He dejado conscientemente dejar pasar varios días hasta pasarme por el recién estrenadito Mercado de Correos de Murcia, la última incorporación a la gastronomía murciana. O al menos, eso vendían. Aquí, mi #gilicrónica de lo que sentí al cruzar sus puertas.
Lo primero que embutió toda mi curiosidad fue un halo de frialdad conceptual que ya había intuido solo con las publicaciones que habían devorado mis retinas al respecto. “Un chasco más”, mi inicial pensamiento. Parado en el umbral como alguien que busca un mínimo detalle inspirador, me di cuenta de que no iba a ser tan fácil abrazar el positivismo. Imagino que por el afán dictatorial de un clausulado infinito que firmar para ser parte de este despropósito, no hay un solo cartel identificativo de la oferta culinaria de los distintos puestos. Y pregunté a dos personas cuyo primer gesto fue respuesta más que suficiente. ¿Pero esto no es un mercado? Más bien lo asemejaría a un escenario prefabricado para una exposición de diseño de interiores. Debes acercarte a ellos para ver qué te proponen. Si tienes interés en alguno, tu primera visita te obligará a recorrer la plaza entera para saber dónde se sitúa el que escogiste.
“Una propuesta original”, había leído. ¡Tiempos extraños rigen la creatividad y originalidad! “Inspirado en el Nueva York de los años 30”. Todo muy cuco, sí. Punto y a parte.
Una mezcla cuanto menos raruna la que se ha instalado en la oferta. Junto a esos chicos de “El disparate“, cuya sucursal principal está a tan solo unos pasos de allí y que han intentado rodear la prohibición de cualquier imagen corporativa con un pan enorme serigrafiado con este originalísimo nombre (ejem), se instala la franquicia “Moshi Moshi”, por ejemplo. Un valor fundamental para nuestra gastronomía, sin duda. Podéis revisar todos los integrantes de este cúmulo de gastro despropósitos aquí.
No soy quién para discutir los precios que se han fijado que, por la multitud de quejas que me han llegado al respecto, ha sido la primera y última barrera para muchos. Pero sí seguiré lamentándome en mis sueños más húmedos con un lugar de verdadero encuentro gastronómico, que aporte valor real a la gastronomía de Murcia, sin apellidos, sin nombres. Un sitio donde convivan exposiciones, proyecciones, charlas, semanas temáticas de producto de la Región, pop ups, presentaciones … En definitiva un escaparate gastrocultural para esta ciudad. Un templo especializado y no un mezclum para incautos que los sigue habiendo, sí, pero cada vez menos. Especialización, otro valor harto extinto en este mundo.
Muchos me dirán “las plantas de arriba se destinarán a eventos”, pero no a los que yo me refiero. Ojalá me equivoque.
Y a mi, que haya una cerveza u otra, me da exactamente igual. Que sea “gente de fuera”, también. ¡Bienvenido el talento y el crecimiento venga de donde venga! Pero no es el caso, al menos, hoy día. En definitiva, creo que se ha perdido una grandísima oportunidad de regalarle a nuestra gastronomía un sitio que podría aún ser eso que tanto buscan los estudios de mercado, “referencia”. Otro asunto es la duda más que razonable de que haya un golpe de timón con los interminables folios de contrato que han tenido que firmar los que han decidido participar en esta gastro prisión conceptual. La gastronomía es dinámica, no rígida. Pero estaré loco …
(Foto portada: La Verdad)
@disparatedeJavi