Un año esperando tras el fiasco y decepción de no haber podido ir la anterior Edición y, tras ni siquiera recibir una contestación por parte de la Organización a mi solicitud de inscripción en el “Taller de micología” (cuando aún quedaban plazas por asignar!) y ver lo que en la “Calle de las Tapas” habían ideado, ya os digo que mucho debe cambiar la cosa el año que viene para repetir. “¡¡Pues si que te has levantado fino!!”, pensaréis más de uno. No, no es eso. Creedme. De la organización de talleres y demás no voy a opinar puesto que, repito, no he tenido ni la oportunidad ni la ocasión de acudir a alguno. Cuando uno tiene dos obligaciones de menos de metro y medio, ya sabe lo que toca. Pero sí puedo “rajar” y así lo voy a hacer de lo que allí ví y comí el sábado.
Caras en las colas de los tickets … |
Apartado el “resquemor” de ver cómo en este “país” bananero se siguen dando las “cosas a dedo”, y ver innumerables “colgantes naranjas acreditativos” de “entro por la gorra y tú no” y, por supuesto, la RABIA de no poder disponer de tiempo para ver a todos los cracks que han desfilado por mi Ciudad, voy a dar mi punto de vista de “AFICIONADO”. Como siempre digo, “de lo que solo con observar, contemplas aprendiendo”.
Nada más llegar te encuentras con la ya conocida “entrada en la frente”. Pagar 3 euros sin consumición alguna (en la Tierra de la “Estrella de Levante”, patrocinador oficial. En el S.O.S. solo con ir a recoger la pulsera ya te estaban echando barriles de cebada por la cabeza!!) para poder acceder al recinto. El año anterior al menos, una “caña-tapa” te llevabas a la buchaca. Tener que canjear pasta por tickets tipo “festival” me parece muy buena idea, máxime si, al girar la cabeza en esas colas infames, ves que la denominada “calle de las Tapas” se podría haber llamado “zulo del guarreo”. ¿Suena duro verdad? Pues es la sensación que no solo yo tuve.
Con 30 grados en el exterior, un sol precioso, un cielo azul como cantaba La Frontera (“del Sur”) y espacio, el que gustes y más, no hubo alternativa a la idea inicial y se celebró en interior. Todo el mundo a soportar auténticas tormentas de aire acondicionado según el rincón por donde asomara tu cráneo. Colas, empujones, falta de espacio y esa raza que tanto pánico me produce, “los jubilados”. Una de ellas “cucurucho de migas en mano” casi pasa por encima de mi chico en un alarde de “quita coño que como se me caiga una miga al suelo, pido el IPC de mi pensión”. Nunca me han gustado las aglomeraciones pero, cuando se trata de éstas entre cuatro paredes, peor!
Algo tan simple como “si me das de tapear con cubiertos y envases desechables, pon papeleras, no?”. Pues ni un solo recipiente donde tirar papel o plástico. Perdón, sí! Uno en cada una de las cuatro esquinas del lugar. Os hacéis una idea del “fomento a llenar de mierda el lugar” que la misma organización ponía en manos de estos ciudadanos tan responsables que somos todos, verdad?
Y los precios, ¿qué decir de los precios? Altos para lo que se comía y, sobre todo, para el “día a día” y saber que antes ya habías abonado 3€ (sin consumición) solo para ver un recinto que puedes contemplar todo el año. La cerveza, 1.5€. El doble de lo que cuesta un litro en el súper. La tapa, 2 € si no era marisco (que ascendía pues a 3). Vamos que, si te descuidas, una “tapita” te costaba 5€! En estos tiempos y lo que yo vi el sábado allí, otro error.
¿La distribución de los “stands”? La Organización tendría sus argumentos para hacerlo así (o no), pero este pardillo la vió también lamentable. Si únicamente hay una barra de cerveza y las del resto de “caldos” están aquí y allá, lo único que consigues es que la peña se esté echando bebida encima por los pasillos y empujones cada vez que se iba a por una tapa. Dejas el de “Café Salzillo” junto al puesto de “limpia anchoas” y junto a otro de “Bodegas”. Todo muy coherente y montado únicamente según el criterio de “paga y elige”. Pensaba guardarlo para mi, pero no me resisto a decirlo: si véis cómo preparaba el “sushi” un chaval que había en el “stand” de “Moshi Moshi” salis corriendo cual Forrest! ¿Qué hace en un “congreso culinario” un “sushi industrial a domicilio”?
¿Conclusión? Pues que lo que me metí en el gaznate del “Tiquismiquis” me encantó. El atún picante espectacular como ya tuiteé el sábado me hizo bajar la velocidad de bombeo sanguíneo. Un “cucurucho de migas” (que siempre he de catarlas) apaciguaron mi hambruna. Tampoco estuvo del todo mal el “canelón de presa ibérica” ni el “pincho de pollo crujiente al curry y mostaza verde” (aunque solo sabía a eso!) del “Torre de Zoco”. Pero, sin duda, lo mejor, valor seguro, como siempre, el “gazpacho yeclano” de “LosChispos”. Esto sí era una “tapa adecuada”: platito de su manjar con cuenquito de encurtidos varios de acompañamiento, perfecto! De las otras dos tapas que caté, ni me acuerdo. Os hacéis una idea del recuerdo que dejaron en mi paladar.
Lo dicho que, aquí este tontito deseaba llegara esta cita, y finalmente, salió “escaldado” del recinto. Deseando correr y no girar la vista atrás. Insisto, estos comentarios son únicamente relacionados con la “calle de las Tapas” por no decir “la pico esquina” de éstas (como diría un “castizo murciano”). Una decepción vaya.
Los que pudieran disfrutar de las distintas charlas y talleres, enhorabuena. A ver si el año que viene tengo más suerte y se apiadan de mi dejando que aprenda a recoger setas! 😉
Como no hice fotos, os demuestro mi presencia! 😉
¡¡Buen comienzo de semana!!
Vaya una imagen totalmente distinta a la mía..yo fui el viernes ( que ni pude ver la ponencia de Quique Dacosta…abarrotado era poco.. pero vi la de muchos otros, fui el sábado y el domingo…si, me deje una pasta pero yo disfrute cual enana en una feria de chuches…tampoco pude asistir a ningún taller el año que viene me apuntare la primera ja ja ja.. los chispos de 10!! ya ves mismo lugar…diferentes apreciaciones!! así es la vida ja ja afortunadamente!!
besicos