O lo amas o lo odias profundamente. Así es David Lynch. El que aporrea el teclado es de los primeros. 25 años desde que despedíamos al agente Cooper destrozándose la frente en el espejo y nada ha cambiado. Aquí, mi pequeña #gilicrónica del primer episodio, el que hace que vuelvas a abrazar Twin Peaks como si nunca te hubieses marchado del pequeño pueblo maderero fronterizo. Sin spoilers.
Adelantó, el tachado de chalao por algunos y genio por otros, que era imprescindible para comenzar la tercera temporada el visionado de la película del 92 y se entiende ya en pequeños detalles de estos primeros sesenta minutos. La oscuridad y tinieblas en las que vivía Laura Palmer y el reproducir en imágenes toda su terrible y espiritual historia de la que el entrañable agente del FBI solo consigue juntar ciertos pedacitos, te coloca en un plano ya cerrado en el que poder comenzar dos décadas y medio después a saber qué paso realmente con Coopy.
He llegado a leer cosas como “Lynch sigue haciendo lo que le da la gana“. ¡Qué mejor crítica! Las escenas interminables de silencios rotas con comentarios descuadrantes y diálogos que, aparentemente, no se cierran. Planos que de un simple vistazo nada dicen pero te sumergen sin darte cuenta en su pozo irracional y unos personajes que siguen gozando de la fuerza de antaño. ¡Ay Margaret y su leño! ¡Cómo te echaba de menos Lucy! Y fuego, mucho fuego el que he visto en este primer episodio que te deja con ganas de seguir quemándote en el universo Twin Peaks.
Nuevos personajes que se han acoplado desde el inicio al donut interdimensional que Lynch nos hizo engullir hace 25 años y que nos vuelve a servir para encerrarnos cual hámster en su rueda de equilibrada y bendita locura. Espero mucho del detective Dave. Ansioso por seguir escuchando los mensajes cifrados de “el personal” de la Logia Negra y Blanca. No puedo deciros más sin riesgo a deslizar más de la cuenta. ¡Eso sí! Ni se os ocurra volver si no tenéis bien frescos los recuerdos de las dos temporadas anteriores y de su broche final de película.
“La serie que cambió la historia de la televisión”, dicen. Sin duda.
Deseoso de seguir sumergiéndome en el cráneo de Lynch y saber hacia dónde se dirigirá Bob y si, realmente, tendrá un final. De marearme con el enlosado blanco y negro y la cortina incendiaria de la Casa Roja. De amarlo y odiarlo en perfecto balanceo mientras vacías tu cráneo de estereotipos. De ver Twin Peaks. Fuego camina conmigo … de nuevo.
(Foto portada: http://collider.com/)
@disparatedeJavi