A estas alturas todo el mundo, excepto algún despistadillo, sabe quién se encuentra detrás de Barraca. Un sueño hecho realidad para Tere y Lauren (“Las María Cocinillas“). Un local montado con muy buen gusto, sencillo, acogedor “para disfrutar de buen producto y su compañía” como declaran en su web. Aquí la #gilicrónica de mi paso por este restaurante de relativa reciente apertura en Murcia.
La carta que se nos presenta al llegar evidencia que va rotando, girando, cambiando cada poco tiempo al dejarnos un folio impreso. Pero ea, se trata de una “taberna informal”, no pidáis gili detalles innecesarios. Soy de los que agradecen una selección corta pero también es un riesgo que no muchos se pueden permitir. Tras unos leves minutos nos decidimos por empezar con unas ostras, la mía al natural, la de mi chica en ceviche. Dame ostras y llámame tonto así que este primer bocado me supo a gloria.
Desfilaron después unas sardinas con escalivada ejecutadas a la perfección y con el sabor que se esperaba. El trato al pescado correctísimo. La verdura igual. Tras unos minutos de espera llegaba el lomo de atún con pesto de pistacho, boniato y calabacín. De nuevo unos formidables puntos de cocción. La presentación de este plato afeaba el resultado final pero rico, sabroso, lo era/estaba, sin duda.
Pero la estrella de la comanda fue la papada de chato murciano, crema de apionabo, huevo poché y setas. Indiscutible. Realmente delicioso y un plato que deben grabar a fuego en carta. Triunfo asegurado.
El desencanto llegó con el postre, un arroz con leche de coco e higos que nos dejó igual de helados que éstos. Un punto ácido muy elevado del arroz y una fruta que no se había atemperado antes de servir nos supuso un chasco después de tanta corrección a la hora de tratar los anteriores productos. Tampoco la presentación ayudaba mucho y desentonaba con todo lo anterior. Los postres hay que cuidarlos.
En definitiva, un buen ratico, pero si Barraca quiere mantenerse en el tiempo entiendo hay ciertos detalles que deben ir puliendo. Si bien, como he insistido, el respeto a los ingredientes en cocina es más que delicado y correcto, los tiempos de emplatado y servicio se alargan en exceso para elaboraciones que carecen de especial complejidad. Se trata de platos que nadie puede discutir que posean un sabor cuanto menos académico pero, para mi gusto, falta algo más de punch, de riesgo, de atrevimiento que, sin duda, creo que esta pareja tiene desde el mismo momento de se armó de valor y abrió Barraca sin cañizo alguno. Saber conjugar y equilibrar una cocina tan pequeña es tarea harto complicada.
* Gili detalle: al fin un local que cumple la legalidad vigente en cuanto a cobrar únicamente lo que pides: el pan, por otro lado, maravilloso.
@disparatedeJavi