#TopChef5
Ciudad Condal. Batalla de Restaurantes. Posiblemente la prueba que saque los instintos más básicos de los #concurChefs. Midiclorianos en ebullición. Alberto Chicote nos hacía la intro de lo que, hasta el momento, es la #giliCrónica más “oscura” …
Los jefes de grupo serían Oriol y Ripley (“me ha encantao porque me encanta mandar“), elegidos por el Jurado: “queremos ver si pone ordenstyle en su vida, en su cocina y ordena a sus compañeros“, decía Paco Roncero. El catalán aseguraba tener una “capacidad de liderazgo” bestial … Cof, cof … perdón que me atraganto … Cada uno tendría que elegir los miembros de su rival previo “piedra, papel, tijera” porque a Oriol le daba miedo “los pares y nones”. El equipo de éste (naranja) lo completarían Montse, Álex, Marcel y Fraü. Al de la teniente conquense (gris), por tanto, Sergio, Alejandro, Luca y “Planchaico”. Como ya os he dicho anteriormente el practicar free style debe llevar implícito algo que mi cerebro no llega a asimilar. Una descompensación imporante veía yo en ambas plantillas pero … ¡ea! Cada uno utiliza su libertad de elección como quiere.
Ya de primeras comprobábamos como el buen rollo entre Carlos y el Sith de la sabiduría del estilo seguía siendo inexistente … “me pones aquí porque me tienes ganas, eeeeh?” Su rival balaba cuál oveja alterada. Tanto Oriol como Montse decían sentirse de subidón por “cocinar en casa” y el otro equipo creía partir con desventaja por ello. Llegaba el momento de saber qué tipo de cocina les tocaría, tradicional o creativa. La primera para el escuadrón suicida naranja y la segunda para el pelotón de Ripley. Todos parecían estar contentos. Sergio, el que más. Los restaurantes elegidos fueron El Tragaluz y Can Cortada. De camino, en las furgos, se notaba lo que más tarde comprobaríamos: Ripley y su mano de hierro organizaron la gestión al pelo. Free craneal styler se las tuvo tiesas con las insubordinadas propuestas de Álex sobre sardinas y anchoas y Montse ya avisaba que por culpa de él podrían irse todos “a la mierda”. Visiones de sabiduría.
750 € para realizar la compra en Makro. 20 minutos para correr por sus pasillos realizando una pregunta estúpida: “Tenéis de …?” … Sería cachondo que uno de los patrocinadores del programa saliera “retratado” … Platero se quejaba de lo “súper, súper … difícil que es comprar para 40 personas en 20 minutos” por lo que fue el primero que salió en estampida hacia el producto. Con los concursantes yendo y viniendo íbamos a asistir a la agresión velada (según Montse) más flagrante de las tres ediciones. Un penalty, expulsión y cuatro partidos de sanción a Álex por hacer que la catalana tropezara con las ruedas de un carrito con menos estabilidad que el riego de su, ayer, Jefe de Cocina. ¡Menudo hostiazo! … “Se ha caído la Montse … se ha caído la Montse“, repetía como C3PO cortocircuitado sin cesar. Varios compañeros que no sabían como fue realmente el golpe se descojonaban. Ella cogía un mosqueo que no soltaría el resto de la noche: “creo que no ha sido accidental“.
El equipo naranja, en su caos, olvidaba comprar huevos (su rival, una caja de 120!) y, además, se pasaba de presupuesto. En caja Montse mendigaba a Carlos por ellos. El andaluz en principio se los prometía hasta que Alejandro Platero, el más ágil, le calló la boca rapidito. Oriol se hacía el niño bueno para volver a implorarles por el “fruto” de la gallina, pero no había yema que rascar. A hacer puñetas la crema catalana ideada. Ripley parecía recular nuevamente pero ante el riesgo de motín en la Nostromo les dejó claro que “para huevos, los suyos”. “Que vamos a ganar, ni de coña“, insistía Platero (para mi, con toda la puñetera razón … aún me acuerdo del aceite de oliva de Begoña … jejejejeje).
El primero en ponerse manos a la obra en la gestión y servicio de su restaurante era el equipo gris al frente del TRAGALUZ. 2 horas por delante para servir a comensales habituales y Alberto les recordaba que lo que más valorarían de esta prueba sería la “GESTIÓN integral“. También les insistía en que los clientes verían de primera mano sus labores en cocina lo que hacía que se esforzasen en “ser más limpios“, jajajaja, decía Sergio para aclarar que “siempre lo son, pero que …“. “El planchaico” se quitaba de la cadena de mando rápidamente y era Sergio quien asumía, de nuevo, galones. El andaluz a su postre de zanahoria. 120 minutos para no hacer otra cosa. No está mal. Mientras tanto, Bastard tendría que preparar los dos primeros, Alejandro y Luca los segundos y Ripley se escaqueaba diciendo necesitar una hora para organizar a los camareros, a los que les hacía un dibujito para que les entrara en la cabeza la numeración de … 10 mesas! solo 10 mesas y en el mismo espacio … flipo … Alberto, más.
Los dos primeros consistirían en “Yema de espárragos” y una “Crema de queso”, mientras que los segundos fueron “Bullabesa de gallo San Pedro” (Alejandro Platero) y “Pichón con cereales” (Luca). El de Carabanchel “enseñaba a pelar espárragos a Ripley”, visto lo visto, fue de lo poco que usó las manos. Se disolvió cualquier duda de que le pone eso de “dictar”. También les insinuaba que las raciones ideadas eran ínfimas y ridículas mientras que Carlos decía preparar un “postre con técnica y bonito” … menos mal que luego supimos que estaba bueno … SABOR, lo primero, por favor. Sergio la liaba siendo incapaz de retirar una tapadera que “había hecho vacío” en la cacerola … jajajaja hasta que llegaba Chicote y tranquilamente la retiraba. El cántabro hacía ademán de darle un besito y el madrileño le hacía la cobra a la velocidad de la luz, jajajajaja, momentazo. “No, no, no me des besitos anda“.
Carlos seguía con sus coplas y ritmo no alterable y se permitía, además, darle órdenes al que más curro tenía: “Sergio mira si me pones el horno a …”. Su “mandao” ya se cansaba y “Planchaico” entraba un “bucle de repeticiones” de crío pequeño y estúpido. “Pan, pan, pan … paso por detrás, paso por detrás, …“. Llegaba el equipo rival y la temperatura en Tatooine subiría rápidamente. Oriol empezaba su particular y odioso show de anoche: que “si me voy a quedar con hambre” (viendo las raciones), que “si lo mejor es el pan“, que si “pequeñas y sosas“, que si “soy un grandísimo toca pelotas cuando algo no me gusta” (no hace falta que lo jures) ante la estoicidad de Ripley que aguantó el uniforme para no ensartarlo con lo primero que tuviera a mano. En el anfiteatro de la barra, Carlos se recalentaba. Montse se negaba a criticar y los demás también callaban por pura prudencia. Solo Álex parecía seguirle el juego al principio.
En sala los platos gustaban más, menos. Nadie preguntaba cómo querían el punto de cocción del pichón de Luca y el pescado parecía haberse pasado. El free DarkSide styler seguía retorciendo genitales: “estoy repitiendo porque tengo hambre, no porque esté bueno“, a lo que Sergio le recordaba la crisis cubana de los huevos: “si quieres te preparo unas tortillitas” … “pero de qué va este monguer?“, le espetaba Oriol … Menos él, en casa teníamos claro quién era el auténtico monguer de la noche. Era el turno para el postre de zanahoria que Carlos sudó amargamente durante 2 horazas: solo recibió felicitaciones. La dueña del restaurante decía que solo el postre podría estar en su carta, mientras que su Chef también incluía el pichón crudo de Luca. El trabajo del equipo gris finalizaba con una nueva gresca entre Carlos y Oriol por el concepto “crumble-tierra, tierra-crumble”. Patético. Marcel estallaba por primera vez anoche y le pedía a su jefe de cocina que fuera más humilde. Como dijo el gran Maestro: «El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti. » Miedo, inseguridad … y frustración por creer que “de esto sabe” y parece todo lo contrario. Así lo veo yo.
Turno para viajar al CAN CORTADA, un lugar caracterizado por una cocina “sin mucha floritura”, señalaba Alberto. Montse y María decían estar encantadas por el lugar. Más tarde sería la “Abadía del Terror”. De primeros se decantaron por una “Coca de recapte” y un “Canelón al sinfín de sinsabores” y, de segundos, Un “Fricandó de setas” y un “Bacalao a la manresana”. La auto proclamada Fraü “Reina del canelón 1984” era destinada por su Jefe a Sala a que organizara el servicio. De organización … nada. Chicote se descojonaba. No era para menos. Dentro, en cocina, Oriol nos mostraba su inutilidad al mando y a muchas otras cosas, todo hay que decirlo. Echaba la pasta del canelón a un agua tibia como las pelotas de una piraña e intentaba echarle la culpa a Álex. Viendo que no tenía escapatoria digna, se vino abajo y desapareció de la cadena de mando que asumió, ante tal debacle, Marcel “el alemán más impaciente que nunca ayer”. Bastante tardó: “es una máquina“, decía de él Montse.
María hacía gala de su bilingüismo y de su inexperiencia y empanamiento en la organización de la sala. La vena del cuello de Paco Roncero y Susi se inflamaba a cada minuto de plantón en la puerta. Eso sí, no se le olvidaba echarle el puro al camarero por servir bebida antes que ella anotara la comanda. Chicote increpaba al equipo naranja diciendo que eran como “cinco críos” y Montse empezaba ya a intentar desmarcarse de su grupo: “yo no, eh?!“. Los comensales flipaban con la simpleza del canelón, María se equivocaba al tomar comandas y Oriol seguía recibiendo los reproches y verdades de Alberto: “No estás a cargo de nada tío!“. El Jurado seguía de plantón. El free styler pagaba toda su frustración con Marcel y la guerra entre ambos se recrudecía a gritos. Álex hablaba mal a Montse. Ésta quería irse. En definitiva, un puto desastre. Justo el momento en que el equipo gris llegaba y hacía notar a Fraü las manchas que adornaban su chaqueta para recibir a los clientes. Manda cojones.
Cuando más de uno estaba esperando que los sablazos continuaran entre ambos equipos a la hora de catar los platos, el equipo gris prácticamente centró sus comentarios en hacer sangre respecto a las tonterías que vomitó Oriol hacia ellos. Que “si las raciones son más pequeñas que las nuestras”, que “si un canelón?”, que “si un bacalao ínfimo” … y Marcel, en ésas, “mayormente hasta los cojones” de su compañero de cocina. Montse, ante el aluvión de críticas, gritos, insultos, reproches que inundaba la cocina nos mostraba los efectos secundarios de su caída: “eres como un cerdo moviéndote en tu misma mierda“, decía de Álex que le dedicaba un “no tienes ni puta idea de cocinar” a Oriol quien, a su vez, lanzaba un “tarao!“. Lamentable. Recibían las notas cachondas y con sarna de sus rivales a ritmo de declinación musical estúpida del Jefe de cocina: “Tú crees que lo que dicen tiene la musicalidad que tú le das?” … “Yo siempre leo así!!“, espetó el catalán. La cara de Alberto … un poema hasta que volvió a dejárselo claro: “que no sabes dar una a derechas es lo único que has demostrado“, ¡Zás!
Montse se intentaba volver a desmarcar del desastre: “No me ponga en el mismo cesto, eh?“, le decía al de Carabanchel y, éste, con toda la razón le respondía que “el resto de sus compañeros lo están también” … y no dicen ni mú! Creo que los nervios y, sobre todo, el orgullo, jugaron una mala pasada a la catalana. Todos teníamos claro quién era el artífice de aquel despropósito pero sus compañeros callaron y aceptaron. Ella debería haber hecho lo mismo. Se marchó a tomar la fresca y respirar. Ya en el almacén, las irreverentes excusas de Oriol continuaban hasta que Marcel le pidió que parara de decir gilipolleces. Como era de esperar, fue el equipo naranja el que marchó directo a …
… la ÚLTIMA OPORTUNIDAD. 60 minutos para cocinar un plato con ¡gominolas! Molaba la prueba. Jodida, también. Oriol decía que no las comía nunca, Álex que se hinchaba con sus hijos, Fraü intentaba homenajear a su ex compañero Jesús y pensaba en sandías, Montse sin pestañear decía preparar una magdalena y Marcel, junto a Clavijo, ideaba un PLATO y no un “salir del paso”.
Álex preparaba una “Roca de regaliz” que me gustó mucho y a Paco Roncero, en líneas generales, también. Bonito y original, todo hay que decirlo. Marcel una “Crema de ositos” pero cuya “gelatina se gelatinizó” por el tiempo hasta la cata. Montse presentó su “Magdalena sobre escombros azucarados” e hizo que Susi casi se atragantara con tal mezcla en la boca. Ojo, ¡que no dejaba de ser una magdalena! Y, si pensábamos que no podíamos pasar más vergüenza ajena, llegaba Oriol y su “Reunión de Sabios”. Homenajeando esas reuniones yankies junto al fuego quemando Marshmallows presentó la mayor vergüenza que hemos visto desde aquel león al que le gustaban los crustáceos. ¡Pero qué cojones! Paso de reproducir la “jartá de idioteces” que tuvieron que soportar nuestros tímpanos con el background del plato que nos intentó vender. Paso. “¡Estás en TOP CHEF!“, dijo Alberto. La indignación en la Península crecía pero aún no había llegado al culmen. Para arreglarlo aún más, el catalán no se callaba: “el rey era el Marshmallow y está ahí” … Chicote tragó sangre y pasó al siguiente …
Turno final para María y su “Almíbar con regaliz”. La idea pareció ser buena pero las gominolas no aparecían nunca. Se mascaba la tragedia a pesar del esperpento vivido minutos ants. El concilio se celebraba y, a pesar de resultar casi todo “una bazofia” (Paco Roncero), Alex, Marcel y Montse sellaron su pasaporte a Estambul.
María y Oriol ante el pelotón de fusilamiento: “sóis afortunados porque os queríamos echar a los dos, pero uno de vosotros va a seguir porque no podemos“. Ante la estupefacción de la gran mayoría, era Free Insoportable Style quien volvía “con los oídos pitando” al almacén. Montse se hundía al ver que “su hermana” no volvía. María, mientras tanto, debía templar riego para no decir lo que todos pensábamos y Paco Roncero le insinuó: que se haya tenido que ir por culpa del show de un … Se despedía como una profesional. ¡Mucha suerte siempre María!
Esta última valoración levantó ampollas anoche. Cierto es que si el único y exclusivo criterio a la hora de elegir era si el plato sabía o no a gominola podría valer pero, una cosa me pregunto yo … si el tema es cocinar y como bien dijo Alberto, el plato de Oriol de cocina “tenía lo mismo que un plato de aceitunas“, ¿no debería predominar esa intención de ejercer la profesión antes de hacer el canelo y tomarnos el pelo diciendo gilipolleces y quemando nubes en la sartén? Porque Montse hizo una magdalena, vale, pero al menos es repostería, no palabrería barata al “libre estilo”.
De un modo u otro, programa emocionante y con alteraciones sanguíneas el de anoche que nos tuvo bien pegaditos a la pantalla. ¡La semana que viene a Estambul! Ya solo por eso … Habrá que mullir nalga en el sofá puntuales como la soberbia de algunos. Vamos con los highilights de anoche. Hubo decenas … como siempre, ésta es mi elección pero os invito a que me refresquéis si me he dejado algún momentazo:
– El movimiento de brazos de Paco Roncero … al ritmo de “ordenstyle” jajajajaja.
– Sin duda alguna, la entrada criminal de Álex a Montse que no solo le calentó el morro … le produjo efectos secundarios que se alargaron … y alargarán … al tiempo.
– “Pon un Chicote en tu vida“, de Sergio antes de recibir la cobra de Alberto, jajajajaja. ¡De ese momento hay que hacer un gif como sea!
– “Eso es poca comida, con razón luego la gente dice …“, Chicote. ¡Absolutely! Coherencia y saber diferenciar, por favor.
– “¿Qué diferencia hay entre crumble y tierra?”, Carlos a Oriol … por un momento se escuchó en el cerebro del catalán un silencio proveniente del profundo océano … “arena del Caribe, no te jode!”
– #meLaTrufa
– “Esto que has hecho es para deja tus cuchillos, las zapatillas, la chaqueta … y vete a engañar a otro“, Alberto Chicote a Oriol. Amén.
– El vocabulario sin tapujos de Montse: “eres como un cerdo que se mueve en su propia mierda” se suma a la variedad de veces que amenaza con cortar genitales si la eliminan por culpa de alguno.
– El símil futbolístico de Marcel: “en fútbol a quien echan es al entrenador” … ya decía yo que me resultaba extraño un alemán que no hablara de la pelota … jajajaja.
– “¿Que yo soy uno de ésos? Quita, quita!“, jajajajaja, Chicote al enterarse que había sido reducido a “emparedado de crema de cacahuete” …
– Cierro con Platero: “cuando vendes una moto, la moto tiene que estar ahí” …
… y que Julio Velandrino esté fuera … y éste ahí …
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