#TopChef4
Esta semana tocaba viajar a Euskadi, lugar de referencia de la gastronomía española y cuna de auténticos genios de esto de saciar las expectativas estomacales y gustativas de “el personal”. Alejandro imaginaba pruebas relacionadas con productos del mar mientras que Carlos veía pintxos a doquier. Fraü ya estaba “on fire” y nos adelantaba el carrusel de emociones que viviría a lo largo del programa. Mientras tanto, Sergio se declaraba tranquilo por “jugar en casa”.
La INMUNIDAD traería como siempre un privilegio que luego conoceríamos y que, a la postre, resultaría fatal. Por delante 20 minutos para trabajar la ANCHOA y preparar un pintxo de cagarse. Sergio se frotaba las manos al partir, a priori, con ventaja por conocer perfectamente el producto. A priori. “Es un producto frágil y delicado” les recordaba Susi antes de levantar las campanas que ante ellos tenían y descubrir que, la primera fase de la prueba, consistía en limpiar (“sobar”) la anchoa en el menor tiempo posible. Los tres mejores trabajos (rapidez y perfección) pasarían a la segunda fase. “Como no haga bien esto, me matan“, alegaba Sergio. El tiempo comenzaba y los #concurChefs se las veían con el manjar. Julio ya nos daba evidencias de que no iba a ser su día: “me veo irregular, puedo demostrar aún más … necesito dar un golpe en la mesa y sentirme bien“, decía. Sin duda.
Mientras que ellos peleaban con el pescado, Susi nos mostraba la artesanía de una señora haciéndolo todo a mano. Comprobábamos como TODOS iniciaron el proceso de limpieza al revés, echándole agua de primeras. Carlos metía cizaña a Sergio con la prueba insinuando que estaría contento. No era el único. La suspicacia estaba servida. Él se defendía: “huele a caquita” … La tensión crecía cuando Oriol se desmarcaba nuevamente con su máxima free style: “no quiero la inmunidad, prefiero cocinar“, un comentario que no convenció ni a Alejandro (“miente como una perra“) ni a nadie con dos dedos de cinta capilar. Sergio era el primero en terminar pero Susi se encontraba con un trabajo mal hecho y repleto de espinas. Ripley, la segunda, siguió el mismo camino. Oriol, fiel a su estilo, no sabemos realmente qué pretendía. Además, se llevó el “puro” de Alberto por ir tan “de sobrao”. Las de Carlos chorreaban agua y se rompían, hasta que llegaron Platero, María y Luca y se hicieron con las tres plazas en juego. El cachondeo del resto de concursantes con Sergio no se hizo esperar.
Comenzaba la 2ª fase de la prueba y a correr el tiempo para elaborar su pintxo. Paco Roncero sería el único juez. Luca ya nos dejaba algo “tocaos” cuando cogía jamón para su creación (“el tiempo me confunde … soy confuso“, decía) mientras que María fue la única que metió la anchoa en agua y aceite. Alejandro montaba una “nitro party” y a Luca se le cortaba la salsa que tanto le costó centrar tras hacer girar una batidora sin sentido. Los nervios se disparaban.
Llegaba el momento de la CATA que comenzaba por la “Antxoa con encurtidos a la vergonzosa” de Luca, pensando en la gilda de toda la vida: “Pero esto qué es?“, le espetaba el Chef … “pruébalo” #RonceZás. Él lo admitía: “ya sabía que era una mierda“. Turno para Alejandro Platero y su “Antxoa, aguacate y tomate“, “cremoso hipersalao”, básicamente. La limpieza y preparación del producto se la jugó. Finalmente, María presentaba su “Pintxo con pimientos de piquillo y encurtidos” que, a la vista, resultó bastante atractivo como así se lo hizo saber Paco Roncero: “tú has ido a asegurar eh?“. La suerte estaba echada y parecía evidente quién se calzaría el brazalete inmune. Fraü dio toda una exhibición de subidón al conseguirlo. Merecido, sin duda.
Llegaba el momento de la PRUEBA GRUPAL y Paco Roncero les pedía “cocinar de verdad“. Antes de saber en qué consistiría el examen, sería María, como inmune, la encargada de formar los grupos de cocina. Julio, Montse, Marcel y ella misma formarían el equipo morado. Oriol, Sergio, Clavijo (ayer totally missing) y Luca, el gris, mientras que Ripley, Alejandro y Carlos el naranja, en inferioridad numérica. “Como no estamos en su onda de alegría y gritos …“, apuntillaba Platero. Era evidente, vaya. Pero ahí no acababa su elección. Ahora debería distribuir a los equipos el producto estrella de su … marmitako. Bonito para ellos, caballa para Platero y cía. y Trucha para Sergio and family. Alejandro se declaraba feliz por haberle dado la caballa, un producto con el que se siente más que contento. 45 minutos para dar de comer a unos remeros cachas “con el paquete marcado” (Oriol, citas) y hambrientos como galos tras aporrear romanos, además de a tres COCINERAZOS: Martín Berasategi, Pedro Subijana y Fernando Canales.
Los jefes de cocina serían Sergio, Montse y Alejandro. Julio decía no haber tenido suerte hasta ahora con los mandos que le habían tocado: “me han mandao tanto en mi vida que ahora …“. Comenzaba a correr el segundero y Luca se desmarcaba con una toma falsa de marmitako: ¡cogía espárragos! Las caras de todos, poema libre. Sergio no quería emplatar el guiso de cuchara tal cual y se decidía a hacer SU plato. Arriesgado, más teniendo en cuenta el tipo de comensal que tenía: “yo no he venido aquí a meterlo todo en una olla“. Oriol parecía enamorarse momentáneamente de su jefe pero decía que le faltaba arriesgarse … ¡pues menos mal! El equipo naranja veía como se le sublevaba un miembro. “El planchaico” nos demostró que eso de “callar y obecer” le cuesta bastante. Primero que si meterle un “majao” que no pintaba nada. Alejandro respiraba y le decía a Ripley que las patatas las cortara de diseño geométrico. Alberto y Paco le quitaban esa idea de la mente: “que os dejéis de florituras!“. A Julio le dejaban pelearse con el bonito y éste sufría los nervios evidentes del murcianico anoche. Sigo sin entender cómo en todas las pruebas grupales, sus compañeros, no tenían claro que lo vegetal es su especialidad. Fraü María cortaba cachos de patata como para que los comiera un troll y Chicote le hacía la demostración visual de lo que costaría meter eso en la boca de un humanoide. Visto el resultado final, ya no sé si le hizo o no caso. Ripley se peleaba con la inducción y Carlos nos dejaba claro qué significaba la “P … P … de paugüé!“.
“15 minutos y no huelo a marmitako, señores“, decía Roncero. Volvían las sugerencias de Carlos: hacerlo todo por separado para ganar tiempo y luego verterlo todo en la olla. Alejandro y Ripley le paraban los pies explicándole que así, no tendría sabor ninguno el caldo. El andaluz, nuevamente se ofendió. Pero no quedó ahí la cosa. Despechado de ver que sus sugerencias acababan en la trituradora, comenzaba una pelea sin sentido con su jefe sobre si el tiempo que tenían sería suficiente para cocer o no la patata: “me ha sentado como una patada en los cojones. Tanto si nos vamos como si ganamos, será cosa suya“, decía enrabietado. El tiempo demostró su pérdida innecesaria de saliva y minutos frente a la pantalla. Cronómetro parado y en el equipo morado ya se mascaba la tragedia: la patata había quedado cruda … de cojones.
3 minutos extra para emplatar y servir. Llegaba el Jurado de lujo y, como siempre, Martín Berasategui nos hacía reir y llenarnos de buen rollo: “Garrote!“. Fernando Canales decía que la “tapa mata el marmitako” … Llegaba la hora de la verdad y Montse presentaba el plato morado. Morados se pusieron de vergoña cuando la opinión dental de todos fue la extrema dureza del tubérculo. Muy mal tendrían que hacerlos los otros dos equipos como para pasar por alto este detalle. Turno para el “marmitrucha” del equipo gris. La cara de Paco Roncero ante la interminable explicación del plato de Sergio, grandiosa. Martín Berasategui dejó claro su pensamiento: “yo le daría un aplauso como cocinero con este plato“. Un remero clamaba por un plato hondo y su marmitako de toda la vida. Hasta que llegó el equipo naranja y su plato “clavao”. Alberto ya insinuaba que no tenía nada que ver con los anteriores al catarlo y Fernando Canales sentenció: “huele, huele Martín!!!”. Los remeros debían meter en un sobre el color que MENOS les había gustado y parecía estar todo el “pescao vendido”. “A María le ha salido un poco mal la jugada“, reía Platero con razón al ver como Montse sacaba la hoja roja: “la culpa de que la patata haya estado cruda ha sido de María … yo me encargo, yo me encargo decía“. Fraü se derrumbaba al ver como su buena intención quedó finalmente en todo lo contrario: “no quiero que se vaya ninguno de los tres“. Unos cuantos minutos de cocción tarde, María.
Ya teníamos servida la ÚLTIMA OPORTUNIDAD con, para mi, dos de los favoritos de esta tercera edición, Marcel y Julio. La prueba giraría en torno al queso Idiazabal y la cara de Marcel se transformaba al pensar que partía en desventaja con sus competidores. Debería ir asumiendo esto. Al fin y al cabo, se rueda aquí, ¿no? Pero antes íbamos a disfrutar como enanos viendo al grandísimo Andoni Luis Aduriz. Una de mis debilidades, he de reconocerlo. “Es un druida“, decía Oriol. Pocas veces voy a estar tan de acuerdo con él. La cara de Julio viendo trabajar a este Maestro me encantó. Su cara desprendía admiración y disfrute máximo. Aprender, siempre aprender. Se marcó unos ñoquis que hicieron salivar a la audiencia. Comenzaba la prueba y el “alemán impaciente” se desmarcaba con la variedad ahumada. En el gallinero, el resto de #concurChefs hacían sus apuestas. Todos en unaminidad pensaban que Julio era el favorito. Julio recopilaba ingredientes arriesgados mientras se volvía loco buscando la “turmi”: “falta que no me apelotone“, se decía.
45 minutos de infarto por delante. “Si gano con este plato, lo pongo en el restaurante“, comentaba Marcel exaltado tras ver como casi no le da tiempo. Julio nos demostraba su arte de emplatar y Montse diluía su “sopa de queso”. Era el momento de la verdad y la CATA FINAL comenzaba por Julio y su “Hojarasca de Idiazabal”, junto a su nabo. A Alberto “no le gustó nada” y asistimos a un momento de tensión en el que los nervios del murciano le jugaron una mala pasada y con el afán de defender lo arriesgado de su creación, cabreó al Juez que decidió no seguir hablando con él. Turno para Montse. Las críticas de Susi por lo “líquido atomillao” del plato la dejaron con cara de póker. Finalmente, el plato de Marcel, una “crema de queso, Jerez y mogollón de cosas más” hacía que Paco Roncero quedara medio satisfecho con su trabajo. La suerte estaba echada y el Jurado era claro: “me esperaba mucho más de uno de los dos (más flojos)”. Y aquí, un putadón del programa. No sabrían hasta estar de vuelta en Madrid quién debería dejar sus cuchillos.
Marcel era el primero en volver al almacén. Allí, todos volvían a coincidir en que sería el murciano el siguiente en entrar por la puerta. Se equivocaban. Nos equivocamos. Julio Velandrino veía como terminaba su paso por Top Chef, eso sí, “yéndose con un platazo en la cabeza“, jajajaja, qué grande. Asumía sus errores como se debe: “lo habéis dicho todo … es una putadísima muy gorda” y jodido por “no haberos dado un plato como los que sé hacer” (doy fe). ¡¡Mucha suerte siempre Julio!! Sabes que se te quiere y los demás sabemos lo COCINERAZO que eres. Ahora empieza tu tiempo. Como bien dijo uno de tus ídolos: “Un día sin risa es un día perdido“. ¡Gracias crack por ser un auténtico amante de tu tierra!. No te perdonaré el bajón que me hiciste pasar anoche, jodío.
Programazo de nuevo y una promo que adelantaba mi prueba favorita: la batalla de restaurantes. Hostiazo incluido, gominolas … y un free style más agresivo que nunca … hacen que ya tenga el “gilitheme” escogido. Vamos con los Highlights:
– “Ay, no te rompas mi arma“, decía Julio con las anchoas … nos rompiste en tres a nosotros!
– “El tiempo me confunde, soy confuso, depende del día“, declaración pública de Luca, jajajajaja.
– “Me cuesta adaptarme … porque a veces no me encuentro yo“, Julio … cosa de geniecillo loco.
– “Desmontando a truchi” o “marmitruchi” … lo que da de sí un cinéfilo, jejeje.
– “Estás cocinando más con la cola que con la cabeza“, Zás de Alberto a Julio.
– “Ves como la patata estaba cocida?“, jajajajaja, Alejandro Platero con mirada de maligno.
– El buen rollismo de siempre de Martín Berasategui: le faltó decir “pero pijo Montse!” jajajajaja
– El subidón de los tres jurados de lujo al llegar el plato del equipo naranja: “eeeh, eh, eh!!! Esto siiiií“, jajajaja, les salió del alma.
– “Velandrino a por su verdurita“, Paco Roncero. Es un maestro.
– Las caras de Paco Roncero ante las explicaciones de Sergio.
– El que el resto de compañeros reconociera la calidad que desprende Julio en la cocina. El mejor recuerdo y tesoro posible, el reconocimiento de tus amigos/compañeros.
Pd.- Os dejo el link de la que fue mi #giliCrónica sobre el placer de degustar su cocina. GiliCarátula que apareció anoche en “Los Secretos de Top Chef“.
GiliConcept Art & Writting by @disparatedeJavi
GiliMontaje Carátula by @silviacalavera