Tras más de una semana en la que el formato original de la web sigue sin restaurarse, poco falta ya para que mi Silvy la remate, y, con la ayuda de @jarturosc – que me ha hecho subir un grado de confianza en la subsistencia del ser humano – retomo las viejas y buenas costumbres de darle a la tecla con una nueva #giliCrónica sentado a la mesa de Julio Velandrino.
Anoche y bajo el título “Del mar a la huerta” nos ofrecía una nueva oportunidad de probar sus platos en la terraza de “Blue Restaurant”, junto al CCT, para darle la bienvenida al verano. Unos que ya he tenido la suerte de probar y otros nuevos o con un retoque “2.1”.
Comenzábamos con la que lleva camino de convertirse en un clásico en su carta. Su homenaje al aperitivo murciano por excelencia: “Su, nuestra ya, marinera“. Deliciosa una vez más. Tal vez ayer falta de un punto más frío pero de sabor intacto. Podrías estar dándole al tenedor y la caña durante días.
Seguíamos con el “Tomate de temporada, sardina ahumada, albahacas y cuquillo” que nos hacía subir otro escalón. Productazo en la mano de este murciano y gaznate de los comensales que lo disfrutamos de lo lindo. Segunda ocasión en que me ponía frente a este plato y segunda ocasión en la que lo pasé como un enano con la mezcla de sabores y sensaciones bajo un equilibrio perfecto.
Turno para una nueva entrega de “Come coliflor nene y calla“. La “Coliflor, yema y trufa de verano“ siguió la escalada iniciada por sus antecesores. Sigue sorprendiéndome con este plato. Que me entre un deseo casi irrefrenable de pasar la lengua por la vajilla al ver coliflor cocinada es un misterio que solo se puede resolver si esta verdura la cocina Julio. La yema curada en soja del fondo del plato al romperse y mezclarse con ella en diferentes texturas junto al toque de trufa de verano dibujaron la sonrisa en la mesa.
Una sonrisa que quedó en stand by con la llegada del “Calamar, tinta y cítricos“, al que bauticé como “Stranger in the night” tras comprobar una distinta finalización a la que disfruté el pasado mes de abril (click!). Una vuelta de tuerca más que extraña a un plato que desmereció lo ingerido hasta ese momento pero que rápidamente se olvidó con la llegada a la mesa del “Arroz de caldero y lubina” y su cocción y sabor perfectos. Un punto de temperatura faltó a uno de los lomitos de pescado pero un cierre más que solvente a un menú que dejaba saciados en gaznate y alma a los allí presentes. Soy un clásico y preocupante obsesivo de la emulsión – para mi – por excelencia, el “alioli”. Un puntico de éste en el plato lo hubiese cuadrado cual pupilo del Sargento Highway.
Así, llegábamos al postre: “Botanical Cheese DISPARATE Cake“. ¡Tremenda! Un suspiro de placer generalizado recorrió la mesa con la primera embestida de cuchara. Suspiro que se repitió a mayor intensidad cuando descubríamos el higo encerrado en el corazón del plato que, junto al estragón, cerraban con un SABOR espectacular un nuevo “ratico” de los buenos con Julio Velandrino.
Menú más que certero en su planificación pero con pequeños errores de ejecución debido a las siempre difíciles trabas a salvar de una cocina pequeña como la que, a día de hoy, podemos encontrar en este emplazamiento. Sensaciones, ésas en las que os digo prefiero basar mis #giliCrónicas. Y, las de anoche, me transmitieron un deseo irrefrenable y sin vuelta atrás de encontrar su sitio donde poder ofrecernos todo su talento sin altibajos ajenos a su mano y que cierren a la perfección el reflejo de su cráneo en el plato … is coming …
Mi próxima cita con este pequeño geniecillo loco del fogón en “El Vinagrero”, La Unión y la nueva edición de las jornadas de “Alta cocina por los Cantes de Levante” (5 y 6 de julio) presentadas hoy en el CCT Murcia.
@disparatedeJavi
(Foto portada: @publishotfoto)