Arroz, conejo, caracoles y sarmiento … ¿hay alguna mezcla de ingredientes que suene tan apetecible? En mi caso, no. Es mi plato preferido. Y mi chica me llevó este sábado a Sierra Espuña a degustar uno de los mejores que han entrado en mi paladar en los últimos tiempos: La Perdiz. Aquí, una pequeña #gilicrónica.
Con la suerte de disfrutar de un día de luz, nos marcamos una de las distintas rutas que hay cerca del restaurante. ¿Qué mejor modo de abrir aún más el apetito? Con la satisfacción del ejercicio ya hecho nos sentamos a la mesa. La carta es bastante atractiva, en la que destacan distintos bocados de caza. Como quiera que no deseaba que nada me quitara el más mínimo porcentaje de hambruna para con mi arroz, solo pedimos un montadito de lomo de ciervo con salsa de castaña que estaba realmente rico y una ensalada pre digestiva antes del gran protagonista de la jornada. ¿Y qué decir de él? Pues en su punto … de todo: grano, especia silvestre, molusco gasterópodo y del pequeño mamífero de simpáticos incisivos. Simplemente PERFECTO. Regalazo de cumpleaños.
A pesar de quedarnos más que saciados con la ración de arroz, no quisimos dejar la oportunidad de probar los postres CASEROS: arroz con leche (cremosete), helado de higos secos (sorpresivo), coulant de chocolate (de sabor genial, de ejecución teórica regular) y una tarta de queso de la que me habría traído cuatro ejemplares.
Un lugar que muchos ya conoceréis pero a los que no, recomendarlo sin pestañear. Relación calidad-precio sobresaliente y un trato familiar y cariñoso que junto al maravilloso entorno, constituye una opción a tener en vuestra guía de boy scout culinario. Ideal para ir solos o con niños.
Volveremos.
(Foto portada: turismototana)
@disparatedeJavi