Si aún no habéis visto la 2ª temporada de este bombazo televisivo (sobre todo para el cráneo viejuno) de Netflix mejor no sigáis leyendo y volved cuando sepáis qué ocurre en Hawkins. Stranger Things 2 ha elevado el listón de su primera entrega y sigue con sus innumerables referencias a los 80 con las andanzas de los “Goonies” de este siglo. Aquí, mi pequeña #gilicrónica.
¿Qué podíamos pedir al segundo fascículo de los hermanos Duffer? Para mi, de momento, nada más. Si hay algo que destacaría es la interpretación del pequeño Will (Noah Schnapp) por encima del resto, por muy bien que esté prácticamente todo el elenco. Desde el principio se encarga de ir metiéndote poco a poco en el pozo agresivo del “Mundo del Revés“. Nada que ver con tramas como las de la adolescente entre otros dos mundos, el sensible intelectual y el de la laca de Farrah Fawcett, o el de la hermana de Once, incrustada en un capítulo y con el único fin de despertar en ella su verdadero poder. ¿Que abre una puerta argumental para las futuras temporadas? Los mutantes que no me los toquen. ¡Eso sí! Steve me ha ganado para la causa al estilo Jamie Lannister. Saber que Brenner sigue vivo, un aliciente adictivo.
Referencias a los propios Goonies escogiendo a Sean Astin en su versión morcilla interpretando el mapa en A4 que se marca Will en pleno trance creativo. Su muerte, una toma clásica. Los recreativos que unieron tantas vidas en aquellos años con clásicos como el Dragon´s Lair (¡juegazo!). Garitos donde se fraguaban grandes planes. Ver a Dustin fabricarse una trampa de los Cazafantasmas … y ¡usarla! O el nombre de la nueva integrante de este peculiar grupo de peluche, Mad Max, conduciendo su hermano macarra un coche parecido al Interceptor V8. Hopper recogiendo su gorro a lo Indy a pesar de no poder con sus intestinos. Once escogiendo la “sábana E.T.”. Esos pasillos interminables de laboratorio repletos de “demoperros” en plan Aliens (incluida la escena del pelotón condenado). Esos mismos pasillos donde aparece vivo el doctor Owens como si de un survivor horror game se tratara. Y la música, claro, que tampoco falten esos hits de pelos cardados. La ceniza flotante al estilo de Silent Hill que sigue erizando las pestañas. En definitiva, la batidora Duffer vuelve a regalarnos nostalgia y mucha diversión. Como ya dije en el estreno de este fenómeno televisivo, a mi, me basta y me sobra. Y quiero más.
Hoy leo “que no enseña nada nuevo y no arriesga como debería“. Bien, vale, para gustos los colores. Para haters, los honores. Precisamente esta serie debería servirles para recuperar ese espíritu ochentero en que lo único que importaba cuando te agenciabas unas palomitas era disfrutar sin preguntarte ni vivir pendiente de la perfección o rallarte la córnea buscando defectos a cada escena. Stranger Things 2 ¡gracias Netflix! ¡Qué bueno que viniste! ¡Vuelve pronto!
(Imagen portada: youTube)
@disparatedeJavi
“Predecible” es otro de los adjetivos que se escuchan de esta temporada y yo os traslado la siguiente cuestión: ¿cómo no puede ser siempre predecible una serie que juega con todos los elementos de las películas con las que hemos crecido?
Stranger Things es, ante todo y a mi saber leal y entender, una SERIE HOMENAJE a todo ese cine. No se puede pedir sorpresa sobre algo que ya está grabado en nuestro cráneo desde hace décadas.