Destino Ciudad Condal, en pleno barrio Gótico, para reflotar el “Sukur”, restaurante de “comida Mediterránea” o más bien “pupurri de mucho y nada concreto”: con nombre pakistaní, decoración … persa? Regentado por Nacho (importador/exportador) que lo adquirió hace 3 años del antiguo propietario y no se había molestado en cambiar nada. Al frente, un chavalín de 24 años, Sulliman, universitario pero que, según el personaje principal, el Chef Martínez, “no le hacía caso ni Dios!“. Eso sí, mientras que Nacho decía tener la tranquilidad de que le “organizaba la cocina“, el resto de la plantilla lo señalaba como el principal responsable del caos que allí existía: “le tienen miedo“, decía el joven director.
Con una perspectiva de vida, según Nacho “el hombre inalterable”, de 3-4 meses, Alberto Chicote llegaba en taxi a ritmo de The Rentals (“Barcelona“) charlando con el conductor que le dejaba claro que problemas de clientes-viandantes no debía tener por su ubicación. Algo debía pasar … ¡y tanto! Nada más llegar le costaba encontrar el local cuyo nombre solo se veía en una esquinita lateral. De comida griega, poco.
“Sukur” significa “Gracias” en pakistaní, lo que chocaba al Chef viendo el tipo de comida que allí supuestamente se ofrecía. Nacho presentaba rápidamente a Sulliman para hacer lo que parece se le daba mejor, quitarse de en medio: “me gusta mandar, creo que he nacido para esto“, decía el incauto. Poco mando había en su cuerpecito. Inmediatamente le decía a Alberto que el principal problema era el “cocinero cabrón, no lo siguiente” a lo que el de Carabanchel le contestaba: “vaya, un cabronazo” mientras que el programa insertaba la “Imperial March” para empalme de muchos en el sofá. Con esas negativas expectativas se disponía a pedir la comanda a Olga, la camarera sincera del Este, que con dos cojones contestaba a Chicote que “le recomendaba no comer aquí, sino irse a otro sitio” puesto que podía encontrarse hasta ceniza en los platos. Mientras tanto, el Chef Martínez se calzaba un pito bajo el mostrador.
Unas “bravas congeladas al romesco” que no picaban y sin sal hacían que el modelo T-1000 comenzara a calentarse en la cocina: “no me cae simpático” o “está ahí porque le ha tocado la lotería” eran las primeras perlas que le iba a dedicar a su invitado de lujo. La “musaka” tardó en llegar a la mesa de Alberto porque Sulliman se negaba a sacar lo que le había pasado cocina y el plato acababa estampado en el pase de mesa y en la camisa del director: “ahora no come musaka ni Dios! … que va a venir todo el mundo a darme por culo“. La retahíla de improperios por segundo que salía por su boca ha sido la mayor demostración de barbarie educacional que ha podido ver cualquier “huésped”. Eso sí, hay que admitir que risas, me eché unas cuantas. Las “albónigas Thor” llegaban y veíamos cómo podían rebotar en la mesa sin perder un ápice de su consistencia. Aunque lo más esperpéntico sería el “Risotto mágico” pegado en el plato que Alberto giraba. “Menudo plastón“, decía. La crítica no le sentaba muy bien al cocinero que decía “te lo voy a tirar a la cabeza y a las 4 me laaaaargo” para seguir con un “ahora soy una miiiiiierda de cocinero“. El equilibrio era evidente que escaseaba en tan poco metro cuadrado.
Alberto se armaba de valor y se acercaba a la sala de máquinas para conocer en persona al chef “100% españó”: “Qué soy? Españó o búlgaro?“, jajajajaja, decía para justificar el banderón patrio que llevaba en su chaqueta. Era entonces cuando nos quedaba claro que “el risotto lo odiaba”, de ahí que Chicote se mosqueara por no haberle sacado lo que mejor sabe hacer: “vaya una puta mierda“, sentenciaba. La campana goteaba aceite, una botella que no quería saber de qué era putrefacta por los suelos, pringue absoluto que seguían elevando la temperatura sanguínea del Chef Martínez: “has venido a ayudar o a dar por culo?” jajajajaja, qué pibe! Hasta que Olga quiso su momento de gloria y se acercaba para buscarle las cosquillas informando de que siempre era así. Recibió un “borracha” como contestación y su ayudante de cocina un “descerebrado mental“. Tenía para todo Cristo mientras seguía su ritmo alterable diciendo que no soportaba que nadie dijera mentiras, debiendo frenarlo el Chef dejándole claro las “verdades imperturbables” del momento: “comida basura y cocina guarra“. Se despedía hasta el SERVICIO.
Como era de esperar, el desastre reinaría. “Marti” (a partir de ahora) castigaba a unos y a otros con piropos dignos del ser más asocial visto hasta la fecha: “mira que te vas 23 días Tánger de vacaciones“, le decía a su ayudante o “Mongolo“, jajajaja … Sulliman demostraba cómo se puede ningunear a tu jefe (desterrado a la barra que no molestara, al menos) y encima estar orgulloso (los camareros de sala también eran para enmarcarlos … qué desidia pijo!). Desde las mesas se devolvían unas bravas mal hechas y un pulpo sin aceite, pimentón, sal ni ganas que acababa estampado contra el suelo. El amigo, sin cortarse un pelo, servía ante Alberto “cerdo por ternera” y ante el reproche de éste, le pedía que se pirara de allí. Chicote flipaba. En casa, ni te cuento. “Que te vayan dando que me voy a fumar“, y se iba a la calle, otro programa más, y le contestaba “entra y hazlo tú!!” y cuando le pedía de nuevo que entrara y sacara la comanda, el T-1000 se ponía en guardia: “a mi no me manda nadie, solo mi jefe que me paga y mi madre“, mientras movía el dedo como el primer giliGif. Pues su jefe, Nachete, decía no tener ni puta idea de que esto fuera así siempre, a este nivel. Menudo interés también. Dentro continuaba el show y “Marti” empezaba a comer comandas y se niega a, ya no responder, dirigirle la palabra a Alberto lo que empieza a alterar al Chef como nunca antes lo habíamos visto. “Me va a dar un telele aquí“.
Al día siguiente reunía a toda la crew y les dejaba claro lo que pensaba: “parece que aquí a ni dios le importa lo que pasa“. Nacho confesaba ante ellos que palmaba entre 12 y 15.000 €/mes y que los 3-4 meses del principio se habían reducido a “mes y medio” para chapar si esto seguía así. Tampoco vi yo caras de angustia. “¿Sabéis la gente que ahí por ahí que ni tiene ni para comer y que está dispuesta a todo?“, les arengaba. “YO AMO este oficio y cuando veo este tipo de desprecio se me hincha esta vena de aquí …“. Pedía al resto que lo dejaran a solas con “Marti” a ver si podía hacerle despertar: “Tú eres consciente del mal rollo que generas?“, pero no, estaba claro que no lo era: “ha pasao tanto vago por aquí …“. Otro que lo de mirarse el ombligo, como que no. Aparecía entonces Luis, un antiguo currante, que lo ponía fino ante la atenta mirada rabiosa de su interlocutor: “no consiento que mienta ni mi puta madre“, gritaba , a lo que su ex ayudante le recomendaba ir a un psicólogo o psiquiatra de una vez antes de despedirse. “Vete a tomar por culo! Toma, el micro!“, le decía a Chicote.
Para el siguiente servicio, Alberto les comunicaba a todos que él ejercería de JEFE DE COCINA, algo que, como era de esperar, no gustó nada a “Martinator”: “prefiero que me despidas en directo” o “paso de ti” fueron sus reacciones. “A ti lo que te pasa es que nadie te dice nada porque los tienes a todos acojonados“, le espetaba el Chef. El otro, a su rollo, ronroneaba “mira que me conozco …“. La crisis iba a estallar como nunca. “Marti” se negaba una y otra vez a escuchar y obedecer a su nuevo jefe. “Oido? Oido? Oido?“, preguntaba Chicote sin recibir respuesta alguna. En sala, Sulliman volvía a ejercer de títere sin cabeza y obligaba a Alberto a salir de cocina para poner un poco de orden, lo que aprovechó el T-1000 para volver a liarla: en un ataque de irracionalidad absoluta tiraba las comandas a la basura. Y aquí, el Lado Oscuro de la Fuerza casi absorbe por completo al Maestro Jedi: “PERO ME QUIERES CONTESTAR DE UNA PUTA VEZ?“, “Eres el peor tio que me he cruzado, por chulo, por mal jefe y mal compañero“. Eso sí, el engendro creado por Cyberdyne Systems no se amedrentaba y le decía que “lo hiciera él con los huevecicos“, volviendo a amenazar a su ayudante marroquí.
Alberto se encontraba por primera vez (ni el “Hulk del Rocío“!) con una persona absolutamente imposible de controlar. Le vimos al borde de … todo. “Dame un besito Chicote“, seguía “Marti”, “Chicote se ha desquiciado y habrá pensado que Martinator no va a poder con Chiquitator” y enviaba a su ayudante a fregar diciéndole “tú eres una mierda“. El de Carabanchel tiraba la toalla y salía con un “no puedo con este tío, no puedo …”. Terminado el esperpento de turno, les hacía ver la tristeza (“ya no cabreo“) que sentía ante todo lo que había vivido diciéndole al susodicho “no te entiendo Martínez“, “es la primera vez que no le veo color a nada“, y se despedía de ellos deseándoles suerte. Nacho, sabiendo que por la puerta se esfumaba su última oportunidad de salvar el negocio, marchaba tras él rogándole una segunda oportunidad y el “no rendirse nunca” se alzaba para prometerle al dueño que lo intentaría: “por favor, no la desaproveches“.
Para intentar comprender cómo una persona puede volverse tan absolutamente despreciable y asocial, tiraba de agenda y visitaba a Ana e Ildefonso, amigos de la niñez e hijos del dueño del restaurante donde “Marti” dio sus primeros pasos en la cocina. Nos contaban que era todo lo contrario a lo que era ahora: una persona cariñosa y amable, con ilusión en la vida a pesar de todos los palos que había recibido. Aconsejaban al Chef que intentara ser “como un padre, un referente” y allí que se citaba con él. De primeras, la actitud de “Marti” fue buena puesto que llegó disculpándose y avergonzándose de todo. Hacía mucho que no volvía el MOMENTO PATATA a una #gilicrónica. Sí, ya lo he dicho antes. La historia de este tío me tocó. La historia de un chaval que cuando más necesitaba a sus padres, por unas cosas u otras, los perdió y se quedó solo en esta vida, sin suerte, sin apoyos … Tiempo ha que no veíamos el lagrimal de Alberto en ebullición. Lo admito, el mío, también. Esto de ser padre, me ablanda. Pero claro, la culpa no la tiene el resto de la humanidad: “cambia sopapos por abrazos, tío, no es tan difícil“, le pedía el anoche más que nunca psicoterapeuta madrileño tras decirle, ahora, José Luis, que le tenía “miedo a la soledad“. Como tod@s.
A ritmo de George Ezra (“Budapest“) llegaba una nueva REFORMAZA del equipo del programa, comenzando con el nombre, ahora, “LA RETAMA“. José Luis se mostraba ansioso, “pero vamos a entrar no?“. Y cuando veía la thermomix se abrazaba a ella con el deseo de acurrucarla junto a sus sábanas. Paso previo al momento “salivación para segunda cena” con la NUEVA CARTA mientras sonaba un temazo de The Vaccines (“If you wanna“) y nos preparábamos para el ÚLTIMO SERVICIO bien uniformados pero eso sí, con la bandera de ESPAÑA bien pegadita al corazón, jajajajaja. Antes de faena, José Luis hacía un ejercicio de conciencia y pedía disculpas a todos los allí presentes (digno de alabar, no todo el mundo lo ha hecho en las cuatro ediciones que lleva el programa): “estoy igual que cuando era un crío“, decía. Pero una nueva sorpresa le aguardaba antes de enfrentarse al reto. Ana e Ildefonso aparecían y nuevamente se derrumbaba el exoesqueleto de metal del cocinero. Los mensajeros de Trip Advisor se aposentaban en una mesa y, a pesar de conatos de aparición del “Martinator”, calmados por Alberto con un “si vuelve Martínez me lío a mandobles“, el servicio acababa más que a gusto de los comensales. La emoción de un trabajo bien hecho y RECONOCIDO volvía a saltar los lagrimales de José Luis: “yo no puedo más, eh?“, decía sintiéndose atolondrado con tanto subidón de sensaciones positivas. Alberto se despedía de ellos y, en especial, del que ha sido su más jodido cliente hasta la fecha. “Pues al final, ha resultado ser un tío agradable y me da pena que se vaya“, cerraba “Martinator” (con Weezer de fondo, “Da Vinci“).
Programaco repleto de subidas y bajadas emocionales. Una vez más se demuestra que con cariño se pueden solucionar casi todos los problemas. José Luis Martínez se había auto impuesto ese círculo ciego de animadversión hacia todo humanoide presa de la puta vida que había llevado. Esperamos que todo vaya igual. Algún comentario leí anoche en Twitter que así lo confirmaba. Me alegro. ¡¡Mucha suerte!!
Resumir los highlights de anoche es tarea ardua, pero ahí van:
– “aquí no hay camareros, hay transportistas” o “me tiré 7 horas para deshuesar un cordero para la Duquesa de Alba y luego era vegetariana“, jajajajajaja, “Martinator”.
– escuchar la “Imperial March” siempre es un plus …
– “como si tuviera pus en la oreja! que se meta en internet que hoy todo el mundo tiene un móvil de eso …”
– “Soy españó o búlgaro?“, muy crack.
– la retahíla de insultos que puede salir del gaznate de alguien …
– “me va a dar un telele aquí contigo“, Alberto tuvo que mojarse el cráneo para aguantar.
– el momento patata, sin duda, que lo cambió todo anoche: en pantalla y en el sofá.
– y la #fraSentencia de Chicote: “sin pasión, ilusión y ganas … imposible“, para todo en la vida.
¡Gracias a tod@s!
GiliConcept Art by @disparatedeJavi
GiliMontaje Carátulas by @silviacalavera
Programaco mayúsculo el de ayer.. Dejó unas cuantas “perlas” de esas que perduran.
Más que candidato a estar en el Top “three” de las cuatro ediciones … 😉
I’m impressed by your writing. Are you a professional or just very knobledgeawle?
I strive every day 😉