¡Bienvenidos a la República Independiente del SABOR! Mucho tiempo hacía que no pasaba por Yakitoro y un cabronzuelo me había puesto los dientes muy largos un par de días antes. Este finde tuve una nueva oportunidad de recordar lo genial que se come allí y lo a gusto que te hace sentir el equipo de Alberto Chicote e Inma. Aquí, una nueva #gilicrónica.
Con la que ha caído en Madrid este fin de semana mis labios solo podían balbucear la palabra “cerveza”, si es una Sapporo bien fresquita, mejor. Hay varios must que da igual que coma el resto de mis días, como las “Berenjenas en tempura con miso rojo y pimentón“. Flipo cada vez que las pruebo con el punto de cocción tan meloso. Al igual que el “Tataki de atún con ajo blanco” del que podría estar comiendo yakitoris y yakitoris. ¿Y qué decir del “Tuétano con lascas de atún“? Una deidad de la brasa. Pero ése, es el pre postre siempre.
“Espárragos y romescu de cacahuete“, una vez más la cocción de verdura perfecta y una salsa deliciosa, DISTINTA. Alternándolos con un poco de “Arroz blanco aliñado con sabores de Oriente“, otro bocado perfecto y del que no te cansas. Otra de las grandes virtudes a mi entender de Yakitoro. Esa fusión de sabores de productos más comunes por estos lares pero que siempre llevan el toque de Alberto Chicote, un toque, cada vez lo tengo más claro, adictivo y … diferente, insisto. Como la “Ensalada de espinacas, queso manchego y salsa cremosa de tofu y hierbabuena” donde solo el lácteo cuadra en mi libreto de preferencias pero que, todo en su cuenco mezclado y con la temperatura que había tenido que soportar en la calle, me pareció un manjar divino al que meterle cubierto continuamente.
Fuera de carta probamos unos “Puerros glaseados con alioli de ajos fritos” que borraron de un brasazo mis prejuicios contra este vegetal. De hecho, muchas peleas culinarias me han costado los dichosos puerros. Con éstos podrían haberme pedido matrimonio. Les pondría un pequeño altar en el huerto. ¡Qué ricos! Tampoco había probado antes los “Boquerones fritos en tempura con aderezo de ñoras dulces“. Craso error. Recordadlo la próxima vez que aposentéis vuestros paladares en su casa. Más en esta época del año que parece te llaman más.
Para acompañar las clásicas “Patatas fritas en tempura con salsa de sésamo tostado” (¡cómo cambiar el cuento de unas chips, eh!) el “Pollo frito crujiente con salsa agridulce cañí” y el “Secreto de cerdo Ibérico a la brasa con vinagreta de mostaza dulce“. Lo dicho, la brasa es dioooooos. Aunque ojo, no todo el mundo está preparado para conseguir EL punto. En Yakitoro es el artículo 2 del Reglamento de régimen interno del encargado de las brasas. Excelentes.
Otro de los nuevos bocados excelsos que probamos fue la “Parpatana de atún con salsa de miso y yuzu“. Si queréis parecer expertos explicando cuál es exactamente este pedazo, leed esto. Casquería decían … Cortado cual “chuleta” y de sabor nada infravalorable. Simplemente nos encantó. Justo antes de recibir al rey de reyes de la parrilla en Calla Reina: el tuétano. Una vez más el ansia pudo con nosotros y, a pesar de hablarlo, lo devoramos al llegar sin posibilidad alguna de inmortalizarlo en Instagram. Da igual, aquí os adjunto una foto mejor que la que hubiese echado yo dados los temblores de paladar que me produce verlo venir. Excelso. Es una debilidad, lo confieso.
Se acercaba el final y dos postres nos llevaron de la mano a un nuevo final feliz en casa de Alberto: el “Limón, limón” y el “Crumble de manzana y helado de vainilla“. El primero cubierto de un merengue jodidamente perfecto (sí, jodidamente perfecto, insisto). Como buen murciano y de tradición de merengues así lo afirmo sin pestañear y con el tono con el que suena. El crumble es otra apuesta fija en la parte final de la comanda y que ha ido mutando en distintas formas y presentaciones pero que sigue guardando la melosidad y sabor de mi primera visita.
Tampoco dejéis de probar el que ya se ha convertido en un clásico: el helado de fresa y wasabi. Brutal.
En definitiva, otra experiencia de lujo. Yakitoro se ha convertido en sus 3 años de vida recién cumplidos en un auténtico indispensable en Madrid. Un sitio donde disfrutar, disfrutar y disfrutar del sabor, sabor y sabor de Alberto Chicote. En unos tiempos escabrosos donde hay ciertos sectores aventajados craneal y profesionalmente que otorgan mucho más protagonismo al cómo llegar a una elaboración determinada sin importar el sabor que se obtenga, seguir siendo sometido a la dictadura de lo RICO y no a texturas sin sentido aparente en paladar, es mi credo inamovible. Y aquí, así es. Y doy gracias por ello. Toda una aldea gala irreductible.
Pero no solo de los platos vive el comensal, su equipo es otro de los grandes activos. Como hablamos en la sobremesa, ir a comer allí es entrar, permanecer y marcharte de buen rollo. No falla. No tiembla. No duda. Se entra con una sonrisa y se sale igual. Gracias una vez más.
Y no será la última … eso, seguro.
@disparatedeJavi
A ti te han invitao fecha fijo compartir, porque el servicio es de los más bordes que yo he visto.
Gracias por demostrar cuánto sabes de mi, querido hater … tal vez uno reciba lo que desprende …