No suelo escribir sobre mi trabajo en este, mi blog, pero mi posicionador me ha dicho que empiece porque parece que no todos estáis al tanto de mis disparates gracias a ese algoritmo que hoy día nos menea a todos. Así que no veo mejor modo de comenzar esta nueva sección que con “El club de los 150, el daño del community manager“.
Si os dedicáis a gestionar las redes sociales de terceros sabréis de qué os hablo si digo “sobrinity manager“, ese especialista que hay en todas las familias de empresarios y que realizan a diario una maravillosa planificación en los perfiles de la mercantil de su tío. Buenos, bonitos, baratos, obedientes y con un manejo de Tik Tok que impresionaría al mismo Mr Uekusa.
Muchas veces ni cobran en euros. El trueque en especie es válido para ellos. Hace relativamente poco mi carnicero me invitaba a seguirle en redes sociales. Unos días antes mantuvimos una conversación cuanto menos cachonda sobre lo importante que es hoy día el trabajo en nuestro sector. “¿Las gestionáis vosotros?”, pregunté. “Un amiguete nos hace un par de publicaciones a la semana y le pagamos en carne”. No hay más preguntas Señoría.
Tampoco hacen un flaco favor al trabajo y valoración de un community manager las agencias de comunicación que incorporaron este importantísimo sector del business actual a pesar de renegar en privado de esa cuota de negocio. Suelen tener a un becario al frente y el cliente suele pagar una media de 150€ por tenerlo las 8 horas de su jornada laboral presencial a su disposición.
O los que ya tienen una cartera de vida y contactos hechos por otros negocios y asumen el mismo servicio por importe similar por miedo de perder ancestrales clientes y/o amigos.
¿Puede que estemos ante una de las profesiones peor valoradas en este país? Seguro.
Pero ¿de quién es el problema? ¿De los que pagan esa ridícula y sonrojante cantidad o de los que aceptan la prestación de dicho servicio rozando la esclavitud?
Hagamos un simple cálculo en base a la gestión de las tres redes sociales más comunes: Facebook, Instagram y Twitter. Vaya por delante que la razón fundamental que da el que busca un community manager es la falta de tiempo y, por tanto, atención y esfuerzo. Pocos se declaran paganos en la materia. Una razón más que suficiente para pagar nuestros servicios.
Desde aquí os recomiendo que compartáis esta imagen cada vez que os ronde el cráneo contestar insanamente a vuestro interlocutor. Podéis acompañarla de la siguiente cuestión: ¿Tu trabajo, producto o servicio lo valoras igual?
Evidentemente el cliente u ofertante de empleo nos exige tener conocimientos de diseño, maquetación y edición de vídeo, programación (no olvidemos que por el mismo precio muchos exigen mantenimiento de web y publicación semanal en el blog), masters en todo lo que lleve el apellido “digital”, idiomas todos, astrología, ciencia, ingeniería espacial y, por supuesto, estar a full time sentadito en una silla a escasa distancia de sus retinas.
¡Ni qué decir de resultados traducidos en ventas! ¡150€ es más que suficiente!
¿En qué parte de esta cadena de sinsentidos se perdió la especialidad? El nuevo mayordomo digital.
Paremos este disparate.
¡Hagámonos valorar! Entre todos, sin exclusión. Las agencias que cobran miserias por contentar al cliente con un servicio más de becario, el personal incapaz de valorar el trabajo de otro como el suyo, el que araña para la saca sin importarle nada más, los clientes de mentalidad analógica, … todos estamos en el paquete de descarga.
Os invito a resistir y seguir luchando para que el daño que se le está haciendo entre muchos, incluidos supuestos compañeros, vaya mitigándose más pronto que tarde.
En nuestra tecla está.
@disparatedeJavi