Ir a comer a un sitio y, por cosas del destino, acabar en otro pero al que tenías ganas. Eso fue lo que me pasó el viernes pasado al sentarme a la mesa en “Steak Burguer” de Murcia. Aquí, la #giliCrónica de un momento “Big Kahuna”.
Dícese de un momento así el que te evoca la imagen de Samuel L. Jackon en Pulp Fiction saboreando y moviendo bigote con la hamburguesa del membrillo al que segundos después agujerea como gruyer. Eso fue lo que sentí al comer en esta franquicia. Melosidad, sabor, potencia, punto perfecto y una guarnición complementaria y no excluyente. No hay que pedirle mucho más, ¿cierto? Saber ser y estar, no más.
De primeras no pude resistirme a comprobar si hoy día aún hay alguien que se preste a preparar unos nachos crujientes. Parece fácil, ¿verdad? Seguro que todos habréis pensado lo mismo … pues aquí, me los comí. Los “Steak Nachos” (chili con carne, queso fundido, pico de gallo, jalapeños, guacamole y crema agria) hicieron que recuperara la fe en los triángulos de maíz. Crujientes (todos) bajo un más que generoso acompañamiento. Cogieras el que cogieras no te lo metías en la boca seco como la boca de Jack Nicholson o empapado como las galletas del desayuno infantil. Perfectos me atrevería a decir a excepción del guacamole. La tendencia a pasarlo todo por la hélice no me apasiona. Soy más de picarlo todo mucho y encontrar esos diminutos trozos en él, pero … en pocos sitios lo voy a encontrar así. Eso sí, una ración más que satisfactoria.
Y llegaron las reinas de la casa. Con la posibilidad de customizártela al gusto, desde la carne al tipo de pan pasando por la guarnición, mi chica se decantó por la Jack Burguer (Lechuga, tomate, queso monterrey jack, bacon, salsa bourbon y aro de cebolla) y yo por la Tijuana (Guacamole, jalapeños, salsa cajún y pico de gallo), ambas de buey y 160gr pensando, incautos, que podríamos dejar hueco para probar algún postre. Lo dicho, infelices. Desde que mi querido Antonio Arrabal me hiciera gozar con las suyas este verano no había probado una hamburguesa tan correctamente hecha. Rica, muy rica. Podría intentar inventarme chorradas técnicas para describirlas pero me atragantaría con mi propia bilis. Simplemente geniales, apetitosas, melosas y más que concluyentes. No como otros que tican sus “creaciones” a 17 euros para servírtelas con pan que se desintegra a cada apretón y con una guarnición fresca como los poemas de la “malograda” Gloria Fuertes. Aquí, la carta.
Nunca he sido muy amigo de las franquicias o similar pero cuando algo se hace bien qué más da que la cadena de montaje tenga un apellido u otro. Francamente recomendable para esos días en que el cuerpo te pide mancharte los dedos y comisura de los labios con una BUENA hamburguesa. Nosotros sabemos que volveremos.
@disparatedeJavi
So that’s the case? Quite a revelation that is.