“A todos los tontos es por donde les da”, me decía mi padre y al que teclea le ha dado este verano por saciar su ansia de especia (ahora que incluso en San Sebastián Gastronomika se hablará de ella) cerrando el círculo de los 4 restaurantes de cocina hindú que hay en Murcia. Ayer, turno final para “Sabor Hindú“. Aquí, la #gilicrónica y la comparativa entre las opciones que tenemos en la ciudad.
Como ya sabéis, mis entrantes, arroz (Pilau), naan (Peshwari) y primer plato (Pollo Tikka Masala) son inamovibles. Más si deseaba hacer una comparativa fiable qué menos que probar los mismos o similares platos. Ayer tuvimos una nueva oportunidad de comprobar dos cosas: comer un auténtico papadum en Murcia es tarea casi imposible y que el concepto vegetable pakora, solo se respeta en un 25% de ellos, es decir, ¡en uno! El pan de lenteja característico volvió a consistir en una torta totalmente insípida, sin olor, sin ninguna gracia, sin especia. 4/4 de los restaurantes hindúes de la ciudad te lo sirven como un simple gadget con el que acompañar las salsas iniciales. Salsas que, también hay que decirlo, tanto en cantidad como calidad no están tampoco muy arriba. Una vez más no nos lo cobraron. Hace años ni siquiera figuraba el precio en carta sino que eran entrantes que te servían nada más sentarte. Años más tarde, el marketing gastronómico ha hecho mucho daño: “los ponemos en carta como para cobrarlos pero luego nos marcamos el detallazo de decirles que se los regalamos”. A mi, con ésas, no. ¿Y la pakora? ¿Ha sido reducida al concepto occidental de fritura de verdura? ¿Dónde está esa mezcla de ella en forma de buñuelo irregular? ¿Ya ni siquiera preparan la masa casera? Otro mini surtido de coliflor, berenjena, calabacín y un aro de cebolla que vimos desfilar por la mesa. Un nuevo día de batacazo en los entrantes.
Si la semana pasada, en “Pasión India“, esta afrenta inicial se borró con los principales, arroz, pan y, minutos más tarde, el postre, en “Sabor Hindú” no sucedió lo mismo. El naan, correcto, algo pasado y el arroz, ni fú ni fá, no aportaba absolutamente nada al plato. Es cierto que el cereal se suele pedir casi exclusivamente para bañarlo con la salsa del plato escogido pero no aportar ni un solo matiz, tampoco. El pollo Tikka Masala, bastante (esta palabra que invita a chupito en los concursos televisivos de cocina) … plano. ¡Si es que cuando un plato hindú no te revienta las fosas nasales con la especia, mal vamos! Ayer optamos por una nueva variedad de cordero, el Jalfrezi. Éste si desprendía aroma apetecible y apetitoso pero a la carne le faltaba bastante cocción. Había que pasarla por las muelas bastante lo que hacía que el regusto a cordero predominara ante la especia. Mal, la verdad. La salsa, sí, cuasi perfecta para mi gusto.
Nos veíamos pidiendo la hora para salir de allí pero aún quise forzar más la máquina y pedí la carta de postres que me informaron no existir. Me recitó las propuestas y, como la semana pasada, al escuchar “pistacho” y “helado” no hubo más que pensar. Las presentaciones en este tipo de restaurantes ni se plantean, eso lo tenemos claro, ¿no? Es el SABOR lo que importa. Ayer poco rastro de éste encontramos. Nada que ver con el despertar que me supuso el de hace unos días. En definitiva, otra experiencia hindú de orilla de playa. Bastante pobre en matices. Algo, para mi, impensable en la cocina hindú. ¡Con lo bien que lo/me habían puesto el local! Otra vez.
Cerrado el círculo pues, os dejo una pequeña comparativa/resumen de las 4 opciones que hay en Murcia: Gandhi, Ekam (del que ni siquiera escribí #gilicrónica), Pasión India y Sabor Hindú:
- Entrantes. Conclusión definitiva: si queréis comer un papadum como Shiva ordena y dispone, contactad conmigo y os indico donde adquirirlos porque en ninguno de los 4 he podido probar uno de verdad. En cuanto a las salsas que acompañan los entrantes, me quedo con las del Gandhi (exceptuando una especia de pipirrana infame que me sirvieron) al igual que con la Pakora de verduras. En ese restaurante fue el único donde pude probar una de verdad, no una fritura en tempura.
- Principales. Sin mentar el Ekam (la última vez que lo haré), una combinación entre Gandhi y Pasión India. Sin duda, los dos sobresalen muy por encima de sus competidores. Me quedo con el Tikka Masala del primero y la especialidad de la casa del segundo que me pareció deliciosa.
- Acompañamiento: de nuevo, una combinación entre el naan de Pasión India y el arroz del Gandhi.
- Postres: el helado de pistacho de Pasión India, perfecto y el gulab jamun de Gandhi, más que cumplidor.
En definitiva, si tuviera que escoger un restaurante hindú en Murcia iría a estos dos, descartando la otra pareja. Aunque me los regalen, no pediría papadum y optaría por un pollo tikka o alguna samosa como entrante o, al menos, preguntaría qué tipo de pan de lenteja tienen (pero la respuesta es obvia). Atendería mucho a las especialidades del chef en Pasión India y no dejaría pasar el Masala o Vindaloo del Gandhi. Ahora sóis vosotr@s los que tenéis que probar antes de que este tipo de cocina se ponga de moda y os metan en cráneo y paladar matices que aún estáis a tiempo de descubrir vosotros mismos. Los caza tendencias tienen un nuevo objetivo para el curso que viene: la especia. Véase San Sebastián Gastronomika 2017.
(Foto portada: Sabor Hindú)
@disparatedeJavi