Se acerca el final … En #TopChef11 conoceríamos a los primeros dos semifinalistas de esta cuarta edición. Pinches famosos y cachondos, cerdos Ibéricos, Moños rabiando más que nunca y un enfrentamiento sin vuelta atrás. Aquí, la #gilicrónica.
Para la prueba de fuego los #concurchefs contarían con la ayuda de Ruth Lorenzo (Private Monty), Arturo Valls (Moño Rebelde), Maxi Iglesias (Grititos Infames) y Manuela Velasco (El Celeste). Ellos mismos eligirían con quién cocinar. Los cuatro supervivientes tenían una cara de caganers digna de esta altura de competición. Ni se imaginaban quiénes serían sus pinches. Montoro se decantaba por la filosofía Cholo Simeone y prefería no pensar en la final, sino receta a receta y MelissaNDRE se envalentonaba de nuevo pensando en poseer los privilegios esta semana … hasta que vio en qué consistía la prueba. Entraban los invitados entre risas y ésta mascullaba que era “super fan del de la camisa de cuadros”. Curioso ser fan de alguien del que no sabes ni el nombre. El toque grandioso lo daba Arturo Valls al declararse hooligan del Moño. “Nos vamos a reir mucho, luego ya veremos la cocina …”, temblaba Montoro. Para escoger los ingredientes de la receta entrarían con los ojos vendados a la despensa para gozo y disfrute nuestro, debiendo utilizar todo lo que cogieran sus pinches ciegos. Momentos enormes en los que la única (para variar) que no parecía disfrutar era la de siempre. Private suspiraba por un rodaballo y Ruth cumplió con creces. Moño por arroz, solo que Arturo le trajo de regalo unas ciruelas que hicieron temblar su apósito craneal. Rakel quería pollo y Víctor, “lo que Manuela viera” … tal vez pensaba que tenía habilidades de Matt Murdock.
45 minutos por delante. Arturo encontraba los ajos y la música del Drácula de Coppola sonaba de fondo. Maxi cogía un haba de cacao y Rakel confesaba no haber visto nunca a un umpa lumpa recolectarlas. Ruth se guiaba por el olor a gamba y Manuela clavaba la uña en una cebolla. Truquis que diría un crack. Entre Montoro y la murciana saltaban chispas más allá del aceite: “te vendrías conmigo de gira?”, la novia del alicantino destrozaba cuadros en casa del millonario. Maxi solo ponía la labor comercial de venta del plato y Manuela corría pidiendo “hierbas”. Era entonces cuando volvíamos a ver a Alberto correr tras la última temporada de Pesadilla en la cocina. El tiempo se esfumaba y Ruth nos dejaba una estrofilla del Mediterráneo de Serrat.
Todo a punto de la cata que realizaría Chicote comenzando por el “Suquet de rodaballo, cigala, zamburiña y ajo como para matar al séquito del conde Dracul“, de Monty & Ruth. “Pero te lo estás comiendo enterico, eh?”, le decía ella a Alberto a pesar de las críticas que éste vertió. Moño se frotaba el cabello pegado antes de presentar su “Arroz meloso con bogavante crudo y arroz tieso” que es como se come en su casa. De sabor, rico. Turno para Rakel y su “Guiso de cerdo Maxi al que también me gusta echarle ajo como para una boda“. “Claro, te hace viajar”, decía el invitado cachondo. Pero para cachondo y ágil, Alberto: “sí, un viaje a Las Pedroñeras”. El plato, visualmente, una vez más, el mejor. También estuvo rico, rico. La cata para los privilegios terminaba con el “Mar-nuela y Montaña con ensalada Tim Burton” de Víctor que, por muy cítrico que pudiera parecer, resultó “MUY RICO”. De los 4 era evidente que los de la valenciana y el peruano eran los mejores. Finalmente fue éste quien, una semana más, se metió los privilegios en el bolsillo. Privilegios que fueron determinantes.
De plató a un lugar donde el “yate del jefe de Montoro no llega”, la dehesa extremeña de Joselito. “De aquí saldrán los dos primeros semifinalistas, así, sin anestesia”, les comunicaba Alberto Chicote. Dos cajas esperando a los cocineros: una con lomo, secreto, presa, solomillo … y otra con casquería fina, morro, oreja, castañuelas, rabo … Víctor decidiría qué caja daba a cada uno de los equipos que previamente había formado: como era lógico, puso a las dos alterables juntas con el pañuelo naranja, auto proclamándose capi de su pareja y a Moño Rebelde de la rival. Grititos Infames empezaba de nuevo a criticar la elección de El Celeste olvidando lo de siempre: la competición y las reglas. Ésas que tanto nombra para luego hacer la Filippetada de turno con las setas. Así fue, poniendo la oreja de mapache furioso escuchó “trompeta de la muerte” y las dos decidieron cogerlas PARA NO UTILIZARLAS dejando sin el ingrediente a los dos chicos: “por joderles”, literalmente moñeando. Juego limpio … sí. Víctor lo aceptó (no como otras) como reglas del juego por mucho que hubiese descargado un camión de bellotas sobre ellas. Decían estar unidas en un women power, poco les duró esa desintegrable amistad.
Y, con casquería por medio, solo hay dos nombres que me vengan a la cabeza. Y uno de ellos, Francis Paniego, un “semi dios” para Monty. Un grande, sin duda. 9 cuidadores del puerco Ibérico decidirían qué plato era merecedor de la semifinal de Top Chef. 50 minutos para ello. Rakel cortaba la sangre y el tocino como si para una pareja de trolls de las cavernas fueran y su ayer jefa empezaba a tirarle de las patillas, más aún tras la ronda de #ChicoteDudas. La valenciana se puso a lavar las setas, algo que tanto a Montoro como a la comunidad de micólogos del país les hizo sangrar las retinas. Es curioso como son capaces de dominar técnicas vanguardistas y no saber conceptos que hasta un membrillo como el que teclea conoce. Pero el zapateo craneal llegaría con las castañuelas. Alberto les decía que primero hay que blanquearlas y quitarles la telilla que las recubre. El Moño se torcía irreversiblemente. Rakel se hacía la longui diciendo que ni su jefa lo sabía, que no le echara el puro. Su jefa, por contra, indignadísima ante la difamación sin pruebas. La sangría en la piara estaba servida. La granadina echaba las setas remojadas crudas sin saltear a la olla … una pareja de lo más amable de ver, al contrario que sus rivales, calladitos y COCINANDO.
MelissaNDRE empezaba entonces con que su potaje había sido decisión de las dos, no solo de ella porque su pinche no abrió la boca en contra. ¡Como para hacerlo! Y espetaba a Alberto que “no le buscara 4 patas al gato” … sí, eso dijo. Otra de sus perlas. En su mundo paralelo donde no tiene responsabilidad en nada, los gatos son bípedos y llevan moño. Ambos equipos emplataban y Víctor usaría su último privilegio para decidir que sería su plato el primero en desfilar sobre las mesas de los jueces campestres. Su “Presa y pluma Ibérica con arroz” era “carne de perro” para la granadina. ¡Qué desecho de amabilidad esta chica! El tocino salado, crudo y grueso que Montoro decidió poner encima casi tira al traste todo, al igual que la guarnición del arroz y champiñones que tampoco yo entendí desde el inicio. Llegaba el “Potaje con castañuelas en visillo y brotemanía sin sentido” ideado por la granadina, solo por ella. Pues eso, otro guiso más que se marca. Originalidad la justa en esta chica. La tensión entre ellas sufría un receso para intentar sacar de sus casillas a Víctor y Montoro. Cada semana que pasa más cariño le cojo a este chico. Está claro que estar encerrado 365 días al año con un millonario no debe ayudar mucho a tu inteligencia emocional y obrera, pero siempre ha demostrado una educación y saber estar digna de admiración rodeado de tanta hipocondría. ¡Bien por Monty!
Momentazo de los cuchillos aunque todos supiéramos que, esta vez, no podía haber sorpresas viendo el trabajo de uno y otro equipo. Y así fue, entre abrazos y sonrisas los dos chicos disfrutaron de su paso directo a las semifinales. Ellas, lo esperado. Castañuelas, malditas castañuelas capaces de esparcir por una dehesa tan bonita tal cantidad de estupideces, sandeces e improperios carentes de humildad. Por moño y gafas, ojo. Ninguna se libró. Eso sí, por una vez y sin que sirva de sofrito, si yo soy la valenciana monto un ring de barro de piara y lo soluciono irracionalmente, como ellas. ¡Qué coñazo de Moño! Lo sorprendente fue ver que los dos chicos se posicionaban definitivamente a su favor. Alguno me preguntaba anoche cómo me lo explicaba y solo podía recurrir a la verdad absoluta, el refranero popular: se quedaron con la tuerta en el país de los ciegos. Si bien la granadina es jodidamente insoportable a la hora de trabajar, la valenciana y su chulería casi de polígono en ocasiones, ha puesto más de una semana al límite a Víctor o Montoro. Ahora recoge sus frutos, todo alimentando (también hay que decirlo) por ser mucho más favorita que MelissaNDRE. No perdamos perspectiva. No voy a entrar en el espectáculo lamentable que ofrecieron las dos. Si queréis revivirlo, pinchad aquí o aquí. Anoche no fueron los cerdos los que se dieron un revolcón en mierda. También sabéis quién deseaba que desfilara de una vez a casa.
Víctor y Montoro seguirían disfrutando de esta pelea gorrina en el almacén. La última oportunidad traía de vuelta otro clásico a Top Chef: el trampantojo y a Diego Guerrero, su Rey. Las dos ex contemplaban como Susi levantaba la campana y ninguna de las dos pensó que sus ojos las engañaban al ver el “Ajo morado” del chef. De hecho, Moño Rebelde nos dejó claro con sus palabras, mirada y gesto al catarlo que no tenía ni puta idea de lo que es un trampantojo. Debería haber ido a la academia de Monty y comprar su manual. 60 minutos para sus posibles últimas creaciones. La granadina estuvo en todo momento más pendiente de criticar la Caprese en esferas irregulares de su rival que de darse cuenta de que el hueso que ella preparaba con nabo era del tamaño de un rinoceronte. También nos demostró que lo de las espátulas es un producto que ella no trabaja. “Me merezco pasar porque he demostrado más cocina que ella”, seguía en su universo. De diván, sin duda. Terminaba el tiempo y, en el almacén, insistía en que el yogur, como la mozarella, es un lácteo y entonces no había trampantojo. Con ese argumento estaba convencida de darle en la coleta a su ex.
La cata final a ciegas comenzaba por “La Caña” de la andaluza con pecas inestables. El nabo resultaba más que amargo y, a pesar de quedarse corto gustativamente, al jurado le pareció una buena y simpática idea a desarrollar en un futuro. Admito que, si bien visualmente no me enamoró, la idea también me pareció eficaz. Probaban pues la “Caprese“, con bastante más técnica que su contrincante y que a Alberto “le funcionaba”. La temperatura entre ambas en el almacén continuaba al alza. Y llegó el momento más esperado por cientos de miles de topcheferos … El Jurado elegía el plato de Rakel como merecedor de semifinal lo que hacía que la entrañable y siempre educada Moño Rebelde le espetara y casi escupiera un “Me alegro”. Volvía al almacén suspirando por haberse quitado esa rémora emocional de encima y se abrazaba a Montoro. Víctor, como un mueble más.
En plató, MelissaNDRE, en su línea. Ni siquiera en su SEGUNDA despedida pudo callar y mirarse el ombligo, argumentando que el teatro y las malas artes fuera del fogón de Rakel habían ayudado a su marcha. Tal vez por ser autodidacta hay que ser más humilde, a mi entender. Chicote le paró la lengua rapidito diciéndole que no se equivocara, que se iba única y exclusivamente por su plato. Su hueso de nabo amargo de tiranosaurio. “No me hagáis preguntas que lloro”, decía y yo le daba la razón deseando no escuchar esa voz más. “Guarda buen recuerdo de todo”, le decía Alberto, siempre cabal. Susi no podía esconder su vena sensible y el de Carabanchel la achuchaba. Pero no podía marcharse sin liar otra y, con sus ya ex compañeros, empezó a soltar recaditos directos a la valenciana para buscar, una vez más, la pelea. Ella lo llamó karma … pero “karma, que ya se ha ido de nuestras pantallas”. ¡Buena suerte! En la vida, profesión y diván, por supuesto. No deseo mal ajeno nunca pero admito sentirme más que aliviado no debiendo soportarla en el tramo final. ¿Nadie la escogera de pinche en la final, no? ¡Decidme que no, POR FAVOR!
De nuevo se nos ha hecho la una y pico de la madrugada. A mi, mucho más. Es hora de acostarse tras un programa rabioso y emocionante pero que sigue adoleciendo del maridaje imperfecto de la publicidad y horario. El de ayer podría haber roto share. Ansia por ver de vuelta a los 3 ganadores previos de Top Chef: Begoña, “Mascletá Mecánica”, que cocinará con el último de mis favoritos en liza. David “Lingüini” y Rakel más Montoro y Marcel, “el alemán impaciente”. Ganazas de verlos. Pero antes de eso, no menos son las de sentarse a ver trabajar a Alberto, Susi y Paco. Regalos del programa.
(Montaje de portada: @scientist_pi & El Clan del Bosco)
@disparatedeJavi
Por una vez en la vida y sin que sirva de precedente, valió la pena quedarse hasta las tantas para ver salir (otra vez) a Moño Rebelde, alias Víbora Envenenada.
Concurchef que, para mi gusto no debería haber sido repescada, a pesar de que ciertamente su cocina mejoró al volver al programa, pero que ha sido cansina, insultante y ególatra hasta la saciedad.
Sí, somos muchos los que deseábamos un rato de paz auricular … la repesca es algo con lo que cuentan siempre los concurchefs y, ella, a pesar de todo, se mereció volver en ese programa .., por su cocina …
Eso sí, que el karma que tanto nombró al salir no la traiga de vuelta para cocinar con uno de los finalistas!!!! 🙁