entendida como “entrega al desenfreno”, o más bien, a “hincar codo en barra o botellín”. Varios son los personajes que hemos visto amarrados a una botella o vaso durante los servicios. El propietario del “Picanha” resultaba haber sido un buen vivascas de la noche. De Cristóbal del “Yugo” ya está todo dicho y visto. El “Theoden” de la Masía, ya tenía a su hija moderna y educada para recordarle que era un putero borracho. Al “Da Vinci” no hacía falta que nadie se lo comentara, estaba orgulloso de ello. En “Las Noches de Moscú” no se cortaba un pelo a la hora de seguir tapón a tapón hasta coger “un pedoooo….”. No quiero mencionar más “Happy to be”, pero sí despedirme con los dos que para mi, se aúpan en este pecado: El amigo de “La Goyesca” y “Teléfono rojo volamos hacia Moscú” de “El Chiringuito“. Menudo campeonato a cerveza podían hacer los dos. El primero es el único que recuerdo balbucear de ese modo antes de rebanarse el dedo con el cuchillo jamonero. Eso sí, aquí eché de menos el “Chipoooootle” de Miami, el filtreo del “Nou Set“, y el culito con culito de Cristina Wilkes de “La Barrica“.
El día que no queríamos llegó y Alberto se despidió de la pequeña pantalla antes de su vuelta con Top Chef. Y, como había prometido @weezermij, esta edición finalizaba con (él dijo) “la mejor canción de la mejor serie de televisión” (para mí, la mejor, se desarrolla en una Isla :P): “Don´t stop believin´“, Journey. “Los Soprano” era un grandísimo colofón a esta temporada que se ha superado con creces. El título de la melodía, al pelo, como siempre.
A tod@s los que seguís las #gilicrónicas, daros las gracias lo primerito. Y, lo segundo, recordad que volverán con Top Chef y sus ránking de michelines. Mientras tanto, seguiré con mis #disparates por aquí. ¡Sóis la polla! ¡Ea!
@disparatedeJavi
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¡¡No olvidéis “El Escondío“!!