Fin de temporada cum laude para el Real Madrid de Zidane. Posiblemente la mejor plantilla en la historia del club de Concha Espina ha puesto punto y final a un año que ni los más vikingos imaginaban en sus sueños húmedos del Valhalla. Aquí, mi último #disparate antes de comenzar con la prensa rosa veraniega y baile de nombres y fichajes.
La segunda parte del sábado en Cardiff fue de las que recordaremos tiempo. Tras los primeros 45 minutos los madridistas se fueron a la ducha necesitados de refrescar con urgencia piernas y cabeza. La Juventus, sin muchos alardes ni despliegues, consiguió hacerse con el control de juego y poner en apuros a los blancos a pesar del gol inicial de un Cristiano Ronaldo en estado de gracia. Mandzukic estará aún haciendo múltiples copias de seguridad de las imágenes de su golazo. Pero, tras el descanso, lo que el mundo entero vio fue un EQUIPO dispuesto a pasar por encima del rival. No hubo más opciones para una Vecchia Signora que se hundió parcialmente con el chicharro de Casemiro y, definitivamente, con el doblete del próximo (y quinto) Balón de Oro. La final acabó ahí por resultado. Para los italianos, en juego, se acabó en el minuto uno del segundo asalto.
Duodécima Copa de Europa para un Real Madrid histórico. 3 de 4, esto sí que es un equipo ye-yé. Zidane ha conseguido en año y medio lo que tantos otros con mejor o más vistoso curriculum no consiguieron. Un doblete que no se veía por la Castellana desde hacía 50 años y lo ha hecho a lo grande. A pesar de no saber a qué jugaba el equipo durante meses, fue consiguiendo lo fundamental en este deporte: resultados. Unos resultados que fueron moldeando la confianza extrema con la que el equipo ganó la Liga en la última jornada y que culminó en Cardiff con el júbilo incontrolado de las ordas vikingas. No es para menos. Disfruten una vez más:
Unas últimas semanas de escándalo donde al fin hemos podido vislumbrar un estilo, aún siendo por la oportunísima lesión de Bale. Un estilo a lo “Del Bosque” como dijo este loco hace meses y como el gran Fernando Redondo apuntaba el otro día. Peloteros, señores. A esto se juega con peloteros y, el Real Madrid tiene hoy día a varios de los mejores del mundo: Modric, Kroos e Isco es un lujo por el que suspiran muchos. Acompañados por Casemiro forman, posiblemente, la media más contundente desde aquella formada por los Xavi, Iniesta, Busquets e, incluso, Pedro. ¿Y qué decir de un Cristiano Ronaldo que también ha callado bocas a base de golazos en momentos decisivos? Pero muchos de esos jugadores estaban ya antes, ¿qué ha cambiado? Lo de casi siempre: el entrenador. Zidane nos ha dado a todos una buena colleja. Ha demostrado como, sin ruido, se puede confeccionar una plantilla en la que todos remen en la misma dirección a pesar de que algunos no estén muy contentos con su situación. Un equipo que aproveche sus virtudes minimizando a base de goles y compañerismo sus defectos. Una escuadra a la que temer. Joven y de muchísima calidad y que, si no se tuercen demasiados egos, prometen un futuro más que privilegiado. Un ejército donde solo Coentrao y la rabia mal enfocada de James han dado la nota discordante. Un Real Madrid donde el ADN Ibérico está más presente que nunca con los Casilla, Carvajal, Ramos, Nacho, Lucas, Asensio, Isco, Morata (quédate!) …y que espera se aumente con Vallejo o Llorente. Un equipazo de presente y futuro que muy pocos retoques necesita.
En definitiva, Zidane y sus muchachos se han graduado este año cum laude y, por primera vez en mucho tiempo, la unanimidad es absoluta entre los seres medianamente racionales. Las bolas calientes quedaron atrás. Al igual que las quejas. Los resultados ahí. El ambiente también. Enhorabuena Real Madrid.
Esfuerzo y juego, esto es lo que los vikingos entendemos.
(Foto portada: elconfidencial.com)
@disparatedeJavi
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