Y llegó el desparrame. En esta vorágine y alza del sector culinario en general, ¿qué se entiende por normalidad? Ni me considero un “foodie” ni, muchísimo menos y como otras veces he recalcado, un crítico. Pero sí tengo claro lo que significa el término “desequilibrio“.
Es lo único que me viene a la mente cuando leo cosas como éstas. Aquí la amiga de la derecha, sentada en su porche de Wisconsin y mientras se decidía a poner una lavadora con su ropa interior, se le antojó probar esa receta casera de la abuela, solo que sometiéndola a un proceso de innovación nunca antes experimentado. Sin duda. El proceso de extracción de su “producto estrella” no quiero saberlo. No entra en mis deseos nunca saciados de probar, degustar y aprender el sentarme a la mesa de una (eso dicen) científica que me ofrezca un yogur recientemente fermentado con flujos extraídos de su vagina. Ni siquiera voy a pararme un segundo en pensar en la rutina higiénica que esta visionaria genital lleve a diario porque ni en los últimos coletazos de mi cada vez más escaso juicio me dispondría a coger una cuchara de su vajilla. Pero puedo imaginar la cara que puso su director de tesis. Tantos adjetivos me invaden que me sonrojo al pensar que todos pueden tener como objetivo una sola persona. “Yogures vaginales” … el concepto. Wisconsin, USA.
¡Chss! Pero no acaba aquí el tema de extraer de la femenidad “PRODUCTO” con el que innovar en darle gusto al paladar. Hasta hace poco desconocía el significado del término “doula“. Dícese de las personas (generalmente mujeres) que acompañan a otras durante todo el embarazo a fin de asesorarlas, entenderlas, escucharlas … coño, ayudarlas en uno de los períodos más importantes de su vida. A priori, una labor absolutamente loable. Pero claro, cuando llega el momento de conversar sobre la placentofagia, la cosa se pone dura. Muy dura. Las fotos del enlace, calificadlas vosotr@s.
Aquí, las amigas de la creación dietética y saludable aconsejan seguir las indicaciones del doctor Lecter y calmar la hambruna ingiriendo tu propia placenta … (hágase el silencio) … ¿Comerte tu propia placenta? ¡Ojo! Que es una práctica común en los animales mamíferos … animales … ¡Pero si además te enseñan diversas formas de cocinarla! Tal ha sido el estado de shock que la noticia me ha producido que tuve que leer varios artículos sobre el asunto sin encontrar ni una sola fuente “con nombre y apellidos” que certificara fiablemente lo saludable de tal acto de (para mi) auto canibalismo. ¡Qué daño hace en las mentes eso de “estudios realizados hasta el momento“! Casi al mismo nivel de “me han dicho que …“. Deberíamos preguntar a mi “amiga” Gwyneth Paltrow qué opina. Parece ser que hay much@s que les ha dado por ello.
Y pensar que hace unas semanas @Dabizdiverxo fue vapuleado por las inmóviles mentes de algunos sarmientos anclados en su tradición por querer servir vino en pipetas … Eso sí … ahora, cada vez que vea a una mujer embarazada me quedaré con las ganas de saber si es una de estas “ultracuerpos” adheridas a esta práctica y cuál será el momento o modo escogido para hacerlo. Me hago mayor inexorablemente.
@disparatedeJavi
Tras comer semejantes manjares, las conversaciones de sobremesa deben ser un “coñazo”…
jajajajajaja … total!!!
Tío te has colado con las doula, algunas no te dan recetario si ni que aconsejan que la tomes en cápsulas.. XD
No, en serio, la placentofagia no va unido a las doulas para nada.
Hace unos meses hubo polémica y se acabaron mezclando historias en los noticiarios gracias a webs tan holistica y “fiables” como placentera.com, entre otras..
De todo habrá … seguro 😉