Esta edición de Champions League está mostrando al mundo futbolero qué entrenadores están desactualizados, cuáles sufren de ataques graves de creación, los que no tienen remedio y los que siguen una fiel línea de adaptación, a la postre, la ley suprema de la supervivencia. Si la fase de grupos ya nos dejó varios ejemplos, los octavos y el primer partido de cuartos de final ha puesto el foco sobre dos, Allegri y el filósofo todosapiente, Guardiola.
Pero empecemos la lista por el principio. Porque esta lista de entrenadores de ideas fijas y de tatuajes estilo “lo que funciona no se toca” o “moriré con mi idea”, la encabeza el Cholo Simeone. A su favor está que son varias las ocasiones las que ha intentado aplicar otra idea al equipo. En su contra que, si tras ellas, se ha vuelto siempre a la idea original de escaso brillo, algo fallará en esas nuevas alternativas. En su momento la excusa fue que con Vitolo y Diego Costa este equipo habría pasado la Liguilla. Hoy día ya sabemos lo que juega el primero y que los dos partidos contra el Qarabag fue la verdadera cruz del Atlético de Madrid. No hubo ni una sola alternativa, variedad, posibilildad. “Con lo nuestro de siempre nos bastará”. Lo dicho.
Llegaron los octavos de final y ¿quién si no mejor que Mourinho para ejemplificar a la perfección esa caterva de entrenadores que parecen no querer (o no saber) adaptarse? Un personaje que perdió el Norte del banquillo hace tiempo y que se gasta millones en fichajes para seguir diciéndoles que lo primero es no soltarse del larguero, después sudar y, por último, el balón. ¿Variaciones tácticas fuera de probar con determinado jugador en una posición distinta a la suya? Ninguna. Al señor Emery bastantes palos le han caído ya pero, si bien no insistiré en su nula capacidad reactiva ante los grandes, no por ello hay que olvidarlo en esta gili lista.
Pasemos de ronda y acabemos en los dos últimos banquillos de hoja perenne de los que os hablo, Juventus y Manchester City. Es incuestionable el mérito que el señor Allegri ha demostrado al mando de la Vecchia Signora. Igualmente cierto es su incapacidad para solucionar situaciones contrarias o trazar líneas paralelas al cerrojo y salida rápida por bandas. Una pena.
Punto y final con el genio balompédico del siglo XXI, Pep Guardiola. Avisado estaba de enfrentamientos anteriores con su amigo Klopp. Con un buen tirón de orejas se fue el año pasado en octavos ante un Mónaco por el que nadie daba un duro. Anoche aún tenía el genital pesado de acordarse del arbitraje de Mateu Lahoz. Qué cosas. La pesadilla que anoche vivió en Anfield, otra más debido a su enorme ego e idea invariable. La misma que con jugadores excelsos le llevó a conquistar la gloria y que con jugadores de alto nivel (de medio campo para arriba) solo le da para ganar Bundesliga o Premier (más por demérito rival, diría yo aún a riesgo de que me tildéis de vikingo infame). En el partido de vuelta puede pasar de todo, sí. Más si el jugador más en forma de los Reds, Salah, se lo pierde. Pero lo cierto y verdad es que enquistarse en una idea es de un fútbol mucho más antiguo que el de hoy. Tiempos en que todos jugaban con doble pivote, llegaron los dichosos tridentes, … todo caduca sin alternativas y la idea del inventor del fatídico “falso 9”, también.
De muy poco me sirve que se señale hoy a jugadores como Kompany, Laporte, Gündogàn … no somos los demás los que alineamos las piezas en el piso. Ni los que decimos a qué deben jugar. El fútbol ha sido, es y será siempre de los jugadores. De la adaptación a ellos, no al contrario. Y aquí tenéis una lista bien aderezada con nombres que algunos tertulianos insisten en ensalzar. Aunque hay que admitir que don de palabra, tienen. De sobra. Y ya me callo. Que van a hacer excelsos a Zidane y Valverde. O tal vez sean mucho mejores de lo que nos venden.
(Foto portada: as.com)
@disparatedeJavi