Otra de mis promesas internas que cumplí este sábado yendo a cenar a “La Bien Pagá“. Y, sin duda, bien pagada estuvo la cuenta tras degustar lo que David Lainez decidió servirnos como muestra del buen trabajo que allí desempeñan.
Otro sitio de ésos para apuntar en tu libreta, apartado “raciones y/o compartir” que tanto nos gusta a los murcianos. Íbamos con el pensamiento de echar un ojo a la carta pero al llegar nos encontramos con que seríamos cobayas de lo que “el Jefe” decidiera. Tipo de sumisión que, personalmente, me encanta cuando voy a un lugar por primera vez. Nadie tira piedras sobre su tejado y el sábado, no iba a ser la novedad.
Comenzamos con unos mejillones en vinagreta cítrica de pomelo y naranja que -a pesar de no tener el beneplácito de alguno de los comensales- me resultaron originales, divertidos y para tomarte varios acompañados de una buena caña, junto a un plato de jamón excelente y un “cristal de pan” con aceite y tomate para acompañarlo. La cosa pintaba bien. Hasta ese momento solo un “pero”: que la cerveza fuera Cruzcampo. Imagino que el precio que su semejante murciana más ilustre hace que pagues por sus barriles invitan a buscar otros horizontes en la elección del zumo de cebada para tu negocio. Absolutamente comprensible.
Un tomate con gusto y olor acompañado de piparras, cuquillo y bonito y arenque – con su curación “al pelo” – bañado en AOVE nos refrescó los gaznates justo antes de ver llegar las “CroqueBalls de gallina y jamón“. Espectaculares tanto de tamaño como de sabor y cremosidad. A simple vista el tamaño te invita a pensar que lo que te vas a encontrar al romperla puede no estar bien cocinado pero nada más lejos de la realidad. Francamente, perfecta. Había leído críticas sobre su tamaño, precio o acabado. Nada de eso observé en la que ingerí la noche del sábado. Todo lo contrario.
David decidía dejar tocada nuestra línea de flotación con el “Calamar Torpedo relleno“. Tal vez lo único que le faltara fueran “las paticas” crujientes en plan guarnición (es otra de mis obsesiones de desequilibrado), pero tanto el relleno como la mezcla de aceite y mojos que bañaba el fondo del plato acompañaban de lujo a un tierno y nada correoso téutido. Gustó mucho. Para culminar un ración de “Pluma Ibérica y chimichurri” al punto de sal y cocción. Tierna, jugosa. Quizás la ración algo pequeña para compartir entre cinco bigardos, pero suficiente para irte directo al postre contento con lo cenado hasta ese momento. El “chimi” me sobró viendo el sabor de la carne. Ella sola triunfaba.
Y el postre, un muy buen final: “Crema chantilly con crocante y torrija” que, a pesar de que sabéis no soy muy de dulces, me dejó con un recuerdo redondo para terminar. Pero ¡ojo! el cierre lo dio un “Asiático” preparado como mandan los cánones y antepasados del Albujón. Perfecto.
El segundo, aunque excusable “pero”, fue el tiempo que transcurrió entre plato y plato solo que, atendiendo a las fechas y al lleno absoluto del local, es un obstáculo salvable a la hora de verter mis pensamientos en esta #giliCrónica de un “acierto anunciado”. Ya había estado antes tomando una caña rápida/aperitivo y la barra es otra muy buena opción para disfrutar de la cocina y producto.
Es más que probable que con la llegada de “La Bien Pagá” haya acabado el gafe que perseguía a ese local por donde han pasado varios proyectos que no han logrado tener continuidad. El producto y el tratamiento que David y su equipo le dan, es la mejor baza para romper esa maldición. Apuesto por ello. Volveré.
@disparatedeJavi
(Foto portada: facebook.com/labienpagagastro)