#TopChef13
Programa donde los #concurChefs debían demostrar desde el inicio el buen uso de sus sentidos. Volvía una de las pruebas que más divirtieron el año pasado y éste, no iba ser una excepción. Aquí, la #giliCrónica.
La PRUEBA DE FUEGO no traería la inmunidad pero sí, una vez más, un supuesto privilegio que ayudaría mucho a su ganador. Platero ya sabía que tendría que apretar nalgas para ganarla puesto que, de lo contrario, cualquiera de los otros dos se fijarían en él como el objetivo a putear. “El que se vaya hoy a casa sufrirá una derrota de ésas que duelen“, señalaba Alberto antes de darles unos segundos para comprobar el trabajo de cabrones que el equipo del programa les había preparado. Todo envuelto en papel plata: “deberéis utilizar la intuición“, escuchaban de la boca de Chicote. Mari Paz en el almacén seguía de subidón (“la hemos cuidado tanto que se ha plantado aquí“, señalaba antes #MeLaTrufa).
El de Carabanchel calentaba el ambiente preguntándole al alemán impaciente si le tenía ganas o no a Alejandro y empezaba su canción cansina sobre su vilipendiada madre y ¡hasta recordaba la casquería! El valenciano volvía a recordarle ya harto que le pidió perdón y que si no lo aceptaba u olvidaba, se la trufaba. Normal. Hace unos días, hablando con un gran maestro del fogón, estaba de acuerdo con que, en La Mancha, Platero le hizo realmente un favor dándole esa parte del cordero … ¡lo que menos tarda en cocinarse! Solo que si no la has hecho en tu vida, pues vale, te puedes volver un “hijo puta alemán” … pero de rabietas, basta, por favor. Javier Estévez habría dado botes de alegría. Continuemos. “Es la despensa más brillante que habéis visto en vuestra vida“, decía Alberto antes de sentar las bases de la prueba: toquetear lo que gustaran sin leer etiquetas y entrar y salir cuanto quisieran PERO todo lo que metieran en su mini palé a la cazuela. “Os vamos a dar tiempo de sobra” decía con sarna … 45 “minutazos“ para una de las pruebas, a priori, más complicadas del programa.
Allí que empezaban a manosear productos. Marcel y Sergio fueron los que más tardaron en decidirse mientras que Platero ya se disponía a abrir sus sorpresas: excepto confundir citronella con espárragos y encontrarse la yuca, todo lo demás casi le sale redondo. Sergio se hartó de coger limones – un limón por tacto, chato … – pensando en tomates y también se cruzaba con un plátano que, a la postre, le vendría perfecto. “Va a prepararnos una limonada para cuando terminemos” … #chistaco trufero … Mientras tanto, Marcel golpeaba un tupper contra la puerta del frigorífico. Debe ser un método de los antiguos teutones para saber si la cabeza de sus enemigos estaba hueca o llena de guisantes. Al descubrir en la mesa su elección nos mostraba como sus ingredientes y los de su máximo rival eran prácticamente idénticos. Rivalidad aún más tensa si cabe. “Platero es un estratega pero los dos que no quería que estuviéramos están con él“, sonreía Sergio mostrándose muy seguro desde el principio.
El valenciano barbudo negaba tener pinzas de limpiar pescado al alemán. Éste las veía encima de su mesa y volvía con la cantinela de “mi mamá no olvida” hasta que vio llegar como un Miura bizco la #ChicoteDuda: “crees que con almejas lo mejor es un tartar de sardina?” … jajajaja … su cara se transformó. La mía, también … de risa. ¡Qué jodido tiene que ser que en esos momentos te venga Alberto y te deje con las canillas temblando! Así que cambiaba la idea. Hizo bien como veríamos instantes después. Finalizaba el tiempo y a Platero se le olvidaba incluir en el plato los chips de yuca (aún así, la integró igualmente en el plato pero sin esa textura que buscaba). La CATA de ayer la realizaría Paco Roncero comenzando por Sergio que sin pestañear se lanzaba a otro de sus discursos interminables vendiendo su “plato-moto” recibiendo un “chsssss!!! paaaaaaara!!!” de su Juez. Grandioso. “Crema de piquillo con mejillones y cítricos” que gustó mucho. La “Sopa de guisantes, citronella y sardinas mareadas” de Marcel triunfó: “caldito muy bueno y la sardina es el punto del plato” … el tartar le hubiese hundido: “me ha enamorado tu plato“, llegó a decir Roncero. . Finalmente, Platero presentaba otro platazo: “Sardina marinada y vinagreta de verduras“. “3 platazos” fue la sentencia del ayer catador. Pinta tenían los tres, sin duda. Esperaron a una de las pruebas “más cachondas” para mostrarnos por qué están ahí. El ganador del ansiado privilegio fue Marcel “por pequeños matices“. “Ya estoy preparado para recibir la hostia“, se consolaba #MeLaTrufa. El alemán impaciente soltaba una auto arenga en su idioma natal exaltado. Buen preludio para lo que veríamos a continuación.
Tras un nuevo corte publicitario – o cómo exprimir al estilo Peter Jackson con el libro del Hobbit un programa – en el que aprendíamos “alta cocina” con dátiles y bacon (lo que tiene uno que hacer), nos trasladábamos a Palos de la Frontera (Huelva) para verlos cocinar ante la atenta mirada de las carabelas donde un día un loco se perdió y cambió el mundo. “Prepárate Alejandro“, decía la marine manchega ayer exiliada. La prueba decidiría quién la acompañaría como semifinalista. Deberían preparar un plato fusión entre el nuevo y viejo mundo con los ingredientes escogidos por el Jurado: 2 de la despensa y 2 del primer vuelo transoceánico que llegó ese día.
El privilegio de Marcel consistiría en asignar – previo visionado de su interior – las tres cestas de dificultad baja, media y alta para sus contrincantes. Volvía con su “retratito” sobre la madre … y se descojonaba con Alberto deseando ver qué le endosaría a Platero: unas castañuelas ibéricas … ¡telita! “Ahora vamos a ver cómo juega con los productos más difíciles“, repetía. 60 minutos tendrían por delante para que un trío de lujo juzgara sus platos: Diego Guerrero, Paco Morales y Mateu Casañas que aconsejaron a los cocineros sobre qué hacer. “A ver qué me ha dado Marcelino pan y vino“, bromeaba Alejandro hasta descubrir las castañuelas (Chicote se marcaba un meneo de muñeca por soleares). Decía no haberlas trabajado mucho pero sí comido, lo cual, siempre es una ventaja. Sergio se quejaba de que por ser más fácil su cesta podría convertirse en un plato vulgar. Razón no le faltaba viendo el resultado final. El tiempo pasaba y éste se mostraba feliz y tranquilo por no ser parte de la pelea entre sus contrincantes: “que disfrute el puteo“, decía. #MeLaTrufa se atrufaba buscando la combinación perfecta de los ingredientes estando a punto de prender una falla con la vaporera de bambú – una buena cremá hubiésemos visto si no es por Roncero. Susi no veía claro las intenciones de Sergio y éste declaraba estar muy seguro de lo que hacía montándonos una película sobre cómo debían montárselo los cocineros en alta mar en la época de los Hermanos Pinzón. Chicote daba la última ronda avisando de la finalización del tiempo y les daba un palico a todos con los emplatados (con toda la razón). Si la prueba anterior pudimos ver tres platos diferenciados pero llamativos, aquí vimos lo que viene siendo “una montonera”. Los tres se escudaban en el sabor.
La CATA empezaba por las “Castañuelas pi-VILES y cazón indígena del Rocío ahumado hasta decir basta” de Platero. Parece que quedó en aguas internacionales. Alejandro era consciente de que el resultado no fue bueno. “Sabores del nuevo y viejo mundo volcados en la vajilla” de Marcel terminó por convertir en “Principito al Emperador Jamón“. Vamos, que pecó de guiri temeroso tratando el manjar ibérico. Por último, Sergio presentaba su motocicleta “A estas alturas voy y me marco un tartar entre dos mundos paralelos e inconexos“. “Que me lo expliquen“, decía Alberto mirando a Diego Guerrero que decía no encontrar nada de lo que había dicho. Eso sí, todo muy bien picadito. Llegaba el turno de sacar los cuchillos y conocer el nombre del siguiente semifinalista. Marcel vio como su estrategia dio sus frutos. Temblando como gelatina estaba a pesar de las carantoñas de la observadora Ripley. Todo estaba listo para el duelo final.
El Face to Face entre ambos nos traería la, seguramente, prueba más jodida del programa. Replicar un plato habiéndolo catado y palpado a ciegas. Y, si encima, ese plato es de Dani García, pues juzgad vosotros mismos. Se marcó una “simple” Lubina frita a la pimienta que traería de cráneo a los #concurChefs. ¡Qué sencillo parece todo viéndolos currar! En el almacén, comenzaban las cábalas sobre qué prueba les tocaría. Sergio tenía claro que no quería ver ni en pintura esta misma. Sus temores se hicieron realidad al entrar en plató. Tendrían 2 minutos para palpar, guarrear, oler e intentar adivinar qué carajo estaban masticando y la forma en que se les había servido. ¡A mancharse las manos se había dicho! Sergio intentaba despistar a Platero lanzando al aire que era salmón … ya podía haber escogido otro pescado menos característico si pretendía confundir. El tiempo comenzaba (60 minutos) y los dos se espiaban por el rabillo del ojo. Alejandro, tras dudar si lo que había devorado era pollo o pescado, cogía un besugo ante la malévola mirada de su rival que sí había identificado perfectamente la lubina por haberla comido e ingerido en cientos de ocasiones. Otra cosa fue el “resto del plato”.
Poco después y viendo un pollo en la mesa de Sergio, Platero cogía un pichón. El Jurado se divertía de lo lindo. Yo, también. Alberto disfrutaba aún más cuando le preguntaba al valenciano si estaba seguro que el plato llevaba pimienta, una nueva #ChicoteDuda en la que no picó. Poco a poco se vio que éste había acertado más en ingredientes, texturas y preparado que el cántabro que “había venido a hablar de su lubina y lo demás, le daba igual“. “Ha dicho fritura“, señalaba Dani García dando la que, a la postre, fue una de las claves en el veredicto final del Jurado. Sergio y sus cocciones lentas y a baja temperatura que agotarían a cualquiera, pasaron por la plancha el pescado. La cosa empezaba a torcerse. El tiempo se esfumaba y “uno de los dos había agotado su tiempo en Top Chef“. Se despedía el invitado de lujo y los supervivientes presenciaban el levantamiento de campana viendo el original que ellos debían haber replicado. Fliparon, claro. Intentaban excusar su creación. No hacía falta. ¡Menudo marrón de prueba!
CATA FINAL comenzando por el de Dani para concretar el sabor en sus bocas: “comas lo que comas, te da sabor a pimienta“, decía Roncero. Con Sergio, como no podía ser de otro modo viendo su fino paladar, alucinaron con que supiera que era lubina … con el resto, soportó un bochorno empezando por no freirlo. Pero él seguía hablando de “su lubina”. No era importante ni uno solo del resto de ingredientes. Turno para el besugo de Platero que admitía no haber sido capaz de sacar el sabor del pescado con la soja que le acompañaba. Pero sí identificó la almendra cruda, la salsa agridulce, el pescado en taquitos “pequeños”, … en fin, mucho más acierto en ingredientes y forma de cocinar que su rival. Cuando todos en las redes sociales daban por hecho el resultado, el silencio se adueñó de sus “tweets”. Marchaban al almacén a esperar el veredicto y Sergio seguía con su “retratito lo llevo en mi cartera” basando su favoritismo en haber acertado ÚNICAMENTE en la elección del pescado.
Ante el pelotón final de fusilamiento televisivo se plantaban para escuchar de Paco Roncero que uno había acertado en el producto principal, sí, pero en el otro había ingredientes y texturas más parecidas a las de Dani. “Habéis hecho un buen trabajo y los platos están ricos” … pero … Alejandro se convertía en el último semifinalista de esta tercera edición. Al entrar en el almacén saltaba como un Barbapapá en cama elástica mientras que el perdedor se emocionaba recordando su paso por el programa … y el no haber conseguido su “sueño de ganar Top Chef“. Se despedía habiendo “disfrutado y encontrado ciertos compañeros y ciertos valores” (otro recadito) y volvía con sus ya ex compañeros a echar una ronda de lágrimas y amistad con ellos. Sobre todo con Platero: “a mi me llevas a donde quieras, nen“, le decía este último demostrando que en la pantalla no todo es lo que creéis ver. ¡Mucha suerte siempre Sergio Bastard! ¡Pues no te queda nada por delante!
Programa con mucha emoción el de anoche y unas pruebas que hicieron las delicias de los que mullimos nalgas en casa. El ritmo se vio adulterado una vez más por el bombardeo indiscriminado de publicidad. Y yo me pregunto … ¿No es mejor llenar el plató de pegatinas, letreros luminosos, subtítulos, chaquetillas cosidas al estilo NASCAR con los patrocinadores … ANTES que destrozar al público que realmente sostiene el programa? Es absolutamente sangrante que el programa empiece realmente a las 22.50 y acabe a la 1 y pico de la madrugada. Como dije anoche … esto no está “pagao”, eh? La semana que viene nos espera otra prueba clásica como terminar los platos a medias del Jurado y sabremos quiénes se jugarán los mandiles por la “Excalibur Quttin“. Se acerca el invierno.
Vamos con los highlights:
– La paciencia extrema de Platero ante el machacón tema de “Todo sobre mi madre” de Marcel …
– Apelativos entre Marcel y Sergio todo el programa: “Sergito“, “guapa“, …
– El ¡Zás! de Roncero a Sergio parándole los pies ante la venta de otra de sus motos … jajajaja “No me lo vendas que ya te diré yo!“
– “Estará haciendo una limonada para después” … #chistaco1
– “No hay nada que me guste más que ver sufrir a Paco“, decía Alberto, lo que implicaba que los platos estaban deliciosos. ¡Cocina!
– “Si Sergio se va con Colón lo mismo termina de explicarle el plato a mitad del Atlántico” … jajajajaja, #chistaco2!
– El recadito de resquemor que soltó Platero cuando Alberto le dijo “parece que a Marcel le ha salido la estrategia al pelo” … “Claro, pero sin nada que se la haya echado para atrás” …
– Dani García …
– Momento Walking Dead en la cata a ciegas de Sergio y Alejandro.
– Las #ChicoteDudas … anoche …
– Me quedo, para terminar, con el buen rollismo del almacén. Esto es televisión, señores, no lo olviden: “a estas alturas de programa ya no se va un rival, se va un amigo” (Platero dixit).
#Disparate Productions …
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