Aún no ha acabado la temporada y los corrillos ya empiezan a planificar la próxima temporada. ¡Juguemos a entrenador como todos los veranos! ¿Hay un fin de ciclo para algunos jugadores del Real Madrid? ¿Necesita el equipo blanco una profunda revolución en fichajes o más bien pocos retoques apoyados en ventas beneficiosas no tanto para las arcas como para el futuro fubtolístico del club? Aquí, mi #disparate.
Lo más lógico, viendo la gran plantilla que ha conseguido confeccionar la entidad madridista, es optar por la segunda opción. Y, dentro de ella, ¿qué jugadores podrían reportar ese plus para reforzar el equipo? Sin duda y sin paños calientes, la venta de Gareth Bale. El galés ya no solo supone un problema para la tesorería y enfermería del club sino para jugadores que están alcanzando un nivel que está pellizcando las retinas de otros grandes clubes y que, de perderlos el Real Madrid, sería prácticamente imposible suplir sus virtudes con fichajes. Evidentemente hablamos de los Isco, Asensio, Morata o Lucas Vázquez. Pero, ¿debe ser el caballo loco de alopecia galopante disimulada bajo su crin el único en abandonar el barco? Un virus empieza a apoderarse fuertemente de mi cráneo y es el de la posibilidad nada descabellada de poner también a Benzema en la parrilla de salida. La idea de vender a Morata castiga el libreto de cualquier aficionado blanco. Si tenemos tan claro que la evolución final de Cristiano Ronaldo es jugar en punta, ¿por qué no soltar lastre en esa posición con el francés? Es solo una duda momentánea.
¿Refuerzos? Pocos. Los cedidos que parece volverán para quedarse pueden seguir manteniendo ese fondo de armario que tras tantos años ha conseguido el Real Madrid. Vallejo o Marcos Llorente suenan como el próximo Carvajal y, a mi, me gusta. El primero como baluarte defensivo de futuro cercano, el segundo como recambio y alternativa a Casemiro. Prioridad absoluta, sin duda, es encontrar un suplente de Marcelo que libere de minutos al crack brasileño que, no olvidemos, cumplirá 29 años el próximo mes de mayo. La prensa madrileña daba por hecho el fichaje de Theo Hernández pero hoy las tiradas catalanas ponen al joven lateral en la órbita culé. Florentino tiene trabajo.
¿Hazard? Sería un necio si admitiera que no me entusiasma la idea pero, ¿a qué precio? ¿Seguir restando protagonismo a jugadores que se han ganado el crédito que otros han perdido a lo largo de esta temporada y parte de la pasada? Hoy día se ha demostrado sobre el piso que el Real Madrid goza en plantilla de peloteros de alto nivel en los que incluyo, ahora, a James. ¿Tan imposible es un once formado por Modric/Casemiro, Kroos, James/Asensio, Isco/Lucas, Morata/Benzema y Cristiano de medio campo hacia la portería rival? ¿No es evidente que ha llegado el fin de los velocistas al Bernabéu? ¿Cuándo volveremos a ver como antaño dos delanteros en el once inicial? ¿Y la cantera? ¿No tenemos suficientes muestras de que tras muchos años de mediocridad hay joyas más que aprovechables en casa? Ya que Zidane se ha sacado de la chaqueta un sistema salvaje de rotaciones que funciona, ¿por qué no alternar desde un principio a todos ellos con más asiduidad? Refuerzos necesarios para consolidar un estilo que quiere renacer, eso es todo. Sencillo cuando solo se habla de fútbol. Solo ficharía al “10 blue” si el “7 blanco” saliera.
¿De Gea? Sigo prefiriendo al candado belga del Chelsea. Pero eso, son preferencias. De hecho mantengo mis dudas más que razonables de hace un par de años y las más recientes, escasos meses. Los problemas defensivos del Real Madrid no se encuentran bajo palos. Keylor Navas y Casilla me siguen pareciendo dos porteros de garantías y no veo necesario, sino un #disparate, el desembolsar (como dice hoy la “prensa”) 75 millones por el titular de La Roja. Me los guardaría para ver el rendimiento de Cristiano Ronaldo la temporada que viene.
¿Bajas? Mis finiquitos irían dirigidos a Coentrao, ese niño perdido que ya ni siquiera hace gracieja. A Bale, enviado de vuelta a las islas con un lazo. Mariano necesita una cesión urgente y a Danilo, lo dejaría donde está. Confío en que el brasileño deje de moverse cuál pollo descabezado algún día. Como lo hacía en Oporto y sigue pareciéndome un balón de oxígeno más que aceptable para Carvajal. Bajas medicinales para el equipo y para nada desestabilizadoras para el vestuario o juego, todo lo contrario.
Voto por ventas beneficiosas buscando ese estilo que nos están dibujando infinitas señales desde hace tiempo. Un estilo en que la circulación rápida del balón, que no del jugador, vuelva a Concha Espina. El tiempo de los velocistas ha llegado a su fin. Una buena noticia a la que no hay que tener miedo de abrazar. Eso sí, cada cosa a su tiempo. Dejemos de apartar la mirada de lo que se cuece en estas últimas semanas de temporada. Ya tendremos tiempo de seguir jugando. ¿Quién sabe si hasta con la silla de entrenador?
(Foto portada: madrid-barcelona.com)
@disparatedeJavi