Clasicazo de la costa y caspa española, el programa viajaba esta semana a Benidorm a auxiliar una marisquería con más de medio siglo de vida, “El Puerto“. Nada es lo que era y la caída progresiva del local, ahora dirigido por la hija, ha hecho que, de servir crustáceos variados se den menús del día dignos de lavativas mediavales, a pesar de contar con una carta de más de cien opciones. Al barrio Hell´s Kitchen llega “Gangs of Beni-York” (ref. @Noamdelbarco).
Con “Tijuana Taxi”, Herb Alpert, el programa comenzaba con la “intro” de rigor. Rosa, la hija, llevaba al frente del negocio familiar los últimos tres años en los que “intentaba pero no llegaba“. Hilario, el camarero que vió crecer y caer el restaurante calificaba la carta como una “fotonovela”. Y Domingo, ¿Qué decir de otro de los personajes de esta Edición? “No tenemos de nada, no soy cocinero, soy el antiguo camarero ….“. Todo esto, ¿nos suena, no? Con una actitud absolutamente digna de empezar a recibir bofetones al más puro estilo “Aterriza como puedas”, este elemento decía que aquello no era una cocina, sino “una fábrica de platos“, eso, siempre al ritmo de su frase preferida: “me puede dejar en paz“, que dirigía constantemente a Francisco, el padre deseoso de jubilarse tranquilamente junto a su mujer tras décadas de duro trabajo (“yo, con mi jubilación tiro“, decía el hombre).- “Berlin Song”, Ludovico Eiunadi. Calificada como “la caída más violenta del éxito al fracaso de todos los negocios que hasta el momento ha visitado Alberto Chicote“, el Chef iba a comprobar la realidad del lugar de un simple “vistazo”. Personalidades, artisteo y deportistas variados (Julito Iglesias, Di Stefano, …) dejaron de acudir al restaurante. Disciplina, organización y capacidad de liderazgo cero, hacen que Domingo, el “cocinero”, se haya autoproclamado “Capo” de los fogones y se pase el día ninguneando a “don Paco”, a sus compañeros, jefa y todo bicho viviente que por allí pase. Otro cocktail realmente explosivo al que meterle mano.
Allá que, al ritmo de Boney M (“Ma Baker”) , llegaba el de Carabanchel a un sitio realmente privilegiado. Primera línea de playa y justo en la confluencia con la calle que bajaba de todo el centro de “tasqueo”. Al pasar por la terraza pasaba directamente junto a Rosa, confundiéndola con un cliente, que allí estaba sentada. “Hago como reclamo: desayuno, como, ceno …“. Mientras tanto, “Don Paco”, ya se adelantaba y le preguntaba a su mal educado e insolente aprendiz de cocinero qué tenía pensado prepararle al Chef. Domingo y su frase: “déjeme en paz“. Te ibas a enterar tú si le hablas a mi padre así. Rosa le confesaba a Alberto sus problemas: “me falta creer en lo que tengo … no le digo a nadie que tengo un restaurante …” a lo que éste, flipando ya, le contestaba: “no te sientes orgullosa de tu restaurante, de tu personal, ni de tu trabajo … “. “Apañaos” empezábamos. Una escena se nos colaba: espátula al suelo grasiento de la cocina y Domingo, sin pestañear la recogía y seguía dándole con ella a la plancha … Largo se iba a hacer el rodeo.
Al entrar, lo que vimos, fue un sitio realmente VIEJUNO, anticuado y horrorosamente casposo. Es así. Dos jubilados se calzaban una paella, lo que aprovechó Chicote para hacer la primera cata de lo que allí se servía. Tanto él como “don Paco” la cataron y antes de que el señor quedara en evidencia (“si está buena? … para mi?“) espetaba un “está pasao“. Pasaban un primer momento a la cocina y Domingo empezaba a hacerse el “subidito”: “Bienvenido a la cueva prehistórica” … “que venga, que venga“, susurraba a la cámara mientras que un clásico de Ennio Morricone hacía su entrada durante varios minutos. En la cocina, una humareda, volvía a dejarnos otro detalle del carácter de este cazurro de los modales: “Me chupo yo el humo o qué?“, le contestaba a Rosa, su JEFA.
Sentado ya en mesa, Alberto flipaba con la carta. Además de la cantidad ingente, variada y absurda de platos, esas fotos casposas y horrorosas de otros tiempos, flipaba con que en la supuesta marisquería hubiera hasta pizzas. Como es lógico, preguntaba por el pescado que podía degustar hoy, y Domingo seguía con su “duelo” particular: “que pida el que quiera“. La comanda consistía finalmente en un arroz, unas alcacahofas con jamón (congeladas! con eso, ya sabemos qué se puede decir) y un emperador que no recuerdo si llega a probar (no?!). “A mi que no me toque los cojones“, seguía el amigo de los modales. Rosa le decía al Chef que cambiara las alcachofas por una parrillada de verduras, algo que no sabemos bien si fue peor que la idea original. Las verduras crudas golpeaban el plato con firmeza ante los ojos cansados de “don Paco”. “Cansino, que eres un cansino“, seguí a Domingo en su alarde de valentía. Hilario debatía con Alberto sobre otros tiempos de grandeza y llegaba el arroz. Éste, parecía no estar pasado esta vez pero los mejillones y las gambas estaban más tiesos que las sandalias de un espartano. ¡¡Que vivis junto al mar!!
“Pasemos a la cocina“, decía Chicote mientras que Rosa le advertía que Domingo “iba por días“. Yo lo vi todos los días igual. “No cortan los cuchillos, no hay fuegos …” empezaba su retahíla de excusas de puerco hasta que, tras encontrar unos chuletones que ni un Yeti se calzaba, el de Carabanchel estallaba ya con los genitales muy hinchados: “como vas a pagar por esto? esto, así, no se vende, y si lo compras, eres tonto del culo“. Pero no, él, no se bajaba de su burro de locura: “si no le gusta el color, es su problema“. ¡¡Pero si estaba verde, cabronazo!! De nuevo, el blanco de su ira, la persona mayor, momento en el que, Alberto, ya le paraba los pies diciéndole que ni se le ocurriera. La cámara frigorífica nos desvelaba lo que sospechábamos: un MARRANO que no limpiaba nunca: el papel plata repleto de grasa en los fogones (recurso de vago), en la nevera productos caducados de hace dos años … y su respuesta? “Yo me lo encontré aquí … lo han comprado ellos“. El Chef empezaba a rasgarse el cráneo con todo lo que estaba viendo (“eres el rey de la mugre“, “un suicida tú” o “una puta mierda“, fueron algunas de las cosas que salieron de su laringe. No era para menos). Unos boquerones que se deshacían y una carne en evidente estado de intoxicación hacía que la paciencia de Alberto saltara por las nubes definitivamente: “yo tampoco les diría a mis amigos que tengo una cocina“. A limpiar so puerco que el Chef prometía traerles clientela. “Eso sí, desde la silla, estas cosas no se ven, verdad?“, dejaba un recadito antes de marcharse.
Volvía para el SERVICIO, y comprobaba como se había limpiado, sí. Pero por lo que decía Rosa, Domingo tuvo que limpiarse únicamente los genitales de telarañas, porque tenía toda la pinta de que no se manchó. Empezaba el movimiento y también, la movida: con la primera comanda cantada por Elisabeth, la camarera, ya se ponía a lo suyo: gritar, pasar, insultar, cocinar o similar a un ritmo cansino y con la “misma delicadeza de un troll” y, por supuesto, dándole cerita al viejete. “Por qué eres siempre tan ofensivo, tío?“, le preguntaba Alberto desesperado. “Por qué te acojonas tanto“, también consultaba a Rosa, y ella decía que, en el fondo, “lo quería ….“. ¿Síndrome de Estocolmo en una cocina de Benidorm? Otra crisis estallaba al llegar en una comanda un “salpicón de marisco”. Domingo decía que no había y cuando don Paco le contestaba que lo hiciera y que si quería, se lo hacía él en cinco minutos, recibía por respuesta el mismo comodín de letras: “calla cansino, con la edad que tienes, quédate en casa o al sol, pero no vengas todos los días a tocarme los cojones“. Imagino que todos en casa estabais deseando lo mismo que yo. Al berrido de “Eh! Paraos, eh!?“, el encargado de servir los platos montaba otro show y decía pirarse (al almacén). Allí que iba nuestro Jedi a echarle la charleta, pero la cara de este tio era de “me importa una santísima polla“. Todos coincidían en que el servicio había resultado ser un puto desastre: “un servicio, fuera de serie“, fue la sentencia.
El meeting business nos aclaraba (si es que era necesario) que Rosa estaba pasando por el peor momento de su vida. Con “Any other name”, de Thomas Newman, nos contaba cómo su vida se estaba desmoronando junto a sus hijas, familia, padres, insomnio … y una deuda, agárrate que vienen curvas, de aproximadamente 400.000 €!! Qué #disparate. El programa, como bien anunciaba, estaba ante el peor marrón de los vistos hasta la fecha. ¿La primera solución? Recortar esa carta infame e interminable. ¿Cómo? Ilustrando sobre la mesa casi todos los platos de la carta (no cabía la totalidad) y con colores distintos, Alberto iba eliminando (entre ellos, la sopa! en Benidorm! y las pizzas y tontunas varias que nada tenían que ver con el espíritu inicial) opciones: “Pá esto? ya te lo decía yo o no???“, se envalentonaba nuevamente Domingo. Todo se circunscribiría a marisco, arroces y pescado no sin antes callarle la boca chancla al figura: “sí, tienes parte de razón, pero las decisiones no las tomas tú!!” Zás!!
Alberto llevaba a Rosa al puerto a ver la diferencia entre la basura que tenía almacenada en cámaras y un buen pescado fresco Mediterráneo. Hasta Mister Magoo se daría cuenta de que un pez erecto es síntoma de frescura (como todo en la vida, je, je). Si ver todo esto, no la motivaba … “Quieres tener esto en tu restaurante?” (pero ojo! que con la púa que llevaba, como para comprar pescadito fresco, estaría pensando ella). Otra nueva oportunidad para un servicio especial: acudirían seis de los recepcionistas de hoteles de la zona. Una oportunidad única para ser recomendados a los cientos de miles de turistas y jubilados que pasan al año por Benidorm. Rosa parecía empezar a ponerse en su sitio: “camareros a vender, domingo a no gritar y papá relájate“. Imposible. Domingo empieza destrozando un salmonete en la plancha y se vuelve a liar, insultando, cómo no, al mayor del lugar: “ya está Vd tocando otra vez los cojones? ponte tú!“, casi le escupía este infame. Alberto decidía meterse de lleno en el asunto y le pedía a Francisco que fuera casa con su mujer a descansar que ya se encargaba él. Pero Domingo no se amilanaba ante nada. Rasera en mano seguía amenazando con pirarse sin ver que un entrecot con sabor a sepia no le gustaría ni a mi hamster. Chicote, harto de tanta estupidez y falta de respeto le decía: “sabes lo que te digo, al enemigo, puente de plata” y lo invitaba a pirarse de una puta vez. “Búscate un cocinero del Riiiiiis“, era su frase de despedida …. momentánea. Porque, el COBARDE, volvía: “yo me voy si quiero … y no me voy, porque no quiero“, argumentando bajo los efectos de algún medicamento desconocido.
Advertidos inicialmente de que iría escribiendo todo lo “innegociable” (que no se pueden pasar bajo ninguno concepto) que viera durante el turno, Alberto había rellenado la pizarra entera con excusas, amenazas, abandono del puesto de trabajo, insultos … y mucha, mucha soberbia: “Pero e´to qué é?¿ Una escuela de niños?“, decía el pibe. “Esto no lo he escrito yo, lo has hecho tú, y es como una carta de despido“. Meridiano Rosa, meridiano. Le instaba a que se lo pensara y tomara una decisión ya al respecto. “Qué hago, le echo?“, preguntaba al Chef desesperada. La respuesta que recibía era evidente: “tú sabrás, yo no voy a decirte lo que tienes que hacer“. Al día siguiente y para el momento PATATA, se lleva a ambos a uno de los miradores de la zona y asistimos a la mayor cerita y caña que Chicote ha dado hasta la fecha a un propietario. Le dejó bien claritas y duras las cosas a Rosa respecto al personaje del que se había dejado depender: “no solo es un mal cocinero, sino que te tiene acojonada“. Si con el explicote que le metió no tomó la decisión, nunca la tomaría. Finalmente no veríamos el despido de este impresentable. Pero eso sí, ayuda irían a buscarle al CCT. Una paella, fideua, lasaña y rabo de toro serían las muestras que probarían de cuatro estudiantes para, finalmente, elegir al “más risueño” de todos … Sigo estupefacto con la elección. No lo entiendo. El tal Juande, a la palestra.
Mientras tanto, @ebarrera_ y el equipo, se encargaban de otra REFORMAZA: fuera caspa y grasa y dentro colores azules y blancos recordando al “viejo mar”. “Un sitio de pescadores … PERO ACTUAL“. Una vez más, al pelo. E, igualmente, @Albertogleton y @Noamdelbarco y cía, formaban una nueva CARTA que, esta vez sí, me hizo correr a la cocina! Y para el último SERVICIO, Chicote había pedido una segunda oportunidad a los recepcionistas que cumplieron. A “don Paco” le pedía que se sentara a cenar y disfrutar y, a pesar de que a Domingo se le veía algo agobiado al principio por la novedad de la carta, y Juande decir “tontás” por quemarse la paella (“los fuegos son más fuertes de los que estoy acostumbrado” … no comments), Alberto se pone manos a la obra para sacarlo adelante. Todo termina bien y el mismo Domingo confiesa que “sin gritos, van bien las cosas” … ¿Sin gritos? No, chato, no. Haberlos, los hubo. Solo que no los dabas tú, sino tu (ahora) JEFA! ORDEN, DISCIPLINA y AUTORIDAD suelen ser buenos raíles por donde circular o hacer circular los vagones cojos como Domingo. Los recepcionistas contentos, Rosa y Domingo se abrazan y dan un pequeño magreo de buen rollismo mientras ella le susurra “te tienes que deeeejar” y éste, en su mundo: “ha estado bien, Chicote me ha enseñado muchas cosas y yo a él, otras” jajajajajajaja. La frase que define el caos craneal de semejante personaje. Todo ello al ritmo de “Chicago”, Sufjan Stevens.
¿Mi opinión? Anoche, @weezermij, director del programa, tuiteaba anoche que tras la marcha del programa, Rosa había puesto los genitales sobre la mesa y se había impuesto llevándolo todo al pelo, recomendando al mismo tiempo, ir. No seré yo quien discuta información que no tengo, pero, como siempre, desearle lo mejor a esta familia (no a Domingo si vuelve a ser el carnicero de la educación) y sobre todo, a su padre, Paco, que bien merecido tendrá su descanso. “Si mantienen la ilusión y el cocinero hace su trabajo …” finalizaba Alberto tras otro programazo más.
Ahora, los highlights:
– Don Francisco dejaba claro desde el principio el problema: “Mi hija no manda“. Lo meto aquí porque me pareció de buena gente este hombre, que se merece estar aquí. “Vengo a echar una mano porque aquí tiene oro bendito” … desde luego!
– los momentos de cata con “El bueno, el feo y el malo” de banda sonora, fueron geniales: “qué venga, qué venga“, retaba Domingo.
– “Un suicida tú” al ver el color de la carne que, según Domingo, decía estar bien: “si no le gusta el color de la carne, es su problema” … el momentazo repugnante … “yo me lo encontré aquí“, decía el cerdaco …
– “eres el Rey de la mugre” daba paso a un momento en el que nuestro querido Jedi a punto de perder los papeles se encontraba ante un personaje que aún con todo lo que vimos, decía “no soy un guarro” … claro, claro …
– “Tienes la misma delicadez de un troll” … y te quedaste corto, Maestro.
– “Que se esperen! Cuando van al médico, se esperan a su hora y no pasa nada“, decía el figura respecto a los jubilados que tenía esperando en sala …
– “Convertir la marisquería “EL PUERCO” en “EL PUERTO” … resumen perfecto.
– Mientras que hacía un entrecot junto a la sepia en la plancha, se preguntaba ante las quejas del Chef: “Dónde lo hago, en la punta del capullo?¿” …. respirar, respirar …
– “Por qué tienes a un tio así aquí?” fue la pregunta que todos nos hacíamos (y hemos hecho muchas veces) y que daba paso al momento donde hemos visto a Chicote meter más cera que nunca para echar a un parásito a la calle.
– “pero e´to qué é? una escuela de niños¿” jajajajaja sí, lo admito, aquí, me partí! qué pibe!
Como cada semana, daros las #gracias a tod@s por pasar por la #GiliCrónica … y si algo se me ha pasado, o hay algún error, soy todo tímpanos … cosas de las carreras … De lo que estoy seguro es de que, Beni-York, me pilla cerquita y a fe que pasaré por “el Puerto”.
@disparatedeJavi
facebook.com/eldisparatedejavi … No olvidéis “El Escondío“.
Gracias por el auspicioso que buena valoración crítica.
Es, de hecho, fue una de diversiones cuenta
de ello. Busque avanzada para ahora añade agradable
de usted! Sin embargo, podríamos nos comunicamos?
Disculpa pero entender, lo que se dice entender lo que me quieres decir, poco.