#TopChef9 ¡Mochila al hombro y al bosque! La novena semana de concurso nos dejaría nuevas pruebas en el exterior del plató y novedades dentro. El cerco se estrecha y poco margen de maniobra hay ya si te equivocas; “toda ayuda será poca“, señala Alberto Chicote. Con vosotr@s, mi #giliCrónica … las originales.
Para la PRUEBA DE FUEGO los cocineros verían entrar a “estrellas pero sin Michelín“: Rosa López, Luis Piedrahita, Cristina Pedroche, Pablo López y Elena Furiase que harían de sus pinches: “un reto que podríamos calificarlo como divertido y no solo por el ingrediente sorpresa“. Oriol decía solo conocer a Rosa “de verla en la tele” … cuando eras jovencito te tragaste la primera edición de OT, eh calamar? También calificaba al “Hombre de Negro” como “muy divertido“, mientras que Mari Paz estaba encantada con todos y le daba igual cuál la eligiera puesto que, efectivamente, serían los ilustres invitados los que escogerían con qué #concurChef realizar la prueba.
Rosa eligió a Luca por sus “rizos Bisbaleros”, Piedrahita a Sergio por ser su doble, Cristina Pedroche se tiró a por “el guapo” alemán, Pablo con Platero, Elena con Oriol (la pareja cachonda de la noche) y el Hombre de Negro se quedaba con Ripley. Allá que levantaban las campanas y lo que se encontraban bajo ellas era un conejo. Sergio, para variar, decía ser muy fácil el reto y Platero solo pensaba en hierbabuena. 60 minutos por delante de los cuales, 15, los utilizarían sus pinches para demostrarnos que aún hoy hay gente que “no sabe freirse un huevo”. 1 minuto extra tendrían para darle instrucciones a sus empleados efímeros para la recolecta de ingredientes y, al menos, dejarles algo de trabajo hecho para su vuelta. Una no sabía lo que era el tomillo (peor! no sabía cómo huele!), otra preguntando si lo que tenía en la mano era una calabaza y, en ésas, Marcel nos dejaba claro en el almacén que, como buen alemán que poco ve la televisión, no tenía ni puta idea de quiénes eran los anoche invitados. La prueba, sin duda, sirvió para relajar asperezas entre los cocineros y darle un toque de diversión extra.
“El jamón sí sé lo que es“, seguía Pedroche enseñándonos qué significa “en casa de herrero, cuchara de palo“. Rosa no se acordaba de las instrucciones que Luca le había dado, el Hombre de Negro (vegetariano!) tenía ante él un conejo preparado para un “sacrificio de los mallas”, Elena picaba cebolla con una navaja suiza y Piedrahita veía como desaparecía una de sus sartenes. El tiempo corría y “la novia en vaqueros” ni se había puesto el mandil contemplando unos tomates sin saber qué hacer con ellos. Alberto fue pasándose por sus mesas echando un cable a más de uno. Platero en el almacén seguía sin sacar de su cabeza que la inmunidad aún no la había acariciado. Su pinche confundía perejil con hierbabuena … ¿No se ha tomado un mojito en su vida? ¡Tiempo! Volvían los cocineros. Sergio se encontraba un conejo descuartizado, de Ripley se dudaba hasta si podría dirigir a una sola persona (ella, tocaba a su pinche cada vez que podía), Rosa le cantaba a Luca que se lo tomaba como suele ser habitual en él, el alemán piropeaba a “la Pedroche” (piropos que se acabarían cuando se diera cuenta que era una molestia más que una ayuda), Oriol cambiaba su idea al llegar y comenzaba la breve pero intensa historia de amor culinario entre los dos a pesar de declarar abiertamente que no sabía quién era ni Lola Flores: “me encanta que no sepa quién es nadie de mi familia, me quiere por cómo soy“, se reía Furiase. #MeLaTrufa y Pablo decidían que el próximo CD de éste tuviera el kimchi en el título.
Iba consumiéndose el tiempo y todos los #concurChefs decían habérselo pasado genial con sus pinches, excepto dos que no las tuvieron todas consigo: Marcel con Pedroche (“no se entera de nada“) y Sergio con Piedrahita (que le hizo cambiar la idea inicial al encontrarse un conejo pasado por guadaña). Paco Roncero sería el encargado de catar los platos empezando por “El conejo de Luis y Sergio“. Su sabor no tenía nada que ver con su nombre. “Está bueno“, se escuchó. “Conejo al ajillo con patatas al montón” de Ripley y el Hombre de Negro: “sorprendentemente bueno” fue el veredicto. Mari Paz encantada de escucharlo pero … lo de “sorprendentemente” a mi, me hubiese jodido. Ilustra mucho lo que el Jurado piensa de ella a estar alturas de programa por si teníamos dudas. El ayer Juez se lanzaba a cantar con Rosa antes de probar el “Conejo y solo bosque” de Luca (para mi, el mejor emplatado de la prueba): la mano de la andaluza con la pimienta jodió lo que podría haber sido el segundo brazalete para Maese Cámara. Y un nombre que seguro dio mucho juego anoche en redes: “El conejo de la suerte” de Marcel y Pedroche: “no veo ni el jamón, ni el tomate“, dijo Roncero para acto seguido dejar otra: “lo mejor, tu tomate, Cristina” … mmm … La idea de Oriol, “Nems de conejo y langostinos al buen rollito“, estaba como imaginábamos y él mismo intuía: “bueno pero ¿dónde está el conejo?“. “Conejo kimchi y cigalas” de Platero fue lo último que se probó y, a pesar de estar pasado de picante (es lo que tenemos los obsesos del picor) para el juzgador, fue incluido dentro de los tres que estaban por encima del resto junto al de Ripley y Luca. Sergio se llevó un nuevo “zás” a sus expectativas. El valenciano, al fin, veía como el brazalete inmune e impune se quedaba en su brazo.
Mochila a cuestas y mapa para esquivar socavones en la localización escogida por el regidor para preparar un “plato insuperable en cualquier lugar y con cualquier medio“, describía Alberto la PRUEBA GRUPAL. El privilegio para Platero esta semana sería escoger los equipos del tirón. Sus compinches serían Ripley y “El alemán cada vez menos paciente” y sus contrincantes, el resto. Era evidente la estrategia del valenciano: de un modo u otro, un rival fuerte podría abandonar Top Chef. Era el momento de elegir el jefe de cada equipo y Oriol sintió el vacío infinito. Ni se planteó su candidatura, “pá qué?”. Luca llevaría las riendas. Al otro lado, Ripley veía como, a pesar de Marcel, se le otorgaba otra oportunidad de dirigir. Enseguida comprobaríamos como “la vida sigue igual”. Ya lo avisaba el germano: “y si vemos que no, pues me pongo yo y ya está“. La manchega se mostraba segura: “esta vez voy a ejercer“, le espetaba al Jurado … las miradas de éste … un mar de dudas.
Aparecía nuevamente Cristina Pedroche para presentarnos las tres parejas de Pekín Express que decidirían qué equipo se batiría en la última oportunidad: Bea “no me callo ni bajo el agua” y Ángel “la que tuve que aguantar con esta pija”, Charo y Aitor “aunque lluevan lenguas de fuego no me quito la chapela” y la pareja de gemelos “Josie clonation”. “Un plato 10 con ingredientes y utensilios de supervivencia“, decía Susi antes de comenzar los 60 minutos de los que disponían. Platero daba el sustaco casi inmolándose montando el cámping gas, Oriol empezaba su particular machaque para utilizar la ensalada de pasta y ni una mirada recibía, Ripley declaraba sin pudor no saber lo que era la polenta (sí, eso es ejercer de jefa) viendo a sus compañeros ignorarla supinamente. El free styler seguía intentando imponer su gusto de puré de patatas seco y grumoso sobre la cremosidad que le pedían sus compañeros. Más tarde sería el bacon crujiente o la escasa salsa servida en las raciones. Para colmo Paco Roncero alabó la pasta enlatada lo que le hizo crecerse. En el otro bando las sardinas creaban confusión y, finalmente, sería Mari Paz la que impondría ponerlas en el plato.
Los invitados esperaban. El vasco temía que le sirvieran cantidad que “no le llegara a la muela“, Josie´s in traslation “tenían ganas de morder” … ya te digo … y el “cuñao” se hacía el interesante disimulando el rugir de tripas que ya tenía a esas horas. Se acababa el tiempo y el equipo gris negaba una cuchara al naranja para que no pudiera “emplatar más bonito que el mío” (Ripley) con una quenelle mientras que Marcel tiraba de ingenio y rajaba una lata para moldear la polenta. ¡A servir el picnic! “Polenta campestre en jugo de fabada y sardinas porque me empeño” fue el plato gris. Textura de “potito” y un pescado que se llevaba todo el plato por delante (Susi y Alberto); “para comerse … está“, decía la aventurera de arrugas sabias. El naranja sería una ración de rancho “De la mochila al plato pasando por la cementera” que enamoró de un flechazo a la pija curiosona que lanzaba la pregunta estrella de la noche y nos ofrecía en bandeja el highlight top: “Cuéntame en qué recuerdo de infancia te has inspirado para este plato” … (silencio) … (más silencio) … la cara de Luca … grandiosa!!! Jajajajajajaja … ¿¿Pero qué me comentas?? Éste, en su línea de educación y templanza, se la quitó de encima con un “cuando estaba cocinándolo no estaba pensando en mi infancia“, jajajajaja … Solo ella fue la que descubrió grandezas en ese plato. Josie 2.1 se atrevió a calificarlo como “Sin sentido en el restaurante” y Susi y Alberto veían las setas mal cocinadas. La suerte estaba echada. Luca no quería ni mirar la hoja del cuchillo pero tuvo que comprobar como el equipo contrario sacaba la verde. Las caras de éste, Sergio y Oriol … un poema. Sabían que uno podría marcharse para siempre de su “sociedad perfecta”.
Free styler se mostraba muy seguro de no irse a casa. Confianza no le faltaba ni siquiera cuando, al levantar las campanas que tenían ante ellos vieron el extraordinario trampantojo que David “Lingüini” García realizó el año pasado. La cara de Sergio le delataba: “no he hecho uno nunca“. Luca sí afirmaba haber practicado el trampantojing. El ganador de la segunda edición nos volvía a dejar boquiabiertos con un postre ‘mel i mató’, postre típico catalán de miel y queso. Sencillamente genial. 60 minutos por delante antes de la cata a ciegas del jurado. “Voy a ir a por todas como un artista que soy“, se motivaba Lomas. Bastard se construía su propia historia sobre los buscadores de oro y Luca se acordaba de Naranjito y Citronio o, mejor dicho, en una fusión entre ambos.
“Quiero escribir mi obra maestra” fueron las últimas palabras que se escucharon del viajero en tren portador de melones antes de esfumarse el tiempo. CATA FINAL. “Rabanitos en tierra salvaje” de Oriol fue lo primero que probaron los jueces y excepto por encontrarse algo subido de sal, el plato cumplió los objetivos de la prueba. “Naranja de la China” de Luca pasó por los ojos de todos como lo que realmente parecía: un limón de forma y textura extrañas. El cocinero calculó mal (a mi entender) los tiempos de cocción del pan y, además, parece que se le fue la mano con la pimienta … ¡otra vez! “Fiebre del oro” de Sergio lo puso en la picota por primera vez. Anoche el cocinero sufrió en sus carnes la tensión de verse más fuera que dentro al escuchar cosas como “se ha equivocado de nombre pero está rico“. Su plato no fue entendido como trampantojo. Cierto es que el “lingote” … de esto, tenía más bien poco. Era como un medio kinder gigante boca abajo … el plato, sin duda, era bonito … pero trampantojo … “he ido más allá“, decía … jajajajaja … ¡Hasta el infinito imaginativo, sí!
Luca intuía que había llegado el fin. Su cara le delataba. Su plato, también. Marcel tenía claro como el resto (en plató y en casa) que el único que verdaderamente se podía llamar trampantojo era el de Oriol … ¡Gas! La cara de Alberto Chicote al ver que ese plato era el suyo … grandiosa! “Heladito me dejas“. Ripley, al verlo entrar no pudo contenerse: “la madre que te parió Oriol!” … Menudo par de semanitas lleva callando bocas. Todo hay que decirlo. Ayer utilizó la imaginación y demostró que no siempre lo complicado triunfa. Sergio se estremecía con doble motivo: por irse él o por ver marchar a un gran amigo. “Te ha salvado que era el más rico de los tres“, le dijo el de Carabanchel y éste quitaba méritos al free styler: “ha tenido suerte de que nosotros la hemos cagado” … No, Sergio, no. Oriol no tuvo esa suerte que dices. Oriol hizo lo que tenía que hacer y vosotros no. Hay que saber perder también.
Luca se despedía emocionado. ¡Qué gran tipo parece, desde luego! Y, sus frases de despedida, lo engrandecen más: “he disfrutado mucho y os voy a echar de menos” … “no tenía pensado llorar” (nunca se planea pero sale Luca) … “ha sido un honor cocinar junto a vosotros” … o, con la que yo me quedo, como siempre: “esto me va a hacer aprender mucho“. Susi no podía contenerse una vez más y mostraba la rabia de verle marchar. “Un rival duro fuera” (Marcel) … “Es buen cocinero pero mejor persona” (Ripley) … “Lo que necesites!” (Oriol) … “Un tío único” (Sergio muy emocionado) … “Es una experiencia que no puedes comprar en una agencia de viajes“, finalizaba Luca. El mejor premio, sin duda, al igual que pasó con la despedida de Julio es que te lleves el cariño y admiración de TODOS tus compañeros. Él lo tiene. ¡Mucha suerte siempre Luca!
¡Ojo! La semana que viene … ¿repesca? ¿Veremos gigantes en molinos o en vino de garrafón?
Highlights:
– “No sabes la que te espera“, le decía Roncero a Elena Furiase al escoger a Oriol. El roce hizo el cariño.
– “El Hombre de negro se parece a ti pero con gafas“, Sergio a Ripley.
– Alberto Chicote viendo un sacrificio malla en el conejo “espatarrao” del Hombre de negro. “Cuando Alberto se enteró que era vegetariano me dio un abrazo y me dijo … lo siento tío“, jajajaja … y yo!
– “Cocinar no sé … pero limpiar tampoco” (resumen Pedroche en los fogones). Verla blandir el cuchillo … acojona a cualquiera. “Si no he hecho nada cómo me voy a cortar” … sincera a más no poder, eso sí.
– La primera prueba en sí fue divertidísima.
– el momento “Antorcha Humana” de Platero …
– Luca y su mirada a la pija tal la pregunta estúpida … Lo admiro, sin duda … yo habría tragado sangre para controlar la respuesta …
– El nuevo trampantojo con el que nos deleitó “Lingüini” … ¡Chss, eh! Que ya no bate cráneos con diminutivos a mansalva!!!
– “Yo cuando viajo en tren llevo un melón y voy esculpiéndolo” … Oriol … saquen conclusiones …
– La actitud, emoción, despedida, clase y agradecimiento de Luca al marcharse … y su conclusión: aprender, aprender y aprender.
Personalmente esta edición me está divirtiendo mucho en cuanto a la variedad y características de las pruebas pero sigo echando de menos las manos de los cocineros … esas mismas manos que, por ejemplo, veíamos ayer temblar, desearía verlas continuamente en el producto. Seguiré insistiendo por mucho que os desequilibre el cráneo.
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