Casi como un adelanto de lo que esperaba al público que asistiera a la llamada “Calle de Tapas“, el cartel de este año de Murcia Gastronómica no podía ser mejor reflejo de lo que en ese recinto se vive. Cual espermatozoides peleándose cuchara en mano para poder catar lo que allí se ofrece, este año, se ha optado nuevamente por realizar este pasa calles claustrofóbico el amparo de las paredes de hormigón del Auditorio.
Ya lo dije el año pasado y, tras comentarlo con varios de los participantes, asistentes y ponentes, es absolutamente incoherente que viviendo donde vivimos, en este tipo de eventos, se obligue a la gente a introducirse en espacios cerrados y tan agobiantes teniendo fuera un recinto donde la Feria de Septiembre o el S.O.S. de mayo, hacen que el contador de visitas se dispare.
¿Cuestión de dinero? Pues imagino pero, ¿si se amplía el aforo haciéndolo al aire libre, no participarían más bares, restaurantes, empresas, … lo que repercutiría igualmente en la amplitud de financiación del Evento y así poder instalar unas carpas o toldos correderos para el supuesto de que Tláloc quisiera jodernos? Es algo en lo que seguiré insistiendo, repito, por el único y evidente hecho de que, de los privilegios de los que gozamos aquí, el tiempo, el sol, la luz, es el principal.
No me voy a extender más en ésta, mi cruzada particular. Es el turno de las ponencias a las que asistí. Como siempre digo, de todo y todos, SE APRENDE. Y así fue. El viernes 7, y muy a mi pesar, quedó en blanco para mi, por lo que el sábado por la mañana estaba allí clavadito para poder empaparme de lo que pudiera. “Huerta y Mar” de Alejandro Costa me sirvió de prólogo para la que tenía marcada en rojo: “La evolución de los platos y los productos en la cocina de Casa Gerardo” (@Casa_Gerardo) la cual disfruté mucho, a pesar de no poder probar las ostras que ante mi desfilaron, je,je … Y terminé la mañana con María José San Román y su absoluta dedicación al aceite de oliva (toda una gratísima sorpresa). Lo que hice después, los interesados lo sabemos, pero volveríamos a lo que se ha convertido en una de las razones para que me piense volver “como comensal” el año que viene: cuando comer se convierte en una lucha por mantenerte vertical en tanto decenas y decenas de humanoides que “han venido a comer lo que pueda por encima de quien se presente” … no, no es que entonces degustar tapas sea un placer. Todo lo contrario.
Ayer domingo me fue imposible acudir por la mañana (cómo me hubiese gustado ver esos talleres infantiles con @JulioVelandrino y @mariadobaro … dos murcianicos que valen mucho!) así que me marqué como hora tope la ponencia de @dlcocinero a las 17.40. Aprendiendo con él, esperé el turno de @JAMedinaGalvez, Jefe de Cocina de Zalacaín, para comprobar el secreto de esa delicia que son las patatas soufflé y, sobre todo, conocernos en persona que ya tenía ganas. Mi pequeña obsesión con este plato tan jodidamente rico se superará tras sus consejos. Ya, es una cuestión personal, jajajaja. Terminada su ponencia … para casa, y a pensar en las palabras que escogería para quejarme amargamente de que nuestro “Congreso Gastronómico” tenga tantas carencias que quede lejos el que, de momento, pueda ser una referencia a nivel nacional. Una lástima.
Detalles como establecer la Sala de Ponencias junto al “Bareto/Discoteca” y una Parrilla que funciona todo el día, no entiendo que sea un gran acierto de organización. Todo ello, contando con la educación cuasi inexistente de asistentes entrando y saliendo de las ponencias con mojitos en la mano. ¿Pero esto qué pijo es? Entiendo que si hay algo que realmente se puede entender como “Activo” de estos Eventos, son precisamente los ponentes, por ello me cuesta aceptar que la Organización no tenga en cuenta detalles tan pésimos como éstos que os cuento. Aún recuerdo a la pareja de jubilados indignados y rompiéndose las cervicales para mirar hacia la puerta con cara de Michael Douglas en “Un día de furia” cada vez que se abría (con toda la puñetera razón!). O gente que entra con la ponencia ya empezada y a los cinco minutos vuelve a levantarse para marcharse … Tengo claro que el problema de la educación en este país viene de largo … no solo de ahora.
En fin, por supuestísimo que el año que viene volveré. Eso sí, a sentar mis posaderas en la Sala de Ponencias y pasar efímeramente por el cuadrilátero de cemento de las tapas (a pesar que este año, precisamente, pocas colas tuve que hacer, je,je …). Todo un placer poder echar uno de esos “raticos míos” con Marcos Morán, Juan Antonio y una lástima no disponer de más tiempo con Juan Antonio Medina. Como dije anoche, siempre me da especial gusto encontrar a gente maja y sanota, y ellos, lo son. ¡Otro día, más y mejor! Por supuesto, con unas buenas cañas y sin Kronos silbando la oreja.
Pd.- Si no habéis probado los helados de Rubén Álvarez, la cocina de Lima Limón Bistró (de Sebastián) o la Ginebra Trykornita … estáis tardando!