Como os prometí ayer, os dejo una breve #giliCrónica sobre el Restaurante Malena, argentino situado en la Plaza Puxmarina. Allí tuve la oportunidad de cenar el viernes pasado junto a los amigos de toda la vida y, para ello, contratamos un menú bastante sencillo pero más que equilibrado en precio-calidad-cantidad.
Lo primero que me gustaría contaros es que el trato recibido por todo el personal fue excelente, cachondo, cercano y no por ello menos profesional. Ya estábamos relajados en la mesa. No voy a diseccionar cada plato de esa carta customizada para el momento pero sí os repetiré que nada hubo que nos chirriara o hiciera que la comida volviera intacta por donde había venido. Al contrario. Más que eficiente.
Tal vez solo hubo un par de “peros”. El primero se solucionó inmediatamente ofreciendo en lugar del “vacío extremadamente pasado” que nos sirvieron, unas mollejas tremendas (en tamaño y calidad). Acción-reacción. El segundo, al menos para mi canibalismo extremo, fue servir demasiada cantidad de una verdura bien rica y, por contra, limitada carne en proporción. Pero con el precio ofertado y todo lo incluido en él, es más un deseo ansioso mío que una mala elección o defecto del cocinero.
No pude resistirme a darles las gracias por servir unas verduras en tempura crujientes, en su punto, con sabor y olor, algo que en Murcia parece tan sencillo y es tan estúpidamente difícil encontrar.
Me quedé con ganas de probar más cosas de la carta pero estoy seguro que volveré.
No busquéis una excelencia supina de premios de otras esferas. Estamos hablando de un restaurante más que solvente con un producto acorde al precio y sabor ofrecidos y de un menú pre establecido y no de la carta, insisto.
Coherencia. Eso que tanto me gustaría se convirtiera en una plaga que asolara la humanidad. Gracias Toni por menear esta reunión de viejas glorias. ¡Touché!
Y el domingo se inauguraba Rin Rán.
Expectación era poca la que se montó con la noticia, entre otras cosas, porque en esta ciudad hay que calzarse el traje de danzas exóticas para festejar la organización de eventos fuera de barracas y desfiles esperpénticos.
Leer la prensa tras un día en el que has tenido tus propias sensaciones y comprobar que los conceptos de aquéllos y lo contemplado por tus retinas se sitúan en extremos opuestos no hace otra cosa que reforzarme en la creencia de que aquí, en Murcia, hace falta un reseteo en cuanto a lo que significa “organización exitosa de eventos”.
Si “éxito rotundo” se refiere única y exclusivamente a la afluencia en masa de público, perfecto, no he de comentar nada más. Irremediablemente fue todo un “éxito” que los asistentes tuvieran que tragarse un atasco de más de 40 minutos para poder llegar. Más tarde la Policía (ésa que llegó cuando ya estaba todo el pifostio montado) cerró el acceso por riesgo a una estampida. Sé de gente que no pudo llegar o tuvo que dar la vuelta. También resultó todo un “éxito” que tras estar plantado unos 15 minutos en una cola para engullir una hamburguesa el cocinero alentara a los allí parados al son de “el que quiera hamburguesa tiene que esperar media hora“. Sumen ustedes. Y, finalmente, un “éxito familiar” el poder ir con los peques ya que había un “excelso” parque infantil con DOS hinchables en el que los niños podían jugar 5 minutos antes de volver a ponerse en la cola a esperar otros 20. Vuelvan a sacar la calculadora. ¡Eso sí! Probé unos nachos cojonudos. Caseros, todo un milagro en estos tiempos que corren.
Una sugerencia: ¿por qué no acotar el aforo con una entrada de (por ejemplo) 2 € con consumición? Evitas avalanchas y le das ese aire de “exclusividad” por un precio irrisorio que todo el mundo estaría dispuesto a pagar para poder disfrutar sin masificación de cuerpos. Al mismo tiempo conseguirías crear expectación y ganas de ir al domingo siguiente al que no pueda entrar. Crear “una marca” y no el miedo a no saber si habrá que pasar por lo mismo si quieres volver.
Lo cierto y verdad es que PUEDE SER un éxito. PUEDE SER un lugar donde ir a pasar un domingo entre amigos (insisto, yo no volvería con niños de seguir así) y disfrutar con infinitas posibilidades de evolución, mutación, oferta, adaptación y sí, exitoso. Pero para mi, “éxito”, requiere una conjunción de múltiples aspectos. No solo sonreir por ver a la masa llegar al campo. Luego hay que jugar el partido. Y el resultado de éste depende de variables de las que no hay que menospreciar ninguna. Volveré, eso seguro.
@disparatedeJavi
todo esplendido, a pesar de lo mencionado, largas colas y los truck de bebidas muy alejados de los de la comida, y el abuso de comensales en las mesas para comer, ya que las usaban para leer el periódico, chatear, y de tertulia , y los comensales de pie en algún rincón.
Sí, Enrique, el tema de la educación altruista de la gente … ya sabemos que por estos lares es casi inexistente … Yo, personalmente, junto a mis dos peques, casi me veo “aplastado” por una señora que quería sentarse a toda costa a pesar de verme esperando a que otra pareja terminara de levantarse para poder acomodar a mis hijos …