Balsicas, Murcia. Alberto Chicote visitaba de nuevo La Comarca con Pesadilla en la Cocina. Última entrega de esta exitosa quinta temporada en la que se esperaba un gilicameo que, finalmente, no se produjo por el leal saber y entender del regidor. Se despide el que ha sido el auténtico monarca de las noches de los jueves en nuestras pequeñas pantallas. Aquí, la #giliCrónica de #PesadillaElRey, con sabor a despedida doble.
Tras quedarse las tres féminas sin trabajo decidieron rescatar un local que llevaba cerrado 7 años y lanzarse a la aventura gastro en su pueblo. María, la mater, Beatriz y Silvia (administrativa de vocación), hermanas, declaraban abiertamente que el entendimiento entre ellas nunca fue el más adecuado: “somos tres hembras alfa” (clasificación autóctona del campo de Cartagena). Pero en algo sí estaban de acuerdo: el gran problema era su cocinero, Juan Carlos (JC) que se presentaba como un fugitivo de Júpiter aunque no conociera muy bien su planeta: “me escapé de su anillo“. Gustoso de hacer el payaso histriónico a las primeras de cambio, lo mismo se marcaba un “cucuracha” en el suelo que una obra improvisada de títeres con tubérculos. Todo un personaje para despedir esta temporada. Denominado “El Rey” en memoria del abuelo de las chicas, María decía haberse visto superada y necesitaba la ayuda de Alberto Chicote para que su padre pudiera estar orgulloso de ella … allá donde estuviera.
Y por esas carreteras desérticas aparecía el chef (Tijuana Panthers, “Bainbridge”) con destino Balsicas. Situado en la calle “principal” y bajo el concepto “RestoBar”, lo primero que le sorprendía era ver el cartel de la puerta con los platos en inglés. Acto seguido retiraba un cenicero y un bebedero de perros (lo que viene siendo el culo de una garrafa cortado) para entregárselos en mano al momento de conocer a su anfitriona. Lo que antes era un “solá” era ahora algo que “se volvía a llevá”, según Beatriz: “resto es de restaurante y …“, nos aclaraba con su buena fe.
Lo primero que comprobábamos era que estaba vacío a la hora del almuerzo y, según parecía, se debía a que el nativo del Júpiter con anillos no daba un palo a la plancha hasta que no entraban comensales por la puerta. “Hemos perdido toda la clientela del almuerzo por su culpa“, resaltaba María. Tras un leve encontronazo sobre si era ella quien no sabía dirigir o sus hijas no entender sus directrices y un vistazo a un suelo de los de antes, de los de “muy antes”, Alberto tomaba asiento para la comanda. Antes quería conocer la versión de Beatriz (la más impetuosa) de lo que pasaba con JC: “un bipolá que se iba a su casa cuando le entrabas ganas de cagar“. Todo un señorito.
Gambas al ajillo que excepto por los tropezones de ajo, estaban más que correctas. A continuación, unos caballitos grasientos los que le sirvió el extraterrestre de los fogones. Los mismos que hicieron que ella se decidiera a demostrar su arte en uno de los aperitivos por excelencia en Murcia. Como nos imaginábamos, los suyos resultaron menos grasientos, más crujientes y más ricos. Con el bacalao Alberto no se puede resistir y probó uno “empanao” al que “no podía ponerle ni una pega”. Terminaba con una hamburguesa de Angus que también resultó ser más que solvente. Algo raro pasaba allí y no era la comida. Enseguida saldríamos de dudas.
Nada más entrar en la COCINA (limpia y a simple vista ordenada) JC hincaba sus rodillas ante el verdadero Rey de los jueves por la noche antes de quejarse de que no tenía un comandero en condiciones. “Llevo 3 meses y me he ido 15 veces“. Sonaba como un samaritano que siempre volvía a ayudar al débil … hasta que María nos aclaraba que simplemente se iba cuando le salía de los huevos: “te aviso que en 15 minutos me voy“, decía. Tampoco trabaja artículos determinados. Como los pinchos. ¿Su razón? Que era un “simple freganchín y controlador de las hormonas de … éstas“. Con semejante panorama se despedía Alberto hasta el …
… SERVICIO. ¡Y menudo servicio! (The MelTones, “Surfin Natasha”) Tras verlo dar vueltas como una peonza buscando ingredientes con Daniela, su pinche de los Urales, haciendo el trenecito tras él, aunque era la única que se pispaba de que ni siquiera había encendido la freidora, su brazo derecho, visto lo visto ayer. Mesas con tiempos de espera de 15-20 minutos, “un queso con pelos” a la basura, las comandas pegadas en la campana a lametazo limpio y que terminaban en la freidora y unos huevos crudos que María tenía la tentación de volver a meter en el aceite eran el espectáculo que nos servían. 2 mesas en 2 horas, todo un récord. Beatriz explotaba y comenzaba su duelo de cornamentas alfa con JC: “no sabes tachá lá comanda´”, le decía en un claro murcianismo. “Tengo más idea que tú de aquí a Lima“, lo que provocaba que su cocinero metiera la cabeza en el horno. Lástima que no hubiese estado algo calentito. Mientras tanto, algunos clientes se piraban sin probar bocado. Alberto los sentaba tras tanto desastre y tras dejarles claro, por si no lo sabían, que no tenían “ni puta idea” sirviendo a 30 personas en 3 horas, se despedía hasta el servicio siguiente.
(“Rebel Rebel” de Bowie) Para éste, se iba a convertir en el mago gris de las cocinas y dejaría el bastón de mando, de primeras, a María (sonaba Under pressure) que se mostraba acojonada por la responsabilidad. En cocina descubría un barreño preparado con ensalada ya aliñada y con una textura similar a la de una papilla de anciano desdentado. La ensalada murciana la sacaba sosa a más no poder (mira qué es jodido hacer eso) y al ver que la devolvían a cocina, el espíritu rebelde que le envolvió cuando decidió abandonar su planeta natal, hacía que saliera a pedir explicaciones a los clientes. Un espectáculo bochornoso. ¡Échale sal y cállate! Enseguida demostraría María que el cetro de Gandalf no iba con ella y Alberto se lo cedía entonces a Silvia que empezaba con fuerza y se disolvía como un nazgul ante el ya mago blanco. Otros clientes se quejaban por llevar una hora comiendo alioli y el chef pasaba de manos otra vez el mando. Turno para Beatriz “la templada” lo que hacía empezar a descojonarse a JC (y a mi, todo hay que decirlo) al grito de “la tía de la vara!”. Ésta no podía soportar la insubordinación de su empleado y se derrumbaba llorando por las esquinas. En cocina, el enviado de las estrellas intentaba reirse en la jeta de Chicote diciendo que esos filetes de lomo lo que tenían era demasiada pimienta y no “ollín requemao de la plancha“. “Tú eres una mierda de cocinero“, le espetaba Bea acabando con la paciencia de éste que decía pirarse. El de Carabanchel iba tras él para escuchar unas palabras que estremecieron la honradez del universo conocido: “yo esto no lo necesito, lo hago por ellas. ¡Que no tienen ni puta idea Chicote! ¿No lo ves?“ *Inciso: hace escasas semanas brillaba la oferta en Infojobs.
Una nueva jornada que acababa peor: “vaya festival, eh? Pegar gritos se os da fetén pero organizar el trabajo …“. Tres mujeres desesperadas que eran incapaces de ver que el principal problema eran ellas mismas. (Herp Alpert, “Tijuana Taxi”) Así que, al día siguiente, se las llevaba a La Manga, mi amada, la mitad de mi vida, al Mar Menor, ése que ahora mismo respira moribundo. Por entonces, hace hoy aproximadamente un año, aún mantenía el tipo que no el cuerpo. Una barca anclada en la arena era la prueba que les esperaba. Antes de remar en una misma dirección, hay que meterla en el agua entre todas. Al unísono. Tras un sonrojante intento en el que consiguieron clavarla aún más, la pequeña barquichuela acababa en el agua salada. Parecía que las chicas habían visto la luz (Ali Sabri, “Yeah, I like you”)
Mientras tanto, @ebarrera_ y su equipo realizarían la que, para él, ha sido su última REFORMA en Pesadilla en la cocina. Aquí, las imágenes de otro gran trabajo. Inspirándose en un sport club y atendiendo a los guiris esparcidos por sus distintos complejos de hacinamiento y golf, gracias a la inestimable visión de comunidad de la casi extinta Polaris World, lavaba la cara al destartalado “El Rey”. Trabajo comprobado en persona. Ellas, buena gente porque así se vió durante toda la emisión, mostraban todo su agradecimiento a Alberto. Bueno, todo no, porque cuando vieron la NUEVA CARTA (Oasis, “I can see a liar”) que @albertogleton y cía. les habían preparado, lo demostraron aún más. ¡Hasta JC declaró que era su sueño! Poco le duró. Aquella noche en uno de sus viajes interestelares tuvo que dejarse toda la ilusión que decía poseerle.
Llegaba el día de la última REAPERTURA y todo comenzaba lento no, lo siguiente. Doy fe porque uno de los que allí se sentaron es el que os machaca todas las semanas. Os preguntaréis si esos gritos que se meten son de verdad o guionizados (como otras locas pasean por prensas locales) y os afirmo que son más que auténticos. Julio Velandrino, mi compi de mesa, y yo flipamos con el tono de soprano de Beatriz intentando meter en vereda a JC. Unas albóndigas frías y crudas, las navajas hiper ácidas que yo mismo devolví a cocina y el “boicot” que conocimos anoche en cocina y que sacó de sus casillas a Alberto iban a terminar del único modo que debía: “eres un niño pequeño, infantil y tontorrón que solo estás tocando los cojones … Y LO SABES!“. “No quieres ni al restaurante, ni a mi, ni a ellas …“, le contestaba tras oirle un sarcástico “yo también te quiero Chicote”. Ingredientes todos que explican la decisión final de la única jefa que demostró ser alfa y tener los genitales a prueba de blaster imperial: “abandona la cocina“, le espetaba quitándole su gorro. “Pijo!“, llegaba a pronunciar el amigo. Ésa fue su última exclamación. Imágenes que no salieron: su gilidiscurso antes de marcharse pidiendo la carta de despido y su finiquito de inmediato y preguntando a los comensales que allí nos encontrábamos si el problema era que la comida estaba mala. Uno de los de la mesa de al lado que sí tuvo sus segundos de gloria en pantalla contestó de inmediato que estaba muy bueno todo … en fin … seguramente fue porque no probó las navajas al ácido que devolví a su cocina. Allí terminó la aventura terrestre de JC y las chicas terminaron el trabajo a ritmo de “las chicas son guerreras” …
Con ese nombre no podía faltar la música: unos mariachis hacían su aparición con la canción que revivió Antonio Banderas y la última entrega de esta 5T terminaba con unos abrazos sinceros de Alberto a quien los merece: “Os va a costar un huevo. Cuidaos entre vosotras“, les decía. (David Bowie, “Modern Love”) A día de hoy no sé si habrán podido cubrir esa baja que anunciaban en Infojobs pero sí me contaron que seguían funcionando. ¡Buena suerte siempre! Balsicas es un pueblo casi fantasma pero si se lo curran bien, esos guiris siempre podrán pagar las nóminas a fin de mes.
Pues sí, querid@s disparatad@s … parece que esta 5T comenzó ayer con el barco de Vader pero ya ha terminado. Como ya anunció Alberto Chicote, posiblemente, la mejor de todas. Para mi, sin duda. Los datos así la han abanderado tumbando a un gigante de la pequeña pantalla con 17 lamentables años de vida, algo que no está al alcance de nadie. Al menos, hasta ahora. ¡Enhorabuena Albertos, Enrique, Fani, Mar …! Trabajazo.
Y ya que despedimos la temporada, despedir casi cinco años de #giliCrónicas de Pesadilla en la cocina. Sí, querid@s, estas líneas van a ser las últimas que teclee en mi web sobre uno de mis programas favoritos de la parrilla televisiva. Seguiré disfrutando de él en la sexta y, espero, venideras entregas y continuaré con mis #disparates en redes cada día de emisión. Primero porque me gusta y segundo por el cariño, admiración y amistad que le tengo a su protagonista. De eso, no hay duda. Pero es el momento de decir basta. De todo se aprende y esta temporada he aprendido mucho de cómo se puede ningunear tu trabajo por la cadena en cuestión … Y hasta aquí puedo leer. Cualquiera que sepa ver y no solo mirar sabrá a qué me refiero. Nos veremos en la inminente entrega de Top Chef. Eso, no lo dudéis.
Highlights:
– El acento inconfundible de mi tierra del que no estoy orgulloso pero sí acepto, entiendo y respeto: “Esto era un solá“, “Es bipolá” o “¿No sabes tachá?” fueron ejemplos de pronunciación inmaculada.
– “Hembras alfa“, cuidado con venir a La Comarca y encontrar una de éstas.
– Lo fácil que resulta en los pueblos que te coloquen un mote. “El Rey porque lo vistieron de rey en una carroza y ya se quedó …“
– “Chipiguais“, “Freganchín“, dialecto de Júpiter.
– El poder de la saliva en el espacio-campo exterior. Seguimos siendo unos subdesarrollados.
– “¿Llamamos al cartero del pueblo?”, Alberto ante la inoperancia con la vara de las tres féminas. Siempre ha sido un romántico.
– La última gran reforma del Maestro Enrique Barrera.
– Un nuevo cameo de lujo: Julio Velandrino, aunque fuesen 3 segundos y su invisible compañero de mesa no importara.
– “Los huevos rotos me los tenéis a mi“, frase lapidaria previa al despido. “Han echado al rey del restaurante“, finiquitó el último villano de la temporada.
– Y “pijo!“, ¿cómo cojones podía venir la televisión a Murcia y que no se escuchara la palabra que podría abrir hasta las mismas puertas de Moria?
¡GRACIAS A TOD@S!
#Written by @disparatedeJavi
#GiliConcepArt by @disparatedeJavi & @scientist_pi (and GREAT cía)
#MontajeFinal by @scientist_pi
#disparateTeam