Que hay vida más allá del zumo de cebada estrellada es algo que muchos murcianos sabemos hace tiempo gracias a nuestro insumiso ansia por disfrutar de cosas nuevas sin anclajes orgullosos e irracionales. Y, gracias a templos cerveceros como Shooter´s Lab, tenemos lugares donde saciar esa inquietud por sabores y sensaciones nuevas. Aquí, mi #gilicrónica de uno de esos sitios que debes guardar en tu agenda gastronómica de Murcia.
Ainoa, Juan y Diego son los artífices y arquitectos de este santuario del lúpulo. Los dos primeros son vuestros maestros anfitriones, los encargados de daros a conocer las virtudes de cada una de las cervezas que recomiendan como maridaje a las casi milagrosas creaciones que Diego elabora en una cocina ínfima y que nada tiene que ver con lo que los asiduos a este tipo de establecimientos están acostumbrados a degustar. Nada de fast o trash food. Aquí hay enorme cerveza e igual cocina.
La pizarra que marca las referencias bebibles y comestibles va cambiando a diario. Quedarse quieto e inmóvil solo para salir bien en las fotos. Aquí hay un dinamismo maravilloso y cariñoso que se refleja en todos los aspectos desde que cruzas la puerta de esta fábrica del sabor.
En mi última visita, y al ser cinco hambrientos del disfrute, decidimos probar “uno de cada”. Comenzamos con una de las especialidades de la casa: las croquetas, ese estandarte de nuestra gastronomía y que no todos pueden presumir de hacerlas correctamente. Pues aquí ya os digo que sí. Si hace unos días sonreía de placer probando la de michirones, esta vez fue de fideuá. Cremosas, untuosas y con sabor a lo que dicen. Perfectas.
Seguimos con el “Wok de verduras estilo Thai, papa arrugá y almogrote“. Un carrusel de sabores y texturas sencillamente delicioso donde cada bocado te llevaba a un rinconcito distinto pero siempre con un gustoso suspiro. Como ya veis en las fotos las raciones son tremendamente generosas lo que hace inevitable el “pedir para compartir”, algo a lo que es imposible resistirse si eres un disfrutón que quiere probarlo todo.
“Ajoatao, carbonara de papada, refrito de piñones y azafrán y un toque napolitano” la siguiente delicia en desfilar. Es difícil describir la sensaciones que te regala este plato. La cocina y el perfecto equilibrado maridaje de Shooter´s Lab es algo que ya os adelanto es difícil encontrar en Murcia fuera de corsets y menús cercanos a los 100 euros. Fue el único plato que destapó mi estúpido escéptico … pero esa sensación desapareció al primer bocado.
Otro ejemplo más de que la cocina de Diego es de las que hay que probar sí o sí fueron las “Alcachofas confitadas a la romana, gambas al ajillo y salsa de zamburiña“. ¡Puah! Qué mejor que describirlas con algo que se escuchó en la mesa al primer ataque de cada uno de los comensales. A estas alturas los platos volvían a cocina tras pasar por el inmortal arte de “sopar pan”.
¡Ojo! Faltaba aún sentir un hormigueo genital orgásmico con los siguientes dos platos: “Pato confitado, ragú de setas del mundo y guarnición” y “Carrillada de ternera guisada, glaseado de sus jugos con flor de macis, haba tonka y Stroganov con cebollitas“. Si el pato nos pareció manjar de deidades, la carrillada, perfectamente cocinada, trajo ese cruce de miradas que tanto me pone cuando disfruto de una comanda bien acompañado. Dos platos absolutamente brutales y (ahora la diplomacia dialéctica la dejo para los correctamente tediosos) jodidamente ricos.
Siempre presente ese baile irresistible de sabores y texturas que te alejan por un bocado de cocinas repetitivas, desquiciadamente similares y, a ratos, aburridas de la ciudad. He dicho. Originalidad y un sabor de los que te revientan la odiosa zona de confort de tu paladar. ¡Bravo!
El estómago decía basta pero el “Birramisú” nos arengaba a terminar este homenaje a cucharada limpia sobre él. Arrepentimiento cero por dejar hueco a este postre tan eficiente como gustoso y que, cada día, varía en función del “bizcocho” que a Diego se le antoja.
Shooter´s Lab es un lugar donde ir sin prisa y con muchas ganas de saborear tu compañía, cerveza y cocina. Donde entrar con el tiempo congelado y disfrutar de un ambiente sincero, real, cercano y de un producto tratado tal y como son Ainoa, Juan y Diego, para tenerlos siempre cerca.
No sabéis cómo me congratuuuuuula tener sitios así en Murcia. Como rezaba uno de los diálogos inmortales de la obra más emblemática de uno de los grandes genios de nuestro cine recientemente fallecido: “todos somos contingentes pero Shooter´s Lab es necesario”.
Consejito de última hora: no vayáis de listacos y dejaros guiar.
GRACIAS.
@dispararatedeJavi