Llegó el nuevo curso y con él, nuevos platos al menú de Julio Velandrino en La Taúlla. Ayer sacié nuevamente mi ansia de probar cada elaboración que sale de este pequeño geniecillo loco del fogón. Música contundente para la gastronomía de Murcia en este año académico que comienza. Aquí, la #gilicrónica.
La primera novedad que me encontré fue en los entrantes: antes de pasarlos por el paladar, me agradó y mucho la presentación: la mantequilla de cítricos, pimentón picante y tapenada de cuquillo sobre la tapa de un pequeño bote de la especia que se molía en la ubicación de este ya referente restaurante de la ciudad. Deliciosamente capsaicínico. El boquerón Thai se sirve sobre una pequeña base de ensaladilla (al más puro estilo “bicicleta”). Los toques orientales muy sutiles para no perder la esencia de este aperitivo tan de la tierra. Ya le encargué 3 cajas. El tercero de los aperitivos fue una brandada de bacalao con cherry confitado e Imperial que se mantenía a la temperatura perfecta gracias a su emplatado sobre una velita. El sabor del pescado equilibrado a la perfección. Una vez más, me hacen disfrutar del bacalao. El orden de degustarlos parece ser indiferente pero éste que seguí, me pareció redondo.
Turno para el “Gazpaviche” de tomate verde óptima de Los Torraos, con albahaca, sandía, guacamole y el garum de melva canutera que Julio Velandrino ha añadido a este ya clásico plato de este restaurante. Sencillamente delicioso y espectacular. Todo bien mezclado es un plato redondo. Desfilaba entonces ante nuestras retinas otro de sus top: “La Taúlla“, esta vez, y debido a la estacionalidad de las distintas verduras que utiliza, en lugar de espárragos como degusté antes de verano, eran unas mini berenjenas, con alcachofas en conserva propia y champiñón con, por supuesto, la calabaza totanera y el queso de cabra. Otro plato espectacular del que es imposible cansarse. Un consejo: mezclar todos sus ingredientes bien, sin miedo, como si estuvierais batiendo el cacao en vuestro desayuno. Los toques de mostaza vienen y van, las pipas suavizan, elevan, el queso lo hila todo … en fin, vamos a ponernos agresivamente felices: cojonudo.
Poco podemos añadir a estas alturas del “Huevo de gallina feliz“. Cada vez que lo cato, más me gusta. Ahora con un toque de embutido que hace elevar el resto. El nuevo emplatado se agradece a la hora de la comodidad en engullirlo. Al igual que el “Caldero de ajo negro con mújol y langostino del Mar Menor“. Maestros arroceros la familia Velandrino. Ese toque a regaliz que a mi me regala, inconfundible. Un plato, infalible.
Para terminar este nuevo homenaje, la carne, su “Secreto y papa spunta“. De las versiones que he probado, tal vez me quede con la que propuso en su menú “delMediterráneoAlaTaúlla“. Aún así, podéis imaginar que el plato llegó bien limpito a cocina. En el postre me regalaría otra más que grata novedad: “Higos, Moscatell, nueces, lácteos y anisados con helado de breva“. Un gran salto en el cierre. Un plato que eleva aún más la progresión de este cocinero murciano y que constituye un broche de vibranium para el menú de este inicio de curso. Tuve que renunciar a la otra opción chocolatera bajo riesgo de desmayo, pero a fe que no se me quedará en el tintero mucho tiempo.
Julio Velandrino empieza este año escolar como terminó el anterior: al alza de la mano de sus sabores, ésos que no puedes encontrar en kilómetros a la redonda. Ha comenzado un nuevo show y tiene pinta de colgar el cartel de “no hay billetes”. Apúrense.
@disparatedeJavi
(Foto portada: Pedro J. López thewildinstant.com)
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